CAP 25. Solo eso..

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Zee•°

-- ¡Mew para! -- Saint nos veía de lejos, su miedo me envolvía y mi lobo me aullaba hasta el alma pero no podía calmar a este tipo tan necio.

Yo le tomo fuertemente, mientras gruñe tanto por tener a ese idiota frente a mi. Quería matarlo, él quería que él pagara por todo simplemente por ser su hermano. Lo merecían, aunque iba a ser poco a comparación de lo que nos han echo.

Él Alfa frente a mi nos mira atento, está tranquilo pero se mantiene alerta al ver cada movimiento. Hace un rato, cuando Gulf desapareció y además mi cachorro estaba en las mismas, sentí que todo se había ido a la mierda, que había sido mi culpa otra vez pero Mew dejó salir a su lobo. Cayó de rodillas, soltó ese teléfono, su olor se disparó y en ese momento Saint y su madre retrocedieron.

Con eso supe que no era nada bueno.

Sus ojos amarillos estaban resplandecientes, sus colmillos se asomaban y en instantes hice que P'Ain y Saint entraran a casa. En esas condiciones, podía desconozcer a cualquiera. Me coloqué frente a él, me tomó de la camisa, sus ojos potentes me miraban con recelo pero no bajé la miraba.

-- ¿Dónde está Gulf? -- me decía con la voz rasposa.

Ese no era Mew.

-- Dejalo volver. -- le miré firme

-- Quiero a mi Omega. ¿Tu lo tienes?

-- Mew... -- dije con la esperanza de que volviera -- Vuelve..

Casi le rogué y sus ojos cambiaban constantemente hasta que volvió al piso, de rodillas, su olor bajó, y me acerqué a él.

Después de eso nos pusimos en marcha para buscar a Gulf y a mí cachorro, mientras que nosotros tres íbamos en busca de Brigth, Mild hacía las denuncias. No nos costó averiguar la dirección de ese tipo porque al final volvió a su antigua casa antes de la del vecindario, fue fácil, Mild la consiguió rápidamente y emprendimos camino en cuanto nos la dijo.

Cuando llegamos, el primero en bajar fue Mew, casi corriendo, al llegar a esa puerta comenzó a golpearla y a gritarle cosas bastantes estúpidas, Brigth abrió, Mew casi se fue contra él sino hubiera sido porque le estoy tomando por detrás pero Saint está detrás de una planta sintética al lado del elevador.

-- ¡Mew cálmate! -- le tomo fuerte.

-- ¡Suéltame Zee! -- me jalaba -- ¡Dime dónde está Gulf! ¡Ya! ¡Ahora! ¡DIME!

Sentía su olor a máximo nivel y sabía que si su lobo salía de nuevo, no iba a poder solo con esto. Esto se iba a volver un campo de batalla entre dos Alfas tan grande que uno iba a tener que morir para que esto acabara.

-- ¡Mew! ¡Controlate! -- le tomaba -- ¡No te vayas! ¡No dejes salir a tu Alfa!

-- No entiendo que hacen aquí pero quiero que se larguen. -- Brigth me veía

-- Tu hermano se llevó a mi hijo. -- le dije molesto -- y Gulf está desaparecido...

Su mirada cambió, Mew seguía forcejeando y estaba seguro que no podría detenerlo más. Mi instinto me decía que debía tomar a Saint y no dejar que le pasara nada.

-- ¡Si no puedo más te vas! -- volteé a ver al Omega escondido tras la planta y él me veía a mi. -- ¡Te vas!

Le recalqué.

Su mirada me apretaba el corazón y pocas veces ví a ese Saint, siempre era tan fuerte, tan rebelde, que verlo ahí casi tapando sus oídos me hacía ver lo frágil que podría llegar a ser. Y yo no iba dejar nunca que algo le pasara. Él era mío, y no porque fuera una cosa o algo como eso, era mío porque desde que éramos unos niños, sabía que quería estar con él para siempre, así como era, con su rudeza que si no fuera por su olor, muchos jurarían que era un Alfa. Era mío y yo era de él.

«No Podrás»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora