Capitulo 5.

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Capitulo 5. 

Gellert entró al callejón donde había visto con anterioridad al joven Credence, y en efecto, lo vio tallando sus manos mientras lloraba amargamente, se veía encorvado y con varias lágrimas callendo de sus ojos. Gellert se acercó a él y cuando llegó a su lado, con cuidado tomó su mano entre las suyas y lo curó.

– ¿Por qué te haces esto, niño? – preguntó, Gellert.

Credence alzó su mirada, desconfiada y lleno de miedos hacia el mago búlgaro.

– Me ayuda...

– Hacerte daño no te ayudará – dijo el mago mayor – Me llamo Gellert Grindelwald, Credente.

– ¿Cómo sabe mi nombre? – preguntó el muchacho

Gellert sonrió suavemente – Porqué quiero ayudarte.

– ¿Por qué?

– Eres especial, Credence, lo sabes ¿verdad?

Credence negó furiosamente con la cabeza, se alejó varios pasos de Gellert llorando de nuevo.

– ¿Esp-pecial? ¡S-Soy un monstruo! ¡He hecho tanto daño pero... es que...

Gellert asintió, comprendiendo cada cosa – Eres poderoso, nadie vive con ese poder tanto tiempo.

– Quiero deshacerme de él.

Gellert arrugó el ceño levemente.

– ¿Es eso lo que realmente quieres? – le preguntó con suavidad – Te he visto, buscas a tu madre.

– La que pensé que era mi madre... – lloriqueó – Murió...

El búlgaro asintió – Lo sé, lo sé... escúchame, Credence, puedo ayudarte.

– ¡No, no puede! – gritó, alejándose más – ¡Déjeme solo!

– Quizá ahora no lo veas, pero no somos tan diferentes – dijo Gellert – Pero te daré espacio para que lo pienses, de ser así, vendré de nuevo, solo yo puedo ayudarte, Credence.

El mago búlgaro desapareció en cuestión de segundos, reapareciendo en el ministerio de magia Américana. Había un revuelo allá adentro, todos parecían estar hablando de un tal... loco que trajo criaturas extrañas en una maleta, Gellert se paseo por los pacillos hasta Vinda logró localizarlo.

– ¿Qué diablos sucede? – le preguntó a su auror

– Han atrapado a alguien, el señor Percival lo está interrogando en su oficina – dijo Vinda

Gellert enmarcó sus cejas, frunciendo ligeramente el ceño – ¿A quien?

– A un tal Newton Scamander, señor.

¿Qué mierda hace él aquí? Y de cualquier modo, aunque no le cayera tan bien, Newton estaba involucrado con Albus de alguna manera y tenerlo allí... era extraño. Gellert cambió de destino y caminó rápidamente hasta la oficina de Graves, cuando llegó, abrió la puerta sin tocar, exaltando a las personas que estaban adentro.

– Grindelwald, estoy en medio de una interrogación – replicó Graves alzando su cabeza.

Gellert desvió la mirada a Newt que estaba esposado y a una jovencita de cabellos negros y cortos, que también estaba esposada, y a un obscurus levitando a un lado de Percival.

– Me encargaré ahora del joven Scamander. – replicó Gellert entrando a la oficina.

Newt, prácticamente, que le había orado a Merlín, nunca pensó estar tan feliz de ver a un conocido allí.

UNA VIDA A TU LADO. - GRINDELDORE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora