🥀Paseo🥀

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El mayor me ayudo a vestirme ya que tenia una bata de hospital, salimos de la enfermería y recorrimos muchos pasillos, aun me dolían un poco mis piernas al caminar pero era lo de menos.

Llegamos a otro lugar, había muchos asientos, pero no había nadie.

—Siéntate aquí —habló aquel hombre señalando una silla enfrente de una ventana —Esperame un momento, yo me llevo esto —Tomó algo de un asiento y comenzó a guardarlo en una especie de bolsa.

Después de unos minutos esperando por fin salimos de aquel lugar, había mucha gente por todos los pasillos.

—¿En donde estamos? —Hable con algo de duda, no reconocía nada.

—En la academia, aquí estudias y estas son tus cosas —Habló el mayor mostrándome lo que llevaba en la mano.

Seguimos caminando hasta llegar a otro sitio, era un lugar abierto y había muchos autos, fuimos directamente a uno, al momento que el mayor me abrió la puerta, adentro habían dos personas más, un chico de pelo morado y una niña que al verme se abalanzó hacia a mi dándome un abrazo.

—¡Holaaa! papá llamó a Shinso, dijo que estabas enfermita —Habló la pequeña niña al separarse de mi.

—¿Papá? —hable algo confundida mientras entraba al auto.

—Ajam, papá —señaló al hombre que deba la vuelta para subirse al auto.

El camino fue silencioso por unos cuantos minutos, después aquella niña comenzó a reír, mire por el espejo y vi como ella y el otro chico jugaban, era una escena muy linda, mire al lado y ahí pude observar a aquel hombre, era muy apuesto, su mandíbula estaba muy marcada, su cabello despeinado se le veía muy bien, con su mano izquierda sostenía el volante y al tener la camisa levemente doblada hacia arriba se podían observar las venas de esos brazos.

Despues de un no tan largo camino. Llegamos al lugar, era un parque, había juegos para niños.

Bajamos del auto y la pequeña niña se fue corriendo a unos juegos, el otro chico fue detrás de ellas, tal vez eran muy unidos. Camine un poco para adentrarme en el parque, pero me tomaron de la muñeca

—Ven —Tomó mi mano y caminamos unos minutos, salimos del parque y entramos a otro lugar, era un lago. —¿Recuerdas este lugar?

Negué con la caveza, según yo no había perdido la memoria del todo, solo que estaba algo confundida y algunas cosas no eran coherentes.

Pude observar el lugar, era muy lindo y cálido, algunos recuerdos comenzaron a aparecer aún que eran muy confusos, me aleje un poco para sentarme en una banca que había cerca de ahi. Aquel sujeto se quedó ahí parado mientras me miraba.

—Te vez muy linda— Habló mientras se acercaba.

Aun no entendía la relación que tenía con el, al principio pensé que era mi padre por la diferencia de edades, pero cuando me beso supe que no lo era.

Se sentó junto de mi y me tomó de la mano, lo mire por unos segundos y me di la vuelta. Me tomo de la cintura ye apego a él.

—Te amo mucho y no quiero perderte cuando recuerdes todo— Habló a mi oído.

—¿Qué somos? —Le pregunté al mayor, quise separarme un poco pero el no me dejó.

—Somos pareja...llevamos mucho tiempo saliendo —Me susurro al oído para después tomarme de la cara con las dos manos para así poder besarme.

Fue un beso cálido y suave, al separarnos unimos nuestras frentes, el no me quitaba la mirada de ensima, me gusta mucho que me mire con esos ojos tan lindos.

—Tus ojos son muy lindos—Dije tocando su mejilla.

Escuchamos gritos de una niña pequeña y vos volteamos hacia la dirección donde se habían escuchado, vimos que Eri venía corriendo y Shinso iba tras de ella.

Cundo la pequeña estaba a solo unos metros de nosotros grito. —¡Mamá, Papá, Shinso me quiere comer!

Yo aun confundida por lo que dijo al principio pregunté —¿Yo soy tu mamá?

—¡Sii! — dijo la pequeña niña aun gritando. Corrió un poco más y se abalanzó a mi, la atrape como pude y la abracé con fuerza.

Estubimos hablando sobre temas aleatorios mientras el mayor se había ido a comprar. Eri tenía el cabello bastante largo y mientras ella hablaba la comenzé a peinar.

—Gracias, ahora parezco una princesa —habló la niña emocionada.

—Siempre eres una princesa. —hable para ponerle una flor amarilla que encontré entre el cesped.

Después de un rato en donde Eri estaba corriendo por todos lados se acercó a mí.

—¿Papá y tu ya no pelearán? O ¿Es por que estas enfermita? —preguntó la niña con inocencia.

—Eri, eso no se pregunta— Habló el chico peli morado.

—No recuerdo si he peleado con el, pero supongo que ya no. —le respondí a la pequeña.

—¡Sii! —salió corriendo nuevamente.

A los pocos minutos llegó Aizawa con una bolsa en cada mano.

—Traje comida - Habló el mayor mientras se sentaba al lado mió.

—¿Compraste papitas? —habló la niña mientras buscaba en una bolsa.

—Antes de sacar todo, en el auto hay una manta, vallan por ella. —Les dijo a Eri y Shinso.

Ambos fueron y sólo nos quedamos el y yo. El  buscaba algo entre todo lo que había comprado, cuando lo encontró me volteo a ver.

—Te compré algo, se que probablemente no lo recuerdes después, pero...cuando lo vi pensé en ti... —Habló el peli negro

Me dio una cajita plateada, al abrirla vi que era un anillo, en forma de patita de gato, era muy lindo.

—Muchas gracias —Le dije

—Damelo, yo te lo pongo. —se lo di y tomo mi mano izquierda, me lo coloco con tanta delicadeza, mientras me miraba a los ojos —Te amo mucho.

Después de un rato Eri y Shinso llegaron, entre todos acomodamos todo y nos sentamos entre el césped y la manta.

Había mucha comida variada, desde golosinas hasta comida saludable, era una escena muy bonita, y probablemente inolvidable para todos.

—Este será nuestro primer picnic juntos— Habló el mayor.

Cominos y hablamos de cosas interesantes, Shinso era muy cercano a Aizawa, al parecer lo ve como su padre, Eri no se queda atrás, apesar de que tiene a más personas que la cuiden siempre elije irse con Aizawa, nos hablo de otros chicos que la trataban bien y que también jugaban con ella, así se pasaron las horas.

Todo estaba relativamente tranquilo, ya estábamos levantando todo para irnos, ya estaba atardeciendo y el cielo era hermoso, me quedé mirándolo por un rato.

—Se ve hermoso —habló el mayor por detrás mío mientras me abrazaba por la cintura.

—Si...gracias por lo de hoy...—Hable dándome la vuelta para poder abrazarlo.

Estubomos así por unos minutos, hasta que el celular de Aizawa recibió un mensaje. Se alejo del abrazo para mirar el celular.

Cuando lo vio el semblante le cambió, su cara ahora se veía molesta. Comenzó a caminar rápidamente al auto y me dejó ahí sin entender nada.

—¡No te quedes ahí, date prisa, hablaré contigo en casa! —Habló algo enojado.

 𝐋𝐚 𝐝𝐨𝐛𝐥𝐞 𝐜𝐚𝐫𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora