Smutno ✔️

22.1-Ryker: A veces el silencio es ensordecedor

Estoy solo en la habitación y aunque no tengo una manera de saber que hora es, tengo claro que aún no han pasado esos cuarenta y cinco minutos. Todo lo que suele ser silencio en este sitio ahora es caos, y ni siquiera tengo la puerta abierta. Se oyen golpes, chillidos, lloros e incluso tiros. Vanya está enfadado no, desesperado, acojonado, con la rabia saliéndole por los poros de la piel y no puedo decir que me extrañe. La puerta se abre de par en par, a manos del chico que acompañaba a Vanya el otro día. Tiene los ojos rojos, como si llevara llorando horas o días. Me quedo callado esperando a que diga algo pero solo empieza a llorar.

—Ryker, lo siento tanto...—Sigo callado y él empieza a caminar hacia mi.—Siento que haya llegado a esto, siento que Vanya haya ganado.—Solloza más fuerte y entonces Vanya aparece por la puerta, con la camisa blanca que suele llevar impecable, sin una sola arruga y unos pantalones de traje de color gris. Definitivamente, Vanya nunca llevaría un chándal.

—¿¡Qué haces?!—Le grita Vanya y él se da la vuelta, tapándose la boca por la sorpresa.

—¡Tiene derecho a saberlo! ¡Tiene derecho a saber lo que va a pasar cuando ella lo vea!

—¡No! ¡Te lo estoy dando todo!—Parece está a punto de llorar él también pero solo se adentra en la habitación y lo coge del brazo con intención de arrastrarlo fuera. —¿¡Es que no te basta?! He cedido por ti, Matis. Por ti. Por ti he perdido.

—¡¿Qué crees que hará ella cuando se lo devuelvas así?! ¿¡Qué supones que será lo primero que sienta?! Irá a por nosotros. Esto no se acaba aquí y lo sabes.—Lo mira con lágrimas en los ojos, haciendo que Vanya deslice la mirada hacia mi.

—¿Quieres que se lo diga, que le dé opciones? Perfecto.—Se acerca más pasos llevando con él al chico que llora, desconsoladamente, de una manera tan derrotada que siento un nudo en la garganta.—Alyeska te quiere.

—Ya, lo ha dejado claro, yo a cambio de tu hermano.

—No. Te quiere. Todo esto es por ti. Me ha hecho huir de mi casa, de mi país, ha secuestrado a mis padres y ha desenterrado a mi hermano de su tumba solo por ti. Por recuperarte. Y si no está mintiendo, me ha encontrado y está aquí, esperando a que cumpla mi parte del trato o de lo contrario...—Pone la otra mano en su cintura, en forma de jarra, mirándome fijamente, esperando a que yo diga algo.

—Tú también la querías.—Murmura el otro chico.—Me explicaste cosas preciosas, me dijiste que...—Se sorbe los mocos y mira hacia el techo, como si eso fuera a ayudarle a no llorar.—Que te entregaste a cambio de ella con gusto y como se había ganado tu lealtad. Me explicaste con detalle el color de sus ojos y como pretendías tatuártelos si salías con vida.

Guardo silencio y dejo que acabe de hablar.

—Deberíamos darnos prisa, los cuarenta y cinco minutos no serán eternos.—Digo totalmente tranquilo. Ellos se miran confundidos lo cual hace que Vanya suspire y el otro chico llore con más fuerza.

—Estamos muertos, Vanya.

—Escúchame, Ryker. ¿Somos amigos, no?—Yo asiento una sola vez.—Tienes que fingir que la quieres. Al menos lo suficiente como para que me dé tiempo a huir. Tienes que hacer ver que te acuerdas de ella.

—¿Cómo voy a hacer eso?—Le pregunto totalmente en serio.—¿Me estás diciendo que yo estaba enamorado de esta chica y no lo recuerdo? ¿Cómo de fuerte me golpeé la cabeza?—Los miro a ambos y ellos se miran entre sí.

—¿Puedes hacerlo? ¿Puedes engañarla?

—¿¡Y yo qué sé?!—Levanto un poco la voz y Vanya suelta el brazo del chico para pasarse ambas manos por el pelo.