Capitulo 21.

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Cuando las puertas se abrieron, Alek no dudo en suspirar, entusiasmado y todavía sin poder creérselo, ¿había sido adoptado? Era una pregunta que saltaba en su cabeza una y otra vez buscando una respuesta que durara para toda la vida, pero cuando veía el rostro sonriente de Albus o la mirada bicolor de Gellert, sabía que era realidad, que enserio tenía una familia ahora y que Annie también, que ambos estaban a salvo a pesar de todo. Después de tanto tiempo... después de tantos momentos malos, por fin... estaban bien. pero entonces, algo vino a su mente, ¿y si esas personas le hacen daño a sus nuevos... tutores, padres? Entonces, nuevamente sería culpa de ellos, así como cuando su madre murió.

– Entonces, aquí viven – dijo Annie alzando la mirada hacia el techo alto y blanco. – Es muy grande y bonito.

Gellert movió su mano y encendió la chimenea, era de noche y hacía frío.

– ¡Oh, mira ese poco de libros, Annie! – exclamó Alek señalando el enorme buró gris al final del salón, al lado de un enorme ventanal. – Merlín, ¿sobre que son?

– La mayoría son de Albus – dijo Gellert –

– ¡¿Puedo leerlos?!

Annie le dio un codazo en las costillas – No seas pesado.

– Pero... ¿Qué hice...?

Albus se rió – No importa, todo lo que hay aquí puedes usarlo, tu también, Annie.

La niña sonrió altiva.

– No soy muy de leer, prefiero experimentar – dijo Annie –

Gellert ocupó un puesto en el sillón mientras Albus iba a cocina para preparar la cena.

– ¿Y experimentar con qué exactamente? – preguntó el búlgaro.

Los dos niños se sentaron en el sillón doble.

– Hechizos – dijo Annie – Aunque todavía no pueda emplear la magia como se debe.

Gellert sonrió suavemente – Cuando era más joven me expulsaron de mi escuela por experimentar.

– ¡¿Qué?! ¡A usted! – exclamó Alek sorprendido

Annie bufó – Así se crean los mejores magos. ¿No es así, Gellert?

– Diría que si, pero no siempre es así – opinó Gellert – Albus es... muy diferente a mi y aun así, es el mejor mago que conozco.

Annie se cruzó de brazos – ¿De donde lo expulsaron?

– Durmstrang – respondió Gellert – Al norte de Escandinavia.

– O sea que no eres de por aquí – susurró Annie

– No, nací en Bulgaria –

– Yo se algo de Búlgaro – dijo Annie sonriente

Alek jugó con unas piezas de ajedrez de decoración que había encima de una mesita lateral al sillón.

– Annie es experta en idiomas, yo solo se ingles y ruso – explicó – Ella es como un genio, a pesar de tener apenas diez años.

Gellert alzó las cejas – ¿Qué otros idiomas conoces?

– Se ingles, obviamente, Ruso, francés y me defiendo bien con el Búlgaro y español.

Ti si udivitelen – alagó Gellert (Eres increíble) –

Blagodarya – Dijo Annie con una sonrisa altiva y orgullosa (gracias)

Albus se unió a la conversación con una charola llena de pasabocas dulces y salados que hizo con magia para no tardarse, usualmente, cocinaba sin utilizar hechizos era relajante. Dejo la bandeja encima de la mesa de centro y se sentó al lado de Gellert que pasó un brazo por encima de sus hombros.

UNA VIDA A TU LADO. - GRINDELDORE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora