Capitulo 14.

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(Maratón de dos capítulos) 


Albus entró a la habitación cerrada con Aleksander aun tomado de su mano, el niño miraba todo con cierta desconfianza que entendió. La habitación era pequeña pero bien acomodada, y sobretodo, tenía un ambientador mágico con olores frutales.

– ¿Y... me quedaré aquí? – preguntó el niño

Albus suspiró, ojalá pudiera hacerlo de otra manera.

– Es provisional –

– Pero... no entiendo... ¿por qué salir de un orfanato para entrar en otro? – preguntó Aleksander, todavía de su mano.

Albus se giró hacia él poniéndose a su altura, le tomó ambas manos.

– Esto no es un orfanato, Alek... ¿puedo llamarte así?

Él asintió.

– Alek, esto es una casa de seguridad del ministerio, donde traen a los niños que han sido victimas de abuso mágico o tráfico, en tu casa, tu... padre, él era un traficante y estás bajo la custodia del equipo de seguridad mágica – trató de ser lo más claro posible.

No quería que aquel niño tuviera que sufrir mientras se encontraba allí.

– O sea que... ¿Aquí no me van a lastimar ni decirme cosas malas?

El corazón de Albus se partió en dos pedazos desiguales, una de las cosas más horribles para él era ver a los niños sufrir, y más si es por los descuidos de los adultos, no entendía como un padre podría ser tan... hijo de perra para poner en peligro a sus hijos o peor aun, para lucrarse con ellos.

– No, aquí estarás a salvo. Este departamento es de seguridad, y Gellert es el jefe así que estaremos muy al pendiente de ti –

El niño asintió ligeramente.

– ¿Y...por qué mientras espero... lo que sea que tenga que esperar, no voy con usted? – preguntó con la voz baja.

Albus sonrió tristemente – No puedo, las leyes me lo prohíben y podría ser peligroso para ti. Pero... vendré todos los días a visitarte – prometió

– Esta bien...

Albus se colocó de pie, ahora ya se habían soltado, observó a Alek caminar hacia la camita personal.

– ¿Y que pasará con Anastasia?

– La encontraremos, no te preocupes – respondió Albus –

El niño asintió lentamente – Gracias por lo que hace, profesor Dumbledore.

– Llámame Albus –

Alek negó con la cabeza – De donde vengo, a los adultos se les respeta y se les llama de usted, profesor Albus Dumbledore.

Albus soltó una risa – Como quieras, señor Aleksander.

El niño se sonrojó – ¿Vendrá mañana?

– Si, mañana vendré. Trata de descansar ¿si?

– Si.

– Bueno, hasta mañana, Alek.

– Hasta mañana, profesor.

Albus sonrió por última vez y salió del cuarto, la puerta se cerró y el seguro mágico se activo, Albus soltó una maldición mientras se alejaba a duras penas. Entró a la sala de juntas donde ya estaba Gellert, Vinda y Oliver, los dos últimos de pie atrás de Gellert, estaba el ministro de magia y los secretarios, a demás, de todo el consejo.

UNA VIDA A TU LADO. - GRINDELDORE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora