CAP. 11. Cállate

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Saint•°

Llegando del trabajo, cierro la puerta del auto para así caminar hasta casa, hoy la mañana estuvo muy tranquila, no hubo tantos diseños por entregar y eso me alegra, no tenía tanta cabeza este día para diseñar. Simplemente no giró. Aunque me tomé un café bastante cargado seguía en el limbo.

Por eso mejor entro a casa, con la esperanza de que la buena comida de mamá me alegre el día porque sinceramente desde ayer me siento sin ganas, y no porque el estúpido de Zee se haya robado mi zapato. Sino porque Gulf me mandó a la mierda. Yo solo quería preguntar cómo estaba, no más.

Pero ni siquiera me abrió. ¡Es más!, Si me hubiera dicho; "No hay nadie", yo le hubiera agradecido y respondido; "Vuelvo otro día". Pero no, creo que pensó que a lo mejor iba a discutir con él. Lo conozco.

¡Aunque quiero mi pantunfla de regreso!

Ese Alfa idiota de Zee me debe mi zapato, pero cuando lo tenga de regreso, le voy a dar con ella en la cabezota de tonto que se carga.

Suspiro.

"¿Quién extraña a ese tonto?"

Yo no.

-- ¡Hola má! ¡Vine a comer poquito!

Me presenté y cerré la puerta tras de mi, no hubo respuesta y me sentí raro.

-- ¿Má?

Avancé hasta la cocina, directamente sin tener desviaciones pero en ella no había nadie, solo del grifo salían pequeñas gotas.

-- ¡Mamá! -- me preocupé.

Salí de ahí, caminé hasta las escaleras, ahí me quedé y miré a mi alrededor. Preguntándome en dónde estaba hasta que escuché un ruido allá arriba. Abrí los ojos, no dudé ni un segundo en subir corriendo pero entre más subía, más olía horrible. Me tapé la nariz.

Nunca me ha gustado el olor a celo de Mew.

¿De Mew?
Me asombré. ¿Qué no fue hace un par de meses? Corrí más rápido. Al entrar al pasillo, podía ver a mamá recargada en la puerta cerrada y agitada.

-- ¿Mamá? -- dije extraño

-- ¡Saint! -- me dijo preocupada -- ¡trae algo para poner en la puerta!

-- ¿Eh?

-- ¡Rápido Suppi!

Hice lo que dijo, lo primero que vi fue un mueble que tenía cajones puesto a mitad del pasillo y lo arrastré, al llegar a su lado, ella me ayudó y lo pusimos contra la puerta.

-- ¿Qué pasa mamá? -- dije un poco asustado -- ¿Quién está ahí? ¿Llamo a la policía?

-- Tu hermano está en celo.

-- ¡¿Si es Mew?! -- me asombré -- ¿Qué no fue hace dos meses que me dijiste que te contó que pasó una vergüenza en su trabajo?

-- Si.. -- asintió cansada -- Creo que Gulf está en celo...

Abrí los ojos.

-- ¿Gulf? -- le vi

-- Hum.. está como loco ahí adentro, quiere salir e ir por él.

-- ¡Avientale con un supresor! -- dije obvio

-- No los quiere, los tira...

-- Maldito calenturiento... -- negué. -- ¿Se va a poner como la primera vez dónde Gulf tuvo su celo?

Aún recuerdo esa vez.
Pero ese día Zee y su papá lo detuvieron.

-- Parece...-- asintió -- pero ahora Mew es más grande y fuerte.. no puedo detenerlo.. aunque quisiera.

«No Podrás»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora