Capítulo 28

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CAPÍTULO 28

Después de aquel mensaje, yo ya no puedo estar tranquilo. Los nervios espantaron todo tipo de cansancio y sueño y comencé a pensar en qué rayos le iba a decir a mis padres. Ellos llegarían en cualquier momento y yo era un jodido desastre en todos los sentidos.

Le envío una respuesta a Zemo que a mí parecer, sonó bastante incrédula.

Bucky: ¿De verdad? ¿No estás jugando conmigo?

Su respuesta tarda en llegar, pero al cabo de unos minutos, el teléfono vibra entre mis manos haciéndome saltar.

Zemo: Sabes perfectamente que yo no bromearía con algo como eso.

Zemo: Lo vi salir esta mañana de la oficina de Woods y realmente me habría acercado si él no hubiera ido como toro derechito a su coche.

Trago con dificultad. ¿Cómo un toro? ¿Grande y amigable?

Zemo: Literalmente, él estaba ardiendo en rabia, Buck. Sabes que no me gusta asustarte y usualmente te digo que te mantengas relajado, pero ahora amigo...

Zemo: Ahora debes prepararte física y mentalmente para esto.

Bendito Dios.

Me aprieto el pueste de la nariz y me despido de Zemo, agradeciéndole la información que me ha entregado. Me recuesto nuevamente en la cama y apago la luz quedando todo tieso y sudoroso. Mis ojos están bien abiertos imaginándome lo que posiblemente me dirán papá y mamá cuando me vean de esta manera. De hecho, ya tengo algo más o menos pensado de lo que me dirá papá, pero mamá... bueno, ella es un caso aparte porque nunca sé cómo va a reaccionar.

Ruedo en la cama un par de veces y cuando me doy cuenta de que no podré quedarme dormido, me levanto tomando una bandana para sujetar mi cabello antes de salir de la habitación. Mis pies descalzos recorren el corredor y bajo las escaleras a oscuras hasta que llego a la sala y enciendo la luz. Todo es un desastre y si no ordeno un poco antes de la llegada de mis padres será mucho peor.

Así que, comienzo con la cocina. Utilizo guantes para lavar los platos y las ollas, sacando la basura que se ha ido acumulando por semanas. Me siento como una sirvienta al estar fregando todo para que quede reluciente o eso es lo que yo creo. Nunca había hecho esto antes y estoy poniendo todo de mi parte para que el resultado sea agradable ante los ojos de mamá. Una vez que he acabado con la cocina, voy a la sala con la escoba y el recogedor. Ordeno su ropa que está regada por algunas partes y al acabar, voy hasta la habitación para dejar la ropa del pequeño cerdito en mi closet.

Después de ordenar todo el desastre de la casa, me vuelvo a acostar. Son cerca de las tres y media de la madrugada, pero yo no puedo pegar un ojo, pensando en la reacción que mis padres posiblemente tendrán cuando regresen a casa. Tengo muchas preguntas que hacerles, pero sé que tendrán que esperar a que todo el ataque contra mí acabe. Imagino que ellos no estarán felices porque me han expulsado de la universidad. Papá deberá seguir pagando el resto del año de carrera y posiblemente me envíen a trabajar para devolverle, aunque sea un poco del dinero que él gastará inútilmente en mí. Pero, lo que más me preocupa, es la reacción de ellos al ver a su nieto.

Finalmente, mis párpados caen cansado cuando ya está amaneciendo.

°°°

No sé cuánto tiempo he dormido, pero cuando escucho la puerta principal cerrarse, abro los ojos sintiendo mis párpados arenosos por la falta de sueño. Me pongo de pie de un salto y miro a mi alrededor, pensando de forma estúpida dónde puedo esconder al bebé. Él sigue dormido y es mejor así, creo.

¿Este bebé es tuyo? | Bucky Barnes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora