Solo dices cosas por decir y no las sientes

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Sonó el teléfono y Luz miró su reloj de pulsera. Eran más de las once. Se acercó al teléfono, que descansaba en una mesa de vidrio que había entre dos sillas bajas de respaldo redondo y descolgó el auricular.

—¿Diga?

—Hola Luz.

—¡Ah, hola, Belos!

La omega levantó la vista hacia el techo y se colocó un mechón detrás de la oreja.

—Has regresado tarde a casa, querida.

—Hace apenas unos minutos.

—¿Y bien? ¿Qué tal la cena con Azura?

Luz se dejó caer en una silla y apoyó la cabeza en el respaldo.

—Me temo que no muy bien.

—¿Por qué?

—Azura me invitó para algo más que una simple cena.

—¿Para qué más?

—¡Oh, Belos! He estado llorando...

—¿Qué pasa?

—Azura está embarazada.

Belos dejó escapar un silbido.

—Quiere casarse dentro de seis semanas —añadió Luz.

—Espero que esa alfa se haga responsable.

—Sí lo hará. Se llama Hécate Blair.

—Recuerdo que alguna vez la has mencionado.

—Mencionarla, eso es todo. ¡Hace menos de un año que la conoce!

—¿Y qué hay de la alfa? ¿También quiere casarse?

—Dice que sí.

—Entonces no entiendo... ¿Cuál es el problema?

Ese era uno de los inconvenientes de Belos: por lo general no comprendía sus problemas. Hacía tres años que salían juntos, y en todo ese tiempo nunca se había mostrado comprensivo cuando la morena lo necesitaba. En particular se mostraba intolerante con Azura y Hunter, lo que a menudo irritaba a la omega. Belos no tenía hijos, y algunas veces ese hecho creaba un abismo entre ellos que Luz no estaba segura de poder soportar jamás.

—El problema es que soy una omega y es mi única hija. Quiero que se case por amor, no porque las circunstancias lo exijan.

—¿Azura ama a esa alfa?

—Dice que sí, pero ¿cómo...?

—¿La alfa ama a Azura?

—Sí, pero...

—Entonces ¿por qué estás tan alterada?

—¡Eso no lo soluciona todo, Belos!

—¿Estás alterada porque te vas a convertir en abuela? ¡Eso es una estupidez! Nunca he logrado entender a los demás que se trastorna tanto por esas cosas..., por cumplir treinta años, o cuarenta, o por convertirse en abuelos. Me resulta bastante ridículo. Lo que importa es mantenerse activo.

—¡No estoy alterada por eso!

—Bueno, entonces ¿por qué?

Acurrucada en la silla, con la barbilla apoyada en el pecho, Luz contestó:

—Amity también estaba allí.

Se produjo un breve silencio.

—¿Amity?

—Azura lo organizó todo, nos invitó a las dos y después salió del apartamento con una excusa para que nos viéramos forzadas a hablar.

—¿Y?

TÚ & YO, ¿QUÉ PODEMOS HACER? -LUMITY ADAPTACIÓN OMEGAVERSE-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora