O aprendes a querer la espina o no aceptes rosas

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Amanecía cuando ambas salieron del hospital. Los gorriones piaban desde los árboles cercanos mientras el cielo comenzaba a iluminarse. El estacionamiento estaba casi vacío cuando Luz y Amity lo cruzaron con lentitud.

Cuando se acercaban al coche de Luz, Amity la sujetó de la mano.

—Ya somos abuelas.

Luz sonrió a pesar de su cansancio.

—Un par de abuelas rendidas. ¿Tienes que trabajar hoy?

—No pienso hacerlo. ¿Y tú, Luz?

—Debería ir al negocio, pero creo que dejaré que Willow se las arregle sola. Dormiré un rato y volveré para ver a Azura y a la pequeña.

—Sí, yo también.

Quedaba poco que añadir. Había llegado el momento de separarse.

Después de una noche en vela, a las dos les dolían los ojos y la espalda. No obstante, permanecieron con las manos entrelazadas, aun cuando eran conscientes de que carecía de sentido. Una de las dos tenía que decidirse.

—Bueno... —dijo Luz—. Nos veremos más tarde, Amity...

—Sí, hasta entonces, Luz.

Luz se apartó de Amity como si alguien, en contra de su voluntad, la arrastrara en la dirección opuesta. Entró en su coche mientras Amity apoyaba las manos sobre la portezuela abierta, que cerró en cuanto Luz puso en marcha el motor. La morena agitó la mano a modo de despedida con una expresión de tristeza en la cara.

Amity retrocedió un paso cuando el vehículo empezó a rodar y hundió las manos a su vientre. Se sentía vacía y perdida mientras observaba a la omega partir.

Cuando el automóvil hubo desaparecido de su vista, la Blight exhaló un profundo suspiro, levantó la cara al cielo y tragó para deshacer el nudo que tenía en la garganta.

Subió a su coche y se quedó sentada, inmóvil, con el motor apagado y las manos sobre el volante.

Reflexionaba sobre el futuro y lo vacío que sería sin Luz. ¿Por qué tiene que ser de esta manera?, se preguntó. Las dos hemos cambiado. Nos queremos y deseamos ver otra vez junta a nuestra familia. ¿Qué diablos estamos esperando, Luz?

Puso en marcha el motor; salió del estacionamiento a toda prisa y enfiló a la calle para ir detrás de Luz sin respetar el límite de velocidad.

Frente a la vieja casa frenó con un rechinar de neumáticos. El coche de Luz estaba en el garaje, ya que la puerta estaba baja. Ascendió con prisa por el sendero hasta la entrada, tocó el timbre, golpeó varias veces la puerta con el puño y esperó. Luz debía de haber subido a su dormitorio.

Cuando por fin la omega apareció se quedó boquiabierta.

—¿Qué pasa, Amity?

Amity irrumpió a la propiedad, cerró la puerta de un golpe y la tomó en sus brazos.

—Sabes muy bien lo que pasa, Luz. No entiendo por qué seguimos separadas cuando podríamos estar juntas y ser felices. Deseo que... —Respiró hondo y la estrechó aún más—. ¡Deseo tanto vivir contigo! —Le dio un beso breve, apasionado y posesivo antes de apretarla contra su pecho—. Quiero que Azura y Hécate traigan a la pequeña Luzura a nuestra casa, que la dejen a nuestro cuidado cuando quieran salir de noche y estemos juntas en Navidad.

"Deseo que las dos tratemos de enmendar el daño que causamos a Hunter. Si empezamos ahora, quizá consigamos ayudarlo. —Se apartó un poco y juntó las manos delante de la cara en actitud de ruego—. Por favor, Luz, cásate otra vez conmigo. Te amo. Esta vez nos esforzaremos para que todo salga bien. Arreglemos nuestras diferencias, por nosotras y por nuestros hijos. ¿No comprendes que Azura tiene razón? Luz, no llores..., por favor.

TÚ & YO, ¿QUÉ PODEMOS HACER? -LUMITY ADAPTACIÓN OMEGAVERSE-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora