💟 Capítulo 2💟

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❤️Una amistad de verdad, solo seguirá viva si los recuerdos nunca mueren.❤️

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Abrió los ojos con lentitud al percibir un aroma dulce, proveniente de la cocina, se sentó en su cama y frotó sus ojos, observó el reloj y sonrió, aún faltaba mucho para su pequeña reunión con sus antiguos amigos. Estiro un poco sus brazos, dejando salir un suspiro, para liberarse un poco del dolor que tenía en su espalda, causa de su mala manera de dormir.

Acomodó las sábanas de la cama y fue al baño para lavar su rostro y dientes, al menos así ya no tendría cara de aburrido.

-Tengo hambre -pronunció de nuevo, ese aroma tan delicioso seguía inundando sus fosas nasales.

Luego de deleitarse un poco con esa fragancia, supo que lo que era, se vistió rápido y corrió hasta la cocina; una que no sabía en donde estaba, pero que de igual pudo encontrar. Una enorme sonrisa se formó en su boca al ver lo que estaba sobre la mesa.

-¡Sihyoung! -gritó con evidente emoción.

El susodicho pegó un brinco por la manera tan repentina en que su amigo había llegado. Vaya que ni siquiera logró oír sus pasos, parecía un gatito muy sigiloso.

-Buenos días, Jongho, ¿Dormiste bien?

-¡Mejor que nunca! -aseguró, dando pequeños saltos de emoción, sujetando la barra de la cocina con sus manos para ayudarle a impulsar en cada salto.

-Si, seguro que esa alegría no es por dormir, sino más bien porque quieres flan, ¿O me equivoco? -cuestionó.

El menos le dedicó una sonrisa nerviosa, estaba un poco apenado.

-Tu silencio lo dice todo, ve a sentarte, ahora te doy tu desayuno

El contrario asintió y tomó asiento en una de las sillas del comedor, aún manteniendo esa mirada llena de ilusión; solamente quería probar, de nuevo, el flan que hacía Sihyoung, ya que a él le quedaba verdaderamente bueno, además de delicioso.

Cuando vió un plato vacío frente a él, sintió que algo le faltaba. Miró a su amigo, que seguía moliendo algo en la licuadora, y regresó la vista a su plato tan solitario.

Su estómago soltó un ruido extraño que le hizo brincar, tenía bastante hambre. Estaba muy seguro de que en cualquier segundo se desplomaría por completo en el duro suelo.

-Deja de hacer esa cara -le regañó el mayor, al notar como el menor tenía las grandes intenciones de llorar.

-Pero... mi plato -susurró sin despegar la vista de aquel objeto.

Mi Primer Beso // 2HoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora