Cariño, por favor, ¿no te quedarás un rato conmigo?

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Por la mañana Amity despertó con la sensación de que alguien la observaba. En efecto, así era. Cuando abrió los ojos, encontró a Luz con la cabeza apoyada en la única almohada que quedaba en la cama, contemplándola.

La omega se veía feliz.

—Hola Amity —dijo la morena.

—Hola Luz.

—¿Dónde está tu almohada?

La cabeza de Amity descansaba sobre el colchón.

—Creo recordar que la arrojamos al suelo.

Luz sonrió con satisfacción.

—Así que nos atraparon, ¿eh?

—Así es.

—¿Entró aquí?

—Sí.

—¿Dijo algo?

—Dijo: "AGH MIERDA".

La sonrisa de Luz se tornó maliciosa.

—Pobrecito de Hunter...

—Escucha, Hunter está realmente molesto por verme aquí.

—¿Qué vamos a decirle?

—No lo sé, Luz. ¿Se te ocurre alguna idea?

—¿Qué tal "entramos en celo"?

Amity se sentó en el borde de la cama y se estiró.

La omega se enderezó para revolverle el cabello a la alfa.

—Es muy probable que no se levante hasta las nueve o más tarde, Amity.

—Entonces me quedaré hasta las nueve o más tarde —afirmó la Blight.

—No es necesario. Ya hablaré yo con él.

—No permitiré que hagas el trabajo sucio, Luz.

Luz deslizó la mano por la espalda ajena y Amity la miró por encima del hombro.

—¿Alguna vez pensaste, cuando lo tuvimos, que terminaríamos dándole explicaciones por nuestro comportamiento?

Luz esbozó una sonrisa.

Amity se levantó, completamente desnuda, y Luz la observó dirigirse al baño. Al ver que dejaba la puerta abierta sonrió y evocó algunos momentos agradables de la vida matrimonial. Contempló cómo Amity se apoyaba sobre el tocador, se miraba en el espejo y se frotaba los ojos.

—¿Sabes cómo adiviné que tenías una relación con Boscha? —preguntó Luz desde el dormitorio.

—¿Cómo? —preguntó Amity al tiempo que abría un cajón. Sacó el cepillo de dientes de Luz y empezó a usarlo.

—Adquiriste la costumbre de cerrar la puerta del baño para quitarte el olor a grosella con un baño.

Desde la cama, Luz observó que Amity dejaba de cepillarse los dientes. A continuación, la Blight asomó la cabeza en el dormitorio.

—¿En serio?

—Sí.

Luz estaba acostada de costado, con la cabeza recostada sobre un brazo doblado y una sonrisa en los labios. Amity salió del baño y caminó hacia ella para sentarse sobre el colchón.

—Pues ya ves... —Le tocó la nariz con el mango del cepillo y prosiguió—: La he dejado abierta. ¿Eso no prueba nada?

Se observaron sonrientes durante largo rato. Había llovido durante la noche. El aire fresco de la mañana entraba por la ventana abierta y portaba un ligero olor a humedad. Era uno de esos instantes de máxima pureza que raras veces se presentan en una relación, sin duda el más idílico para Amity y Luz desde su divorcio.

TÚ & YO, ¿QUÉ PODEMOS HACER? -LUMITY ADAPTACIÓN OMEGAVERSE-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora