Capitulo 29.

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Gellert ordenó su papeleo en la tarde, estaba listo para partir con su familia a un viaje seguramente espectacular antes de que los chicos entraran a Hogwarts y ya no podría verlos muy de seguido, eso lo detestaba pero eran normas de la escuela que los alumnos vivan allá y con Albus de esposo, Gellert no podía hacer mucho.

– ¿Te vas? – preguntó alguien en la entrada de su despacho.

Gellert no tuvo que mirar para saber quien era, el disgusto se posó en rostro.

– ¿Qué quieres?

Percival entró sin malestar, venía sonriendo suavemente como si visitara a alguien a quien quería mucho, o más bien, el lado hipócrita de esa escenita.

– Imagino que tu carta de permiso en el ministerio fue para irse con el profesor y tu intento de familia ¿no?

Gellert tragó saliva, tan fuerte solo para controlar sus malditos instintos que le susurraban al oído: mata a ese engreído bueno para nada, pero no lo hizo, se lo había prometido a Albus.

– Fingiré por tu bien que no he escuchado nada – dijo Gellert volviendo a sus pergaminos – Largo de aquí.

– ¿Crees que no se que fuiste tu el que asesinó a sangre fría a Benjamín?

Gellert no mostró indicios de sorpresa y tampoco levantó la mirada.

– Largo. No sabes lo que dices y acusas a alguien inocente de un homicidio, será mejor para ti tener pruebas.

– Deja de fingir por una vez – Percival se acercó – Se lo que eres, Grindelwald.

El búlgaro levantó la cabeza – Ilústrame. – Quizá así podría saber que tramaba.

– Un sádico terrorista encapsulado en una vida que no le pertenece – aclaró Percival – Un misógino que quiere ver el mundo a sus pies pero está ocupado limpiando caca de bebé y lavando trastes en una bonita familia conformada por un profesor de escuela y dos niños rotos. ¿Sigo?

Gellert exhaló – ¿Esto es por qué te rechacé en Nueva York?

– Penes hay por montones, querido – ladró Percival – No te creas especial pero si, quizá tu rechazo ha sido lo más excitante que me han hecho.

Gellert enmarcó una ceja – Pues que triste y patético debe ser. No es mi problema si estas obsesionado conmigo o con quien piensas que soy, pero te doy un consejo, no le busques males al cuerpo, no vale la pena.

– Solo quiero que puedas ser quien tu quieres ser – dijo Percival – Que puedas ser tu.

– No digas tonterías...

Percival suspiró – ¿Tonterías? ¿Lo son? Sabes bien que quieres ser alguien diferente, quieres... el poder, quieres liderar... quieres cambiar este patético mundo.

Gellert escuchó atentamente y asintió, no le daría la espalda a esto. Se acercó a Percival.

– Quizá – asintió – Pero quiero hacerlo con Albus Dumbledore de mi lado, si no es así, mi vida con él, justo como es ahora, me agrada y no cambiaría eso por nada.

Percival torció el gesto – No seas sentimental, no lo eres. A ver, quédate conmigo, mira lo que aprovechado en silencio y toma tu decisión.

– ¿De que mierda hablas?

Percival sonrió – ¿Quién diablos crees que es el líder de una organización tan grande sin levantar sospechas?

Gellert frunció el ceño – ¿Tú...?

UNA VIDA A TU LADO. - GRINDELDORE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora