Capitulo 13

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Su mano estaba enredada en la de él, ambos corrían por los sótanos de ese extraño lugar, eran pasadizos profundos y oscuros, lo único que los alumbraba era la débil luz que había conjurado su hermana minutos antes de correr como locos cuando vieron el destello verde golpear a su padre en el pecho y lanzarlo lejos.

Ahí fue cuando escaparon y cuando sintieron por primera vez que serian libres, aun con miedo en sus corazones, no les quedaba de otra que correr por sus vidas o morir como aquel hombre murió...

– No te detengas – jadeó, sus pulmones ya ardían – Sigue corriendo, Annie.

Y aunque la niña, agotada y sudorosa no dejó de correr... sintió... escuchó aquellas voces en su cabeza, estaban tan cerca de ellos... estaban a escasos pasos.

– Nos tenemos que... separar – la niña se detuvo – Los escucho, están cerca.

– No, no... – Aleksander movió su cabeza – tenemos que escapar.

Anastasia asintió y tomó por los hombros a su hermano.

– Pero no juntos o nos encontrarán

Aleksander vio los ojos calmados de su hermana llenos de temor, era extraño, normalmente ella era la valiente y él solo la seguía, siempre había sido así, pero ahora tenía que ser igual a su hermana, tenía que demostrarse que con él... ella estaría bien.

– Iremos juntos, siempre juntos ¿Recuerdas?

Ella asintió con una sonrisa noble.

– Lo sé. Pero ahora debemos hacer esto...

– Annie...

Ella exasperada lo calló poniéndole una mirada intensa.

– No seas terco – se alejó – Irás por allá, y yo por aquí. Nos encontraremos a la salida.

– Pero...

– Te veré después, Alek. Se valiente – fue lo único que dijo antes de echarse a correr.

Y a él no le quedó de otra que confiar en ella...

Y fue su primer error, debió saberlo, su hermana se había sacrificado por él, escuchó los fuertes gritos de la niña y luego silencio, cuando se quiso devolver unas manos lo atraparon, alejándolo del suelo y aunque trató de escapar removiéndose tan fuerte como podía, gritaba, aquellas personas lo retenían y de un momento a otro...

Todo se calmó, dejo de sentir...

Se había quedado dormido.

Cuando se levantó, se encontraba en aquella habitación, oscura, maloliente y solitaria, no había rastro alguno de Anastasia...

– ¡Hola! ¡Sáquenme de aquí! – gritó el niño pegándole a la puerta con sus puños crispados – ¡Hey, sáquenme de aquí! ¡Tengo que ir por mi hermana!

Y aunque estuvo horas haciendo lo mismo... hasta que sus puños sangraron, nadie lo escuchó.

– Annie... – lloró y quiso sentir algo, su magia que los unía... pero nada... – Annie, vuelve... por favor...

La soledad le respondió con silencio... y recordó todo lo que había sufrido, porqué la soledad jugaba con la mente de las personas, sobretodo la de un niño solo y temeroso.

Cuando era pequeño, Aleksander solía practicar magia en el cuarto que compartía con su hermana mientras ella dibujaba, ella adoraba las artes, él por otro lado era más de ciencia. Eso lo hacían cuando su padre recibía visitas extrañas cada dos por tres, era agotante porqué Anastasia replicaba que escuchaba cosas horribles y él solo podía entretenerla para que se olvidara de escuchar, aunque era tan difícil. Incluso a él le escuchaba sus pensamientos sin querer.

UNA VIDA A TU LADO. - GRINDELDORE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora