Capítulo 42

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──¡¿Dónde está?!.

Manjiro lanzó las últimas cosas que estaban sobre el escritorio, en el lapso de cinco días aún no encontraba nada por su cuenta.

──No logramos localizar su celular. ──Kokonoi se mantenía de apariencia serena, aunque por dentro estaba angustiado.── Ese infeliz quitó todo rastro.

Escuchar eso lo dejo peor.

──Mantén la calma, si actuamos de esta forma no podremos rescatarla.

──Debe estar asustada.

Trató de pensar con cabeza fría, por más que quisiera, no sabía que lugar podría estar el desgraciado que tenía a su novia.

Una imagen llegó a su mente, un recuerdo reciente cuando la pelirroja le pidió escucharle cantar el himno de su escuela para una presentación junto un grupo de su curso como número en el festival. Ella tal vez no cantaba bien o algunas veces llegaba a desafinar pero eso no importaba cuando la veía tan feliz y viva, disfrutando el momento.

Su miraba, su voz, su sonrisa...

──Resiste Seina. ──murmuró.── Debes resistir un poco más.

Kokonoi llevó la mirada a su compañero de la organización que parecía ignorar todo a su alrededor, incluso los arrebatos de ira del jefe.

──Pareces disfrutarlo.

Sanzu reaccionó ante ese susurro, un poco más y se encontraba en evidencia.

──¿Qué quieres?.

──No se como pero voy a conseguir encontrarla donde sea que la tengas. ──toco su hombro para acercarse a él.── Yo que tú, me ahorro los tramites y le digo al jefe justo ahora, antes que lo haga yo de la peor manera.

El contrario no respondió a esa provocación pero apretaba sus manos debajo de sus bolsillos, comprimiendo exitosamente su ira.

[ ◈ ◈ ◈ ⸙ ◈ ◈ ◈ ]

──¡Rose!.

La nombrada acudió al llamado dudosa.

──Mi bella reina. ──tocó sus hombros por un momento para colocar algo en sus manos.

──¿Un celular?.

──Quiero que llames al rey y le digas que estas perfectamente bien.

La pelirroja miró el objeto unos segundos para después mirar a Sanzu, analizando su comportamiento notaba que se encontraba nervioso, cosa que se veía mejor en sus ojos que temblaban un poco sumando la molestia por algo.

Era un indicio que estaba siendo buscada, esperanza se implantó en su corazón.

──No.

──¿No?.

Seina retrocedió unos pasos, tan solo ese cuestionamiento era suficiente para ser consciente de que no había agradado su respuesta, sus pies toparon la primera escalera.

──Quiero decir...

──¡¿Crees que puedes elegir?!.

Subió determinada a encerrarse en la habitación pero grito cuando fue alzada por la cintura así que pataleo varias veces, logrando desequilibrar al contrario.

──¡Déjame!.

──¡Cállate!.

Cayó contra el suelo, sintiendo su cuerpo adolorido.

──Ja. ──carcajeo.── quién te viera preciosa, estás bajo mis pies.

Quiso levantarse pero rápidamente deseo pegarse al piso en cuanto sus mejillas fueron apresadas por el hombre.

──Nadie podría creerlo.

Se quejó por la fuerza ejercida, sus mejillas dolían.

──¿Ahora quieres llorar?.

Finalmente la dejo respirar.

──¿Sabes que?. ──sonrió.── Vamos a jugar.

──¿Qué?. ──murmuró con la poca voz que le quedaba.

──¡Vamos a jugar!.

Seina tuvo que 'jugar', era un tipo de trato oscuro donde ambas vidas se ponían en riesgo, había un objeto letal para usar, era tan solo cuestión de suerte y solo habían dos opciones, bien podría escapar sana y salva o también terminar de la peor forma por haberse dejado llevar ante sus emociones y negarse a los pedidos de Sanzu que estaba desesperado por quitarse de encima a su jefe.

Fue demasiado cruel, ni siquiera llegó a comprender como es que ella y Sanzu seguían con vida después de aquello. Ahora está en su 'habitación', temblando de la impresión que fue haber 'jugado' de esa forma.

Irremediablemente pensó en sus amistades, sus seres queridos.

«Madre, padre... Manjiro.» cerró sus ojos lentamente, toda su mente estaba en blanco. «Por favor... Por favor no pierdan su cordura por mi.»

Unos pasos pesados le hicieron abrazarse mucho más, en protección ante Sanzu que había entrado a la habitación acelerado.

──¡Rose!. ──se mostró preocupado para acercarse a la pelirroja.── Hey esta bien, estoy bien, no pasó nada.

No importara cuanto dijera, ella aún sollozaba.

──Perdón, perdóname. ──murmuró en lo que se acercaba a ella que aún no se movía de su posición fetal.

Cúando quiso tocarla, la pelirroja reaccionó en un chillido alejándose aterrada, cerrando sus ojos y tapando sus oídos.

──¡No me toques! ¡No me toques!. ──suplicó.── D-Dejame en paz.

Sanzu se alejo dando un suspiro lleno de cansancio e irritabilidad para levantarse, ahora totalmente escéptico a cómo se sentía la mujer en ese momento.

──No sabía que te pondrías de esa forma. ──habló mirándola por encima.── Además jamás habríamos perecido en la primera ronda, por los turnos era imposible que pasara, puse la bala hasta el fondo. ──frunció el ceño.── No seas una dramática.

── No seas una dramática

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❞ 𝐋𝐀𝐃𝐘 𝐑𝐎𝐒𝐄 ❝🌹๑╰─── • ⁽ ᵀᵒᵏʸᵒ ᴿᵉᵛᵉⁿᵍᵉʳˢ ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora