CAP. 1. Motivación

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Mew•°

Abro los ojos, el olor a comida envuelve mi nariz y tomo aire profundamente, removiendome entre las sábanas, hoy es el día.

Hoy retomo mi trabajo porque ayer me tomé el día, veo al techo, perdiendome en mis pensamientos me doy cuenta que sigo jodido, o si no es que aún más. Pero me levanto, me quito las sábanas de arriba, me siento en la cama y froto mi rostro, no quiero ir al trabajo pero tengo qué, aún no le e dicho a mamá que pedí un cambio hace meses y voy a quedarme en definitiva. No sé cómo lo vaya a tomar, pero es que no puedo quitarle todo a aquel idiota si no voy a trabajar.

Es lo que me motiva.

Quitarle hasta el alma si pudiera hacerlo. Que me firmara un contrato y cuando yo quisiese, arrancarle de su pecho lo que más quiere.

Me pongo de pie, busco mis maletas aún sin abrir y tomo la roja con negro, la coloco en mi cama, comienzo a sacar ropa de aquí y eligo mi atuendo, algo no tan pretencioso por ahora. Quiero pasar un poco desapercibido.

Pero el agua que cae sobre mi rostro me relaja, está fría, así como mis pensamientos desde hace años.

-- Vamos a tener una gran familia Tiddy, lo sé, ¿Cuántos cachorros quieres? Yo creo que.. no sé, ¿Tú qué dices Mew...?

Me río amargamente al recordar.

-- Yo digo que hasta que me pidas parar. -- le besé mil veces.

Idiota.

Cierro la llave del grifo, me visto rápidamente antes de que todo me abrume y salgo de esa habitación que más bien tiene recuerdos todavía húmedos, huele. Huele a Alfa herido.

-- Hola má... -- entro a la cocina.

Tomo uno de esos panesillos que me encantan sabor a mantequilla y tomo el tenedor que la mermelada tiene sobre su tapa, abro el frasco, escucho a mamá que me da los buenos días y mi nariz se agudiza. Volteó al instante. Encontradome con una escena bastante extraña y sin sentido. Ya que mamá alimenta a un bodoque que tiene los cachetes inflados por la comida que le da.

-- ¿Y ese qué?

Digo totalmente confundido pero asombrado al ver a ese pequeño niño sobre la mesa, embarrado por toda la boca con mermelada y con un pedazo de pan en sus manos. Huele familiar.

-- Pensé qué te levantarías más tarde.. -- le limpia la boca.

-- Hum... -- asiento desinteresado. -- ¿Y? -- vuelvo a lo mío y le embarro mermelada a mi pan -- ¿No me digas que es de Saint?.

Me reí un poco y me acerqué a ellos, ese niño era alimentado por mamá, mientras que a la vez él se asustaba de mi y trataba de lanzarse a sus brazos. Alcé una ceja, ese mocoso seguía robándome la atención de mamá y no me quedó más que seguir en lo mío, tenía que comer rápido antes de que se me hiciera tarde.

-- Claro que no es de Saint... -- niega mamá -- solo me lo han prestado un rato...

-- ¿Niñera? -- me reí

-- Bueno, pues desde que ustedes han decidido irse por su cuenta, me e quedado sola y me hace bien que él esté aquí. Lo cuido de vez en cuando. Es un niño increíble.

-- Oh...

Asiento al terminar mi pan y ahora comprendo los yogurts miniatura de dibujos animados en el refrigerador, esos que miré ayer por la noche cuando rugió mi estómago, también miré moldes de Mickey Mause para hacer galletas. Tomé otro emparedado, volví a llenarlo de mermelada y cuando estaba a punto de terminarlo, me acerqué a ese niño que no dejaba de verme.

«No Podrás»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora