Capitulo 15.

1.8K 195 38
                                    


 Era la quinta vez que Albus visitaba a Alek y esta vez fue con Aurelius quien estaba emocionado por sus ya dos clases con Gellert en la sala de menesteres en Hogwarts, Albus había pedido un permiso especial, y allí cada miércoles después de que Gellert saliera del ministerio, le dictaba clases de defensa a Aurelius, Albus le enseñaba la teoría en casa y también clase de pociones y aparición, algo que el joven estaba aprendiendo muy rápido y sus poderes, usualmente, se encontraban en orden, esto era por el cariño que recibía viviendo con el profesor.

– ¡Señor Dumbledore! – exclamó Aleksander poniéndose de pie y corriendo hacia Albus que lo saludó con un abrazo igual de amistoso.

– ¿Cómo estás, Alek? – preguntó Albus con una sonrisa mientras le entregaba una casa de chocolates mágicos – Son mis favoritos, los adoraba a tu edad.

Alek los tomó con una sonrisa – Gracias, me los comeré todos.

– No todos, puede darte dolor de estómago – replicó Albus

El niño asintió sonrojado por su repentina efusividad. Luego miró al joven que iba detrás de Albus.

– El es Aurelius, mi hermano – lo presentó

Alek extendió la mano hacia Aurelius – Un placer, me llamo Aleksander.

– Albus me ha hablado mucho de ti – dijo Aurelius estrechando su mano.

– ¿De verás?

– Oh, si – asintió Albus encaminándose a la cama de Aleksander – Le he contado que eres un niño muy valiente y dulce.

– ¿Dulce?

– Así es.

– ¿No es eso un calificativo muy... femenino para mi? – preguntó Aleksander sentándose al lado del profesor.

Albus sonrió, entendía que la cultura y crianza de Alek no era la más... diversa, pero él no solo era profesor de pociones, también podía enseñarle más de la vida a ese pequeño, después de todo, no tenía a nadie más.

– No está mal que un hombre sea tierno o dulce – dijo Albus – Ni tampoco está mal decirle a las mujeres que son fuertes y rudas.

Alek alzó las cejas – Annie es bastante ruda.

– ¿Enserio?

– Si, por eso se que debe estar bien – replicó el niño, parecía mas tranquilo y confiado que antes.

Albus sonrió suavemente – Hoy he venido justamente a eso, Alek.

– ¿Encontró a mi hermana?

– No, pero lo haré – declaró el profesor – ¿Verdad, Aurelius?

El joven se acercó mientras asentía – Es cierto, vamos a encontrar a su pequeña hermana.

– ¿Y cómo? ¡Quiero ayudar!

– Y lo harás, pequeño – dijo Albus y le dio un toque en la nariz – Gellert y yo haremos un hechizo de rastreo, no es una ubicación exacta pero nos dará un indicio de por donde comenzar a buscar. Necesitamos un poco de tu sangre.

El niño abrió mucho los ojos – ¡Mi sangre!

– Solo una gota – susurró Albus – Y... debes prometer que no se lo contarás a nadie ¿si?

– A nadie – aseguró Alek

Albus asintió, extrajo su varita y conjuró un frasquito de vidrio pequeño.

UNA VIDA A TU LADO. - GRINDELDORE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora