Capítulo 7

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"¿Te encuentras bien? Luces pálido e incómodo". — Se acercó el de cabellos platinados al moreno.

"No es nada, lo que pasa es que los hospitales me traen malos recuerdos". — Los ojos de Daichi se veían apagados, como la primera vez que se conocieron. Al cabo de los días su mirada había cambiado, mostrándose más brillante, como con vida.

"Si quieres puedes quedarte aquí. Yo iré".

"Gracias por tu preocupación, pero tú no puedes hablar con nadie más a parte de mí. Alguien tiene que hacer las preguntas, ¿no crees? Además, puedo soportarlo". — Daichi le dedicó una gran sonrisa, poniendo nervioso a Suga.

"De acuerdo. Pero si veo que te empiezas a sentir mal nos iremos de inmediato al apartamento. ¿Ok? Y no quiero un "no" por respuesta, ¿está claro?"

"Das miedo, ¿sabías?"

"Estoy muerto, ¿qué esperabas?" — Ambos rieron. Se entendían mucho, y se sentían a gusto con la presencia del otro.

Entraron por las puertas automáticas. Pacientes por aquí, doctores por allá, emergencias, consultas, personas accidentadas, personas embarazadas, niños fracturados, resfriados, alergias, y de repente ese ambiente despertó los recuerdos de Suga.

Todo le pasó como una película en su mente, cuando lo adoptaron los Hinata, el nacimiento de sus dos hermanos menores, su primer día de escuela, las aventuras de su hermano menor, su graduación de la preparatoria, sus estudios universitarios, la boda de Shoyo, el nacimiento de sus sobrinos mellizos, trabajo, trabajo, trabajo y más trabajo, por último el accidente.

Daichi rozó su mano con la de Suga, lo había notado. Estar en el hospital había afectado a Suga.

"No te voy a dejar sólo. No te preocupes, descubriremos que sucedió y podrás descansar". — Aquellas palabras reconfortaron y molestaron a Suga, pues definitivamente sí quería saber cómo y cuándo había muerto, pero aún no quería dejar a Daichi.

"Buenas tardes caballero. ¿Cómo podemos ayudarlo?" — La recepcionista muy amablemente se dirigió a Daichi.

"Buenas tardes. Yo... Mmm... Me gustaría saber si se encuentra aquí alguien llamado Sugawara Koishi". — La señorita miró a Daichi algo inquieta.

"¿Sugawara Sensei?" — Daichi observó de reojo al de cabellos platinados quien asintió lentamente.

"Así es. Yo... Mmm... Quería programar una cita con él, pero el sistema del hospital para agendar citas estaba algo lento cuando quise utilizarlo". — Suga se sorprendió de la mentira que Daichi había dicho, lo importante era que le creyeran.

"Oh lamentamos los inconvenientes señor. Puedo ofrecerle una cita con Kyotani Sensei, lamentablemente Sugawara Sensei no está disponible". Ambos chicos se miraron, tenían que indagar más, aunque pudiera ser un arma de doble filo.

"Oh. Qué lástima, escuché que es el mejor. ¿Puedo preguntar por qué ya no está disponible?" Muy directo, tal vez.

Por ahí pasaba una chica rubia, quien escuchó el nombre del doctor que fue muy amable con ella una vez ingresó al hospital.

"No podemos ofrecerle esa información. Es clasificada".

"Entiendo. Pues entonces me gustaría agendar la cita con Kyotani Sensei. Por cierto, recién acabo de volver de Tokyo, entonces creo que necesito vincularme al servicio médico".

Le pidieron sus datos, y le ofrecieron un carnet que lo haría parte del sistema de ese hospital. Agradeció por el tiempo que le fue brindado, y saliendo por las puertas automáticas una mano tomó la manga de su saco deteniéndolo. Daichi giró en la dirección y vio a una chica bastante bajita, rubia, de ojos cafés claros, algo tímida.

"¿Puedo ayudarte?" — Daichi miró a la chica y luego a Suga, buscando explicaciones. Suga sonrió, algo que tranquilizó a Daichi.

"Pues... Yo... ¿Podemos hablar?" — Daichi asintió, pues Suga le dijo que ella era una persona de fiar.

Salieron al jardín que quedaba en la parte trasera del hospital y se sentaron en unas bancas de madera, donde les rodeaban muchas flores de muchos colores y el aire era limpio y puro.

"Hermoso. Me encanta éste jardín, la ubicación de las flores, las de las sillas, la fuente, los árboles, las pérgolas, los colores. Es perfecto". — Daichi se sintió observado, y efectivamente la rubia sonreía por la expresión del moreno al hablar del jardín. — "Lamento eso, soy arquitecto paisajista. Cuando veo un jardín que está bien diseñado no puedo evitar elogiarlo". — Eso sorprendió a Suga, pues nunca habían hablado de la profesión del moreno. Ahora conocía algo más de él.

"No es problema. Mi nombre es Hitoka Yachi. Soy enfermera del hospital". — Le ofreció su mano al moreno luego de presentarse.

"Sawamura Daichi. Arquitecto. Un placer". Devolvió el saludo.

"Igualmente, ahora, Sugawara Sensei, ¿cómo lo conoce?" Su semblante era serio.

"Oh... Lo conocí hace un tiempo. Era mi vecino y me dijo que si alguna vez tenía algún problema no dudara en ir al hospital a preguntar por él, pues se haría cargo". — El modo como mentía Daichi, era con mucha facilidad. No le gustaba mentir, pero tenía que hacerlo para averiguar sobre Suga.

"Entiendo. Pues verá, Sugawara-sensei no se encuentra disponible debido a que... Lo lamento, no me corresponde a mí decirlo, llamaré a un superior para que hable con usted". — Yachi le dedicó una reverencia mientras le pidió que esperara allí.

"Mientes de manera muy natural". — Fijó su mirada en el azabache.

"No es que me guste hacerlo, pero si queremos saber en verdad más sobre ti es necesario Suga". — Sonrió con suavidad.

"Gracias por hacer todo esto por mí". — Le devolvió la sonrisa.

"Y lo haría las veces que fueran necesarias". — Ambos se sonrojaron por la honestidad de Daichi hacia el chico. Se sentían raros y culpables, uno por empezar a amar a una persona viva y el otro por amar al espíritu de una persona que había abandonado el mundo.

"¿Sawamura Daichi?" — Un hombre de estatura mediana, cabello negro alborotado, ojos medio marrones, gafas, bata y camisa blanca, corbata roja, pantalones negros y zapatos del mismo color caminó hacia el joven azabache, interrumpiendo, no intencionalmente, a los dos chicos. — "Un placer. Mi nombre es Takeda Ittesu Sensei, el superior de Sugawara Sensei".

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Sora Mitai [Finalizada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora