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He escrito bastante de mi mamá, incluso aún no termino de decir todo sobre ella, sin embargo, a mi padre lo he dejado tanto de lado que creo que por lo menos merece una página de este diario.

Él era un maldito, sí, pero de alguna manera entiendo el por qué era así con nosotros: estaba frustrado, perdido... La desgracia nunca terminaba, sus esperanzas se habían consumido.

Mi madre una vez me contó que él no era así, al menos no tan detestable como lo conocí. Ella lo describía como un hombre atractivo, con modales, con un trabajo humilde apesar de hurtar... Quizá era el tipo de hombre que mi mamá buscaba entre tanta porquería.

Hice una imagen mental de él, viéndome un poco a mí mismo. Le conocí anciano, pero de joven de seguro también era rubio... Heredé los ojos miel de mi madre, el cabello fue de mi padre.

Cuando Dario no estaba ebrio, que era casi nunca, puedo decir que no era el mismo; conocí muy poco esa faceta de él, en ese corto tiempo no era malo conmigo, al contrario. A veces quería que tomara las palabras de mi madre, era inútil porque seguía bebiendo a fin de cuentas, pero en el fondo aún tenía la estúpida esperanza que mi madre día a día me proporcionaba.

Él me hizo pasar unos duros años, prácticamente no tenía padre, me valía por mí mismo con tal de sobrevivir. Me golpeaba, humillaba, me obligaba a realizar tareas que no deseaba... Todo por el alcohol.

Dependencia es la palabra para definir a mi progenitor. Era dependiente de mi madre y de mí, dependiente de los objetos de los demás, dependiente del alcohol... Dependiente del entorno. Siempre hizo lo que quería, lo cual llegué a admirar, pero a fin de cuentas era simple dependencia, nunca luchó por algo que no fuera el alcohol.

Me da asco. Ambos padres me dan asco. Ninguno de los dos tuvieron la iniciativa para salir del agujero inmundo en el que vivíamos, ni siquiera lo intentaron.

Estúpidos. Inútiles.

Los respeto lo necesario para no decir palabras más fuertes contra ellos, pero realmente no creo que lo merezcan. Los respeto porque son mis padres, sin embargo, fuera de eso, no lo merecen.

Diario de DIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora