Diario de DIO

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No puedo creer que he pasado mis vacaciones con Pucci. A diario le veía en algún punto de la ciudad, este me guiaba por los lugares turísticos, me ilustraba de ellos; me hablaba de sus metas, sus aficiones, pasatiempos... Es muy interesante pasar tiempo con él, siento como si le conociera de mucho tiempo.

Ahora mismo voy de regreso a Egipto, pero viajaré de nuevo a verlo. Tengo su número telefónico para contactarlo entre viajes.

Estas semanas han sido las más interesantes que he tenido desde que salí del mar, y no me arrepiento de haber venido. Enrico ha sido un buen guía, excelente conocido y compañero de aventura. Conozco lo suficiente de él para darme cuenta de que es diferente, además de quitarme prejuicios sobre la juventud de estos días, percatándome de que aún hay jóvenes que no son como las masas, que cual borregos se dejan guiar por cualquier tontería.

Sólo quería comentar lo genial que me la pasé a su lado, las páginas de esta libreta no alcanzarán para escribir con exactitud los temas que hablamos, las pláticas de horas que tuvimos, los distintos momentos que pasamos a pesar de ser un par de desconocidos.

Oh, Pucci... Si no fueras un clérigo, ¿te hubieras interesado de la misma manera en mi amistad? Tal vez no, así que agradezco que seas tan creyente, porque gracias a eso he podido conocerte.