💟 Capítulo 35💟

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❤️La alegría de una persona, incluso en los malos momentos, no cambia.❤️

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Un aroma familiar inundó sus fosas nasales, haciéndole despertar debido al pequeño ruido que su estómago había hecho. Se sentó en la cama con un poco de pesar, todo su cuerpo lo sentía cansado y adolorido, a parte de eso, al frotar su rostro para poder despertar mejor, pudo percatarse de que sus ojos estaban hinchados sin motivo alguno.
Miró a un costado suyo y formó un puchero con su boca, su amigo no estaba consigo y eso no le gustaba para nada. No se había dado cuenta de que sus manos estaban vendadas sino hasta que se despojó de las cobijas que aún cubrían sus piernas, por un momento se asustó, pero comenzó a calmarse cuando notó la presencia del peliazul cerca de él.

-Buenos días bonito, ¿Ya quieres desayunar? Preparé hotcakes con mermelada y chocolate recién hecho -dijo con una sonrisa.

No quería mencionar nada de lo ocurrido durante la madrugada, pero esas imágenes aún continuaban rondando por su cabeza. El menor lo miró directo al rostro, justo en el lugar en el que yacía un rasguño de color rojo que era muy visible a ojos de cualquiera.

"¿Yo hice eso?" Se cuestionó mentalmente con una tristeza enorme.

-¿Jongho? ¿Qué tienes? ¿No vas a desayunar? -insistió el más alto, ganándose una mirada llena de susto por parte del contrario, quién de inmediato retrocedió sobre su cama hasta quedar con la espalda pegada a la pared.

-No, no, no, no no no no, lo siento -murmuró con el terror y los nervios a flor de piel.

-Oye, Jongho, tranquiliza...

-¡No! -gritó. -¡No te acerques! ¡Puedo hacerte daño! ¡Yo te lastimé! ¡Lo siento! -decía con lágrimas en los ojos y con su voz un poco ronca, al mismo tiempo que se tapaba los oídos con sus manos.

La fuerza que ejercía estaba causando que sus dedos se tornaran de un color blanco, sus ojos los mantenía cerrados con fuerza, tratando de que las lágrimas no se le escaparan más, pero era muy imposible. Sus nervios no le permitían pensar con claridad para poder calmarse, estaba asustado y confundido; en ese instante solo quería desaparecer para siempre, deseaba ser como lo era antes de todo lo malo que le había ocurrido, sin embargo, el tiempo avanza y no retrocede, algo común y verdadero.

-Jongho, por favor, cálmate. Mira, no hiciste nada malo, solo fue un rasguño y no me duele -los intentos por tranquilizar al menor eran en vano ya que, el pelicafé seguía murmurando cosas para sí mismo que no alcanzaba a escuchar con claridad.

-Vete... -musitó el contrario, abriendo sus ojos y retirando las manos de sus oídos. Esa no era la misma mirada adorable de Jongho.

Mi Primer Beso // 2HoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora