Tú eres el amor de mis amores

838 101 53
                                    

Tus intenciones son demasiado evidentes, Blight, se dijo Amity. Sin embargo, deseaba dejar a la omega anonadada. ¿Qué había de malo en ello? Ambas eran libres, no mantenían ninguna relación. La Blight había colocado las rosas en el centro y atado las servilletas alrededor del pie de las copas tal como le había enseñado Viney, quien aseguraba que los omegas apreciaban detalles como ése por parte de sus alfas. No obstante, mientras contemplaba la mesa, Amity se planteó la posibilidad de que la cena terminara en un rotundo fracaso y supuso que Luz regresaría a su coche sin brindarle la oportunidad de actuar.

Consultó el reloj y entró en el cuarto de baño a toda prisa para quitarse las ansias de último minuto.

Como consideraba que se había excedido en la decoración de la mesa, decidió vestirse con ropa informal.

El timbre sonó a las seis y media.

—¿Luz?

—Sí.

Amity se apresuró para abrirle la puerta a Luz.

—Bonita noche, ¿no crees? —comentó Amity.

Luz la miró con recelo.

—Sí, lo es.

Dentro de la casa, la corriente de aire que penetraba por todas las puertas abiertas convertía el vestíbulo en un túnel de viento, que llevó hasta Amity el olor de Luz. Cerró la puerta y el viento cesó de inmediato. Luz la precedió a través del vestíbulo hasta la galería, donde se detuvo.

—¿Todavía no has encontrado nada para el pedestal? —preguntó la omega.

—No he tenido tiempo de buscar.

—Han abierto un nuevo negocio llamado "The Owl House". Tal vez haya algo que te guste.

—Lo tendré presente. Ven, por favor.

Amity se adelantó y guió a Luz hacia la cocina y la salita de estar contigua y se detuvo en el vano de la puerta para bloquearle la vista. Volvió la cabeza y la miró por encima del hombro.

—¿Estas preparada para ver el sofá? —preguntó Amity.

—Sí, por favor —exclamó Luz con impaciencia.

Luz le propinó ligeros codazos en la espalda mientras Amity, con ambas manos en el marco de la puerta, le cerraba el paso.

—¡Vamos! En realidad, te da lo mismo verlo, ¿verdad?

—¡Amity! —vociferó la omega después de asestarle un par de puñetazos—. ¡Me muero de ganas por ver cómo queda! ¡Percibo su olor desde aquí!

—Creía que te desagradaba el olor de la piel.

—Y es así, pero esto es diferente.

Luz empujó a Amity otra vez y la otra mujer se apartó por fin. La morena fue directamente al sofá, cinco secciones de finísima piel que se extendían a lo largo de una pared, con curvas en los rincones, y estaban de cara a la nueva sala de televisión. Se dejó caer en el centro, y los blandos almohadones se alzaron para envolverla como una caricia.

—¡Qué delicia! ¿Te gusta?

Amity tomó asiento en un extremo.

—Me gusta...

—Hmm... —Luz cerró los ojos por un instante—. Te confesaré algo. Nunca había vendido un sofá como éste.

—¡Eres una farsante, Luz! Pensaba que sabías de qué estabas hablando.

—Lo sabía, pero no lo había "experimentado".

Luz se puso en pie de un salto y observó el sofá.

TÚ & YO, ¿QUÉ PODEMOS HACER? -LUMITY ADAPTACIÓN OMEGAVERSE-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora