Exactamente una semana después de su boda, el Duque Christark había vuelto al Norte por asuntos urgentes. No obstante, su cónyuge se quedó en la mansión de la Capital.
Seungmin estaba extrañado.
No había vuelto a toparse con Christopher desde que despertó del desmayo, aunque ciertamente había soñado con él. En sus sueños veía a Chris sentado a su lado, cuidándolo mientras descansaba...
Pero no era más que un sueño, claro está.
Después de todo, no tenía noticia alguna de él hasta el momento en que tuvo que partir, ¡y ni siquiera lo dejaron levantarse para ir a despedirlo!
Así que ahora ahí estaba él, siendo atendido por Jeongin y unas cuantas doncellas a diario, en esa enorme mansión que sólo se sentía más grande con el pasar de los días.
¡Ah! Aunque no podía negar que la compañía era bastante buena, sólo que la gente del Duque era... un poco rara. Como el joven médico a cargo de su salud, quien cada vez que iba a chequearlo, portaba una máscara que no le dejaba observar su rostro.
— ¿Acaso en el Ducado las máscaras tienen un significado especial...?
Siendo el nuevo Señor de esas tierras, Seungmin tenía que pensar al respecto. ¿Tendría que ponerse una máscara él también, en algún momento?
No obstante, el Marqués Hanratheon no llevaba máscara.
Y sí, a pesar de que el Duque partiera al Norte, su mano derecha se quedó en la mansión junto a Seungmin.
El joven doncel no podía sino pensar que habían dejado a Jisung encargado de vigilarlo.
El Duque no querría un esposo problemático, ¿no?
Quizás por esa idea Seungmin comenzó a pasar los días con el perfil bajo, simplemente comiendo y caminando por su habitación hasta que obtuvo permiso para poder salir de esta.
Si se había dado cuenta de algo en su estadía allí, era que al menos las doncellas no eran maliciosas. De hecho, incluso eran amigables y creaban un entorno cálido para él.
Sin duda, era lo más raro de la vida.
La vida de Seungmin no había sido más que dolor desde su treceavo cumpleaños; siendo ignorado, violentado y humillado... Tener el favor de las personas repentinamente, lo cohibía.
Sólo estando a solas con Innie, podía sincerarse.
Justo como en ese momento, donde luego de que las sirvientas lo vistieran salió a dar un paseo por el enorme jardín que rodeaba la mansión.
— ¡Qué buen día! —aún escoltándolo, Jeongin no podía dejar de ser lo que era; un pequeño doncel sediento de la vida.
Seungmin sonreía mirando a su pequeño, el único que lo ayudó en los días que estuvo sobreviviendo en la casa del Conde Minnister.
Soltando un suspiro, se dejó contagiar el ánimo del menor, observando el baile de las verdes hojas en los árboles.
—Sí, así es.
Con una sonrisa en sus labios, Innie volvió donde su amo, ofreciéndole su brazo para que se sujetara.
—La Mansión es muy tranquila, ¿le gusta? —cuestionó, dirigiéndole una furtiva mirada a las doncellas que les tenían un ojo encima desde la ventana más cercana.
Jeongin reía para sus adentros; siendo capaz de pasar más tiempo que Seungmin con la servidumbre, podía decir que la gente del Duque no era sólo competente, sino que también era de buen corazón, siempre gentiles y ayudándose unos a otros.
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Scars › 𝐂𝐡𝐚𝐧𝐦𝐢𝐧 / 𝐂𝐡𝐚𝐧𝐒𝐞𝐮𝐧𝐠
Fanfiction❛ Reducido a vivir como una sombra, como una existencia indeseada, ¿Existirá el lugar al que pueda llamar "hogar"? › donde Seungmin contrae matrimonio con el temible Duque del gélido Norte, cortesía de la codicia de su propio Padre. inf﹗ › ...
