-¿Ves a la luna, y a esa estrella a su lado?
-Sí...
-Somos nosotros, en donde tú, eres la luna...
-¿Por qué?
-Porque eres mi planeta más hermoso
✨ Historia totalmente mía
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✨ Actualizaciones cada Viernes ^^
❤️ Podré superar muchas cosas, pero menos el temor a que algo malo te pase❤️
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-Nos alegra que ya estén de vuelta -la dulce voz de la progenitora del pelicafé llegó a oídos de todos los chicos. En especial a los de su hijo.
-¡Mami! -dijo con emoción, yendo directo a abrazarla.
La había echado mucho de menos. No hubo día en que su mente no pensara en la mujer tan asombrosa que tenía como madre.
-Señores Choi, muchas gracias por cuidar de la casa -habló el pelinegro, posando una mano sobre el hombro de Jongho.
-Gracias a ti por cuidar de mi hijo -la mujer hizo una pausa para mirar a los amigos del pelicafé y añadió: -Bueno, a todos, les agradezco por cuidarlo -sinceró.
-Bueno, ¿qué están esperando? Mi esposa y yo hemos preparado una delicia de comida -la voz del padre de Jongho se escuchó del comedor hasta la sala.
-Uuuy, comida, yo quiero -dijo el rubio, caminando en dirección al comedor, siendo seguido por Ayno, Jongho, Mujin y Suil.
Los menores tenían hambre y eso era de esperarse ya que el recorrido había sido un poco largo y estresante para varios de ellos.
-Bueno, Yunho tiene que darles una noticia -comentó el pelinegro, provocando que el mencionado lo volteara a ver con una mirada confusa y nerviosa.
-¿Qué clase de noticia? -cuestionó el hombre con un semblante duro que no reflejaba más que seriedad.
El peliazul tragó saliva de los nervios y se aproximó hacia ellos para poder explicar mejor las cosas y que no se viera como un cobarde... aunque cada vez que veía al padre de Jongho, no podía evitar sentirse patético y como una hormiga al lado de él.
Su aura dominante era lo que le causaba miedo de tan solo pensar en como sería si el Señor Choi se llegaba a enfadar con alguna persona. Aunque en realidad tampoco quería saberlo porque seguro que no sería agradable.
Por el contrario, la mujer era bastante comprensiva y emanaba un aura tranquila y serena, todo lo contrario al de su esposo, sin embargo, no podía tomársela a la ligera puesto que no sabía cuál sería la reacción de ella si algo malo, que le hiciera enojar, sucediera.
-Oh, Yunho, cariño, no te pongas nervioso -habló la mujer al percatarse de que los labios del peliazul temblaban. No mucho, pero lo suficiente para notarlo.
