VII

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Vine a devolverte la ropa, dije, levantando ligeramente su bolso, Daniel levantó una mano y se frotó el labio inferior con el dedo índice unas cuantas veces, y luego arqueó una ceja.

¿Dos semanas después?, Te dije que podías quedarte con la ropa, le recordó y está levantó un dedo índice.

Ah, dijiste que podía quedarme con la polera, enfatizó; Pero no dijiste absolutamente nada sobre la ropa interior o los pantalones, y como soy toda una dama, pensé que debería devolvértelos, todo esta lavado y doblado

Puedes quedarte con ello", respondió Daniel.

No soy tu organización benéfica local -respondí-, y Daniel se inclinó hacia adelante, con los codos en su escritorio, entrelazando los dedos.

Nunca dije que lo fueras, pero se te ven mejor que a mí, dijo. Pero si insistes, puede dejarlos.

Phani vaciló por un momento, pero luego dio un paso adelante y dejó cortésmente la ropa en el escritorio de Daniel. y este tomó la ropa y la dejó en el piso debajo de su escritorio, y luego miró a Phani expectante.

Veo que la amiga tuya al que le envié un mensaje de texto esa noche me buscó o tal vez supo muy bien como interrogar a cierto integrante que trabaja para mí, dijo, y Phani trató de no reír, divertida por la inteligente deducción.

En su defensa, solo estaba tratando de encontrar tus perfiles de redes sociales y para tú muy mala suerte dicho empleado es el amor de la vida de mi mejor amiga tal vez eso haría una buena mejor amiga, Simplemente... respondí así que pensé que tal vez aprovecharía conocer tu lugar de trabajo para devolverte tus pertenencias.

Mmm.. Bueno, ¿hay algo más en lo que pueda ayudarte o solo estabas aquí para devolverme mi ropa? - preguntó- Phani se mordió el interior de la mejilla derecha por un momento.

Quiero decir, por supuesto que hay más, la ropa era solo una artimaña para que pudiera entrar en tu oficina -admitió descaradamente- y Daniel se rio entre dientes. Devuelves la ropa que no necesito y pasas por delante de la secretaria de la empresa y de mi secretaria personal con todo tu encanto -afirmó- sacudiendo la cabeza con una pequeña sonrisa, y tienes las agallas de mentir sobre una cita que nunca concretaste.

¡¡Lo sabias!! -bromeó- y finalmente Daniel soltó una carcajada, hubo un momento de silencio, y luego Daniel se puso de pie y se hizo crujir los nudillos, saliendo de detrás de su escritorio.

¿Quieres una bebida? preguntó, caminando hacia donde tenía una botella de cristal con algún tipo de licor.

¿A las doce y media? Absolutamente, asintió, porque Daniel le estaba invitando abiertamente a quedarse más tiempo, Él sirvió dos vasos pequeños de alcohol y luego le entregó uno a ella e hizo un gesto hacia los sofás; Phani paso primero y se sentó en un sofá y Daniel se sentó en el otro.

¿Por qué estás aquí en realidad? Preguntó, tomando un pequeño sorbo Phani también lo hizo, whisky, Maldito buen whisky.

Porque estaba pensando en la otra semana -admitió-. Pensé en ti.

Pensé en venir a verte, tal vez pensé en llamarte o ver si me dejabas entrar a tu oficina, tal vez preguntarte si quisieras que nos viéramos otra noche.

Valiente de tu parte, comentó Daniel, apoyando un codo en el sofá. Pensé que los cursos habían comenzado y estabas ocupada. ¿Me equivoco?

No, Los cursos comienzan la semana que viene -recordó Phani- son en línea los lunes y jueves, pero trabajo los otros días.

¿Podrías Amarme?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora