Capítulo 14

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Daichi no quería volver a vivir aquello, ya había perdido a su esposa una vez, a Michimiya Yui.

Incluso cuando nunca hubo un interés romántico, la pérdida de la chica y del bebé, aún sin haber sido el padre del pequeño, creó un gran agujero en su corazón, el cual fue sanando poco a poco cuando la llegada de un "ángel" alegró sus días grises y le brindó la más grata compañía, a pesar de que él era el único que lo podía ver.

Lo amaba, se había enamorado por primera vez, y lo estaba perdiendo, lentamente lo estaba perdiendo.

Daichi veía cómo poco a poco el color en el rostro de Suga se desvanecía, sus mejillas se tornaban cada vez más pálidas, sus labios rosados cambiaban a un tono más lila, y escuchó una última exhalación proveniente de aquellos labios.

Daichi cayó al suelo sobre sus rodillas, su cuerpo temblaba, las lágrimas delgadas caían delicadamente una tras otra sobre sus mejillas, lo había perdido, Suga había fallecido.

"Hora de la muerte, 11:30 am". — Esas palabras se repetían como un eco constante en su mente.

"¿Koishi-nii? No. No. No. Debe ser una broma. Es una broma, ¿verdad Tobio? ¿Tobio?" — El azabache de ojos azules no se atrevía a mirar el rostro de su esposo. Tornó su mirada hacia un lado, mordió su labio y abrazó el cuerpo delgado del pelinaranja.

"Lo siento 'Mandarina'. De verdad, lo siento". — Hinata tembló ante tales palabras y se acurrucó en el pecho del azabache. Kageyama lo rodeó con sus brazos, brindándole protección, calor y una gran fortaleza para lo que estaba viviendo el más bajo, la pérdida de "su hermano mayor".

"Suga. Suga. Suga... ¡Koishi!" — Daichi gritó mientras que se abrazaba a sí mismo. — "¡¡¡No me dejes!!! ¡¡¡Te amo!!!" — Gritó aún más fuerte llevando sus manos a su pecho a la altura de su corazón.

Todos allí sollozaban al ver a Daichi tan destruido, impotente, frágil, con el corazón roto y su alma quebrantada, hasta el hombre castaño de lentes sentía el dolor que estaba experimentado el joven moreno, entendiendo que éste estaba llorando la muerte de su alma gemela.

Takeda se empatizó con Daichi, por lo que se acercó al cuerpo inerte de Suga. Colocó sus manos sobre el pecho del de cabellos platinados y le proporcionó presión seguidas veces, las enfermeras corrieron a ayudarlo con una bomba de oxígeno manual, y el desfibrilador.

Cargaron a 120 y Takeda-sensei colocó las palas metálicas sobre el pecho del de cabellos platinados, pero no hubo ningún tipo de reacción, repitió el proceso varias veces, hasta que le pegaba puños en el pecho; como si se tratara de un milagro Suga soltó una leve tos, que se volvió más potente.

Abrió sus ojos lentamente, pues la luz que entraba a través de los ventanales de la habitación era bastante brillante.

Hinata se acercó rápidamente a su hermano y tomó sus manos entre las de él.

"¿Koishi-nii?"

"Shh-oo-y-oo". — Música para los oídos de todos. Suga había despertado.

"¡Koishi-nii!" — Abrazó al mayor, pero inmediatamente le proporcionó un golpe en el hombro izquierdo. — "¡No vuelvas a asustarme de esa manera! ¡Baka!" — Hinata tenía muchas emociones encontradas, y sus lágrimas podrían llenar fácilmente todos los mares del mundo.

"Lo siento Shoyo. No quise preocuparte 'bebé'. ¿Me perdonas?" — Suga posó su mano en el pelo ondulado del pelinaranja y lo acarició sutilmente. Por hoy Hinata le pasaría el uso de aquel apodo meloso, que aún odiaba.

"No fue tu culpa Koishi-nii. Aquel que te atropelló murió en el accidente. Según el reporte del caso el hombre sufrió un infarto, y es por eso que el camión se salió de control chocando contra ti". — Explicó Hinata.

"Ya veo. Ouch, mi cabeza me duele, y mi cuerpo también... ¿Puedo pedirte algo?"

"Lo que quieras Nii-chan".

"Muero por un yakisoba. Tengo hambre". — Todos sonrieron y luego rieron por el pedido extraño de Suga, aunque ¿quién podía culparlo? Llevaba dos meses en coma.

Suga observaba todo su alrededor, su hermano, su cuñado, sus amigos y unos desconocidos, pero que le brindaban confianza, sobretodo un moreno azabache que lo miraba con detenimiento y con una sonrisa en su rostro.

"Hola... Perdón, pero... ¿Te conozco?" — Daichi borró su hermosa expresión de su rostro, y sus ojos fueron opacándose.

"¿Koishi-nii? Es Daichi-san, ¿recuerdas? Él fue quien me convenció de no firmar los papeles que autorizaban que te desconectaran. Salvó tu vida Nii-chan". — Suga se sintió algo incómodo, aunque agradecido con el moreno por haberlo salvado.

"Está bien Hinata. Me alegra saber que Suga por fin haya despertado. Para mí saber que estará bien de ahora en adelante, me tranquiliza. Lamento los inconvenientes, entregaré el apartamento el día de mañana. Muchas gracias por todo. Y Suga, cuídate". — Ofreció una reverencia y salió del cuarto.

"Daichi-san". — Kageyama fue tras el moreno y Hinata se quedó junto a su hermano, quien observaba la puerta por donde Daichi había salido unos segundos atrás con ¿culpa?
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"¡Oi! ¡Espera! ¡Daichi!". — Kageyama lo jaló de su muñeca y detuvo sus pasos apresurados. — "¿Y si te lo presento como se debe? No te cierres a una oportunidad sólo porque no te reconoció al despertar. Puedes empezar de cero con él".

Daichi tomó la mano de Kageyama y la retiró de su muñeca con un suave movimiento. Miró hacia arriba y soltó un suspiro donde se sentían todas sus emociones.

"Kageyama, yo la verdad amo a Suga, y es por eso que debo dejarlo ir".

"¿Qué clase de conclusión es esa? Es lo más estúpido que he escuchado en mi vida Daichi".

"Tal vez lo sea, pero todo lo que vivimos juntos, las palabras dichas, el sentimiento del calor de su alma cerca de mi cuerpo, son cosas que nunca olvidaré". — Daichi le dedicó una sonrisa a Kageyama, pero el azabache sabía que era una sonrisa falsa, una que denotaba dolor y tristeza.

"Daichi". — Kageyama lo miró con el mismo dolor en sus ojos.

"Pero Suga no se acuerda de mí, y  estoy seguro de que si me quedo a su lado, él se sentirá incómodo porque no sabrá quién soy yo. Esto es lo mejor, gracias por todo Kageyama. Si el destino lo quiere, nos encontraremos otra vez ".

Daichi cruzó las puertas del hospital, soltó un suspiro de frustración, y unas lágrimas traicioneras surcaron por sus mejillas. Las limpió con determinación, tomó aire y dirigió su andar hacia el apartamento.

Tendría que ir a empacar sus cosas de nuevo, y molestar a Tsukishima y a alguno de sus amigos para que lo acompañaran en su búsqueda de un nuevo hogar.

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Sora Mitai [Finalizada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora