Y en los rincones son las seducciones, una danza de exquisita debilidad

581 99 46
                                    

Luz y Amity se reclinaron en el asiento trasero de la limusina y apoyaron la nuca contra el respaldo. La alfa reía con los ojos cerrados.

—¿De qué te ríes? —preguntó Luz.

—Este automóvil se mueve como un trasbordador.

La omega volvió la cabeza para observar a la alfa.

—Amity, estás ebria.

—Sí, es cierto. Hacía meses que no bebía tanto y me siento muy bien. ¿Y tú, Luz?

—Estoy un poco alegre.

—¿Cómo te sientes?

Luz cerró los ojos y rió. Ambas gozaron del silencio, del suave ronroneo del motor, de la euforia provocada por el baile y la bebida, de la proximidad de la otra. Al cabo de unos minutos Amity rompió el silencio.

—¿Sabes qué, Luz?

—¿Qué?

—No me siento como una abuela.

—Desde luego no bailas como una abuelita.

—¿Tú te sientes abuela?

—Hmmm.

—No recuerdo que mis abuelos bailaran así cuando yo era una niña.

—Yo tampoco. Los míos cultivaban lirios y construían jaulas.

—Luz, ven aquí.

Amity tomó a Luz de la cintura para atraerla hacia ella y le rodeó los hombros con un brazo.

—¿Qué haces, Amity?

—Me siento tan relajada...—dijo Amity—. Y a la vez no...

La morena rió nuevamente y recostó la mejilla contra el pecho de la alfa.

—Esto es ridículo. Estamos separadas. ¿Qué hacemos aquí, abrazadas en el asiento trasero de una limusina?

—¿Portarnos mal? Y es tan maravilloso que vamos a seguir haciéndolo, Luz —Amity se inclinó para preguntar al chofer—: ¿Cuánto tiempo tenemos?

—Todo el que usted necesite.

—Entonces continúe conduciendo hasta que le indique que se dirija a Latissa.

—¡Lo que usted diga! —repuso el conductor antes de echarse a reír.

Amity se reclinó de nuevo y volvió a estrechar a Luz.

—Bien, ¿dónde estábamos?

—Estás ebria y te comportas como una tonta, Amity.

—¡Ah sí, es cierto!

Amity levantó los brazos y empezó a tararear "Wholesome Magic Steady" y al tiempo que movía la cadera.

... You'll be my sweetheart ...

Luz trató de apartarse, pero Amity se lo impidió.

—Tenemos que hablar, Luz.

—¿De qué? —inquirió Luz con una sonrisa.

—De esto. De nuestra primogénita, casada por la iglesia, que en este momento disfruta de su noche de bodas, y de ti y de mí, que pronto nos convertiremos en unas abuelas y hemos bailado como dos tontas que van a su primer baile de graduación mientras nuestro segundo hijo tocaba la batería. Creo que todo esto encierra algún significado.

—¿De veras?

—Sí, pero todavía no lo he desentrañado.

Luz se acomodó debajo del brazo de Amity, que continuó tarareando. Muy pronto la morena la acompañó al cantar los estribillos de la canción.

TÚ & YO, ¿QUÉ PODEMOS HACER? -LUMITY ADAPTACIÓN OMEGAVERSE-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora