CAP 10. Mi Culpa.

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Gulf •°

Son casi las diez de la noche.

Y mirando por la ventana sigo lavando el par de platos que ocupamos para la cena, tengo las manos enjabonadas, mi vista está perdida allá afuera pero mis manos se mueven en automático, abriendo un poco el grifo, enjuagando los platos y colocandolos en el escurridor.

Todo sin dejar de ver la noche que llegó por la ventana ya hace un rato.

No puedo dejar de pensar en todo, en lo que pasó este día y en lo que cambió las cosas. Saint vino a casa. No le abrí, solo escuché como tocaba una y otra vez, hasta que al final me dijo que esperába más de mi y se fue.

Pero no quise problemas, no quise terminar discutiendo con él y menos frente a Kamel. Ha estado muy tenso desde esta mañana en la que de todo nos pasó, ahorita cenó muy poco, y Zee me habló diciendo que por haber salido de esa forma de su trabajo, su jefe le hizo quedarse a hacer inventario y además mañana tenía que estar a primera hora.

Me siento culpable.

Ha sido todo mi culpa y Zee lo paga. Yo debí estár más al pendiente de Kamel. Además que mi celo está por llegar mañana, no tenemos quién cuide de Kamel y me pregunto si hay alguna forma de evitarlo sin tomar nada. Podría tomar supresores pero nunca los e tomado, o al menos no esa clase, no sé cómo voy a reaccionar. Mamá decía que eso de evitarlos era malo y que cuando por fin decidiéramos tenerlo, nos iba a ir muy mal. Además que no era sano. Por eso nunca los e tomado y Zee tampoco. Creo que estamos educados a la antigua porque hasta el día de hoy no sabemos ni siquiera como se toman.

Ya investigué en internet y me parece que es algo muy fuerte. No sé, me da miedo.

Me seco las manos, con la toalla en la barra, después me dirijo a la puerta que está aquí al lado y me aseguro de que esté cerrada, al darme cuenta que es así, volteo y verifico que Kamel siga dormido. Lo dejé descansando entre los dos sillones que hice como nido, ahí nos quedamos casi toda la tarde envueltos en una cobija porque no podía siquiera dejarlo de abrazar, no podía, mi lobo y yo estábamos muy asustados y Kamel un tanto aturdido.

Suspiro un poco, doy un par de pasos para irme a acostar con mi cachorro en el nido que creo que no dejaremos en toda la noche, pero cuando voy en camino, la puerta suena. Me detengo al instante, oyendo claro y veo hacia atrás, porque no es la de enfrente, es la de la cocina.

Mordí mi labio.

-- Gulf... Soy yo...

Abrí los ojos.

>> Ya te vi por la ventana.

Caminé un poco tembloroso hasta la puerta, tomé la perilla, le quité el seguro, y podía sentir como todo dentro de mi se movía, giré un poco la perilla, pero luego volví a cerrarla. No podía hacerlo.

-- Kamel está dormido. -- dije pegado a la puerta. -- vete Mew.

-- Solo sal un momento.

-- No... -- cerré los ojos, pegué mi frente a la puerta y hubo un silencio.

Creo que se fue.

-- Sal por favor...

Suspiré.

-- Zee va a llegar en cualquier momento...

-- Que venga. -- se le escuchó enojado -- Sal.

-- ¿Qué quieres?

-- Hablar contigo.

-- Yo... -- suspiré -- No quiero...

-- Si no sales voy a ir por ti. -- dijo firme

«No Podrás»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora