No sé que bicho le ha picado, pero me está tocando los cojones. Tal vez lo nota y solo busca divertirse, pero incluso así, no puedo enfadarme porque me recuerda a tiempos pasados. No me miro en el espejo, solo camino hasta los cubículos y me meto en uno de ellos. Justo cuando estoy a punto de cerrar la puerta, él se mete conmigo, cerrándola a su espalda con pestillo.
—¿¡Qué haces?!—Grito entre susurros dando un paso hacia atrás para no estar demasiado cerca. Me doy en la parte trasera de las rodillas con el retrete, cerrado con la tapa, oliendo a ambientador de limón con intensidad.—Sal de aquí.
—Nadie entrará porque pensará que estamos follando.—No puedo rebatir su lógica porque realmente es buena idea, pero... No había planeado ponerlo en peligro. ¿Cómo me ha seguido aquí? Pensé que todo había quedado aparcado en Madrid... —¿Quién te sigue?
—Nadie.
—Ese nadie parece asustarte. ¿Es tu novio?
—Yo no tengo novio.—Mi Ryker ahora preguntaría por compañeros de orgasmos, poniéndome roja. Agacho la cabeza y suspiro para poder debatir que hacer. No quiero que él esté en medio de esto, pero inevitablemente aquí estamos. Dejo la mochila sobre el retrete y lo miro. Si pudiera hacerle entender el peligro que corre y...—Estaré bien. Cogeré el próximo vuelo a Moscú.
—¿Y Finn? ¿Quién avisará a Finn?
—¿De qué?—Lo miro confundida y él se apoya en la puerta con una pose vacilona. Mantiene los brazos cruzados sobre el pecho, enseñándome los tatuajes.
—De que te vas.
—Ya le avisaré.
—Merece saberlo.—Decreta como si fuera ley.
—Oye, ¿estás enamorado de Finn o qué? Mierda, que obsesión.—Me muevo lo que puedo, incómoda en el espacio.
—Tienes poco respeto hacia tu marido.
—No es mi marido.
—Entonces no tienes marido ni novio, pero, ¿te los follas, no? Eso tiene un nombre, preciosa.—No puedo evitarlo y me acerco mucho a él, cogiéndole de la camiseta, haciéndola un puñado de tela en mi mano. Lo empujo con toda la fuerza que tengo, pero lo único que logro es pegarme a su pecho, conmocionándome más a mi que a él, porque de nuevo, soy yo quien lleva el peso de nuestra no relación. Lo miro con todo el odio que puedo, solo por si logro convencerme de que no tengo sentimientos por él.
—Con quien folle o no, no es de tu incumbencia.
—Lo conviertes en mía cuando jodes con mi familia, mi trabajo y mi vida.—Me coge del cuello con la mano izquierda, mientras con la derecha coge mi mano, aun en su camiseta, aun demasiado cerca. Trago saliva e intento permanecer muy quieta porque la presión de su mano me preocupa.—Así que dime, ¿quién coño te persigue y que has hecho para que quiera meterse contigo?
—No he hecho nada y el quién sea, no es tu asunto.
—Creía haberte dejado claro que sí.
—Me follo a quien quiera, niño rico.
—Que te abres de piernas para cualquiera está claro.— Abro la boca para escupirle, pero como si supiera lo que voy a hacer, me aprieta la garganta mucho más fuerte. Guardo silencio absoluto cuando oigo la puerta del baño abrirse, dejando pasar a alguien. Él también se calla y automáticamente suelto la tela de su camiseta. ¿Ha entrado? ¿Están aquí dentro? Intento mover la cabeza para ver si hay alguna salida de ventilación, pero la mano de Ryker me fija en el sitio. Con la mano derecha se lleva el dedo índice a los labios, indicándome silencio. Los pasos se acercan y se meten en uno de los cubículos y aunque intento calmar mi corazón, no puedo. Tengo claro que él también lo nota, más que nada, porque debe retumbar contra la palma de su mano, ridiculizándome por completo. Quien quiera que sea usa el baño rápidamente, tirando de la cadena y lavándose las manos. Debe pensar que soy patética, enamorada de alguien que no solo me ha traicionado a cada oportunidad, sino que ni siquiera me recuerda y encima tiene novia. Totalmente humillada levanto la mirada cuando los pasos parecen salir del baño emitiendo un sonido al cerrar la puerta principal. —Supongo que has tenido suerte por ahora. Dime quien es.—Dentro de todas las cosas que quiero decirle y que no puedo, hay algo que quiere escapar como sea. Quiero pedirle perdón, perdón por haberle mezclado en mi vida y por haber marcado su pasado. Tal vez mis disculpas valdrían más si mi misión actual no fuera hacerle la vida imposible, pero aun así...—¿Ahora te quedas muda?
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Smutno ✔️
RomanceSegunda parte de Sehnsucht. "Mi Rusia me enseñó que todos somos el villano en la historia de alguien y que aunque no me suele importar serlo en historias ajenas, me cortaría las manos por no serlo en la suya." "Alemania me partió el corazón, me trai...