El ajetreado gran día llegaba a su fin, dando comienzo a una nueva vida para Seungmin.
Siendo escoltado al terminar la ceremonia, se vio en obligación de prepararse para la noche.
Ni siquiera sabía de dónde habían sacado aquellas ropas las criadas, tan... traslúcidas y reveladoras.
Jeongin jugueteó con él, reprochándole el color que sus mejillas tomaban al estar siendo arreglado para eso.
Por supuesto, el sirviente sólo quería distraer a su amo.
Con la oscuridad acechando y su piel perfectamente humectada y perfumada, Seungmin llegó a un espacioso cuarto iluminado por escasas velas.
Su corazón, latiendo cada vez más rápido al darse cuenta que compartiría noche por primera vez con su esposo, no lo dejaba tranquilo.
¿Qué debía hacer? ¿Cómo debía comportarse?
¿Y si el Duque no iba a la habitación?
Se acentuó una punzada en su cabeza, haciéndole fruncir el entrecejo.
—Oh, Madre...
Quizás, si ella hubiese estado con él, habría sido diferente.
Tal vez y sólo tal vez, sería consciente de lo que en esas sábanas ocurriría. Pero no.
No sabía nada. Y eso le daba miedo.
Aun así, el calor no se iba. Lejos de sentir su cuerpo tiritando, una abrasadora calidez le rodeaba, comenzando a ser insoportable.
¿Cuánto demoraría su esposo? El cansancio le estaba ganando...
Como si lo hubiese invocado, la puerta se abrió lentamente, dejando ver a su esposo del otro lado.
Por el contrario de él, que vestía un camisón que no dejaba mucho a la imaginación, de tela innecesariamente erótica al ser traslúcida, el Duque llevaba una simple bata de baño encima.
Seungmin no pudo evitar preguntarse si Christopher también había tenido que pasar por múltiples baños. Su piel expuesta, brillante ante la luz de las velas, le hacían creer que sí.
Aun así, no podía permitirse caer en el nerviosismo por ver a su esposo en esas fachas; estarían juntos por el resto de sus vidas, ¿no?
Sus vidas estaban unidas en santo matrimonio... Sin embargo, el Duque mantenía la máscara en su rostro.
—... ¿Gran Duque? —se atrevió a llamar primero Seungmin, con su voz suave.
Christopher se tensó, aclarando su garganta.
—Lamento la demora.
Luego de eso hubo silencio.
Chris seguía frente a la puerta, mientras Seungmin yacía sentado en la cama matrimonial.
Sólo se veían.
Y eso se le hizo tan extraño al doncel.
— ¿No va a venir? —preguntó con todo el respeto que pudo, manteniendo su cabeza agachada.
Entonces, con rigidez, Chris comenzó a avanzar. Únicamente después de que Seungmin le diera permiso, al menos implícitamente.
Con los nervios carcomiendo su estómago, Minnie se quedó quieto hasta tener frente a él a su esposo. Inhalando profundamente, se puso de pie. Podían comenzar con lo que ya sabía, ¿no?
Suavemente, posó sus manos en el pecho ajeno. Sentía bajo sus yemas la calidez de Christopher, y este, en un intento de corresponder, tomó con firmeza la cinturita de él.
Sus respiraciones se agitaban gradualmente con anticipación, mientras el mayor se inclinaba para tomar los labios de su esposo.
En ese momento, Seungmin lo sintió de nuevo.
El cuidado y la suavidad con la que los labios de Chris se posaban sobre los suyos, siendo incluso tímidos. No había un trato brusco ni violento. La persona frente a él no era una bestia.
Teniendo esa impresión, Seungmin afianzó su agarre, permitiéndose disfrutar de aquel inocente beso, donde sus labios se movían lo mínimo.
Como piquitos, aquellos castos besos se fueron repitiendo hasta tomar forma en uno más prolongado.
El Duque se acercó a su pareja, queriendo sentir mejor aquel menudo cuerpo que temblaba ligeramente ante su toque.
El calor.
Seungmin recordó el calor que lo torturaba, y sintió cómo este aumentaba ante las caricias de su ahora esposo.
Uniendo sus lenguas en un ruidoso beso que escalaba cada vez más, aquel pareció ser el límite del doncel, quien ante el golpe de calor fue incapaz de mantenerse consciente.
Entre sus brazos, Christopher sintió cómo el peso de su esposo simplemente caía.
— ¿Seungmin...?
Ante sus ojos, el rubor en el rostro adverso y su agitada respiración se hizo evidente.
— ¿¡Seungmin!?
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La servidumbre en la Mansión del Duque estaba más ocupada que cuando tuvieron que organizar la boda express.
No había persona que no estuviese haciendo algo, corriendo de acá para allá, teniendo todo listo y previsto en caso de que el nuevo señor de la Casa lo necesitase.
El ambiente era tenso y se sentía que cualquier paso en falso podría desatar el infierno.
No era de menos, puesto que en la gran noche de bodas del Duque y su prometido, este último colapsó.
El Marqués Hanratheon nunca en su vida había visto al Gran Duque Christark en ese estado de pánico, y siendo su mano derecha, eso era mucho decir.
Desde aquel incidente, la Mansión se había vuelto un caos. El Duque estaba encerrado en su oficina, y Jisung había tomado las riendas del asunto.
No sólo el Médico familiar, sino los mejores médicos de la Capital se encontraban en la casa del Duque, todos monitoreando el estado actual de Seungmin.
A un lado de su inconsciente amo, Jeongin seguía todas las órdenes de los médicos, cuidando de Seungmin entre lágrimas, culpándose a sí mismo por no haberse dado cuenta.
Pero no era el único que se culpaba.
Christopher no había descansado desde que Seungmin cerró los ojos.
—Chris, tienes que comer algo... —Intervino Jisung. El joven doncel se había estabilizado, era sólo cosa de tiempo para que despertara.
Y aún diciéndoselo a Christark, este no respondía.
—Amigo, va a estar bien.
—Esto es mi culpa.
— ¿Qué? —no daba crédito a lo que escuchaba.
—Jisung, está pasando de nuevo —y por el tono desolado que ocupó, Jisung supo que estaba hablando en serio.
De nuevo caía en la culpabilidad.
Pero no, no podía. No esta vez.
—Su condición ya era mala cuando llegó, Christopher, esto no tiene nada que ver contigo...
— ¡Si hubiese esperado un poco más...!
Apretando sus labios, Hanratheon no pudo negarlo.
—... Sabes que no fue adrede, Su Majestad el Rey...
Antes de que pudiera seguir, las puertas del despacho fueron abiertas de par en par por una joven doncella, agitada.
— ¡El Señor Seungmin despertó!
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Scars › 𝐂𝐡𝐚𝐧𝐦𝐢𝐧 / 𝐂𝐡𝐚𝐧𝐒𝐞𝐮𝐧𝐠
Fiksi Penggemar❛ Reducido a vivir como una sombra, como una existencia indeseada, ¿Existirá el lugar al que pueda llamar "hogar"? › donde Seungmin contrae matrimonio con el temible Duque del gélido Norte, cortesía de la codicia de su propio Padre. inf﹗ › ...