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Narradora

El ambiente era cálido para ambos, se podía oler y sentir el deseo que estos dos se llevaban desde hace un tiempo...

No podían resistir más...

Las manos escurridizas del peli gris no resistieron más y comenzaron a aventurar las caderas y la cintura de la oji carmín que sentía como si se estuviese derritiendo a su tacto. Ella jadeaba al sentir las cálidas manos recorrer su esbelto pero escultural cuerpo, que a pesar de tan solo tener casi 18 años, su cuerpo era bendito a la vista de muchos.

Sanemi gruñia al sentir como los muslos de la Kobayashi apretaban sus caderas mientras rozaba su miembro con el sexo de la joven... Estaba comenzando a perder el control y ya no podía más. La cargó nuevamente en sus brazos y corrió a su habitación.

—Ammm ¡Sanemi-san! ¡Espere un momento! —decía T/n entre jadeos sin entender la acción del Shinazugawa.

El oji violeta ignoró las palabras de la chica mientras continuaba subiendo las escaleras rápida pero cuidadosamente para no tropezar.

Al llegar a su habitación, la aventó a la cama, cerró la puerta con llave para luego quitar rápidamente su camisa. Aunque T/n quería replicar la acción del mayor, no podía salir palabra alguna de su boca, ya que al ver el torso tan escultural y tentador del mayor, la hizo perderse entre sus pensamientos pecaminosos mientras sentía como su intimidad iba humedeciendo sus bragas poco a poco.

Sanemi sonrió al ver que la chica lo miraba con deseo. Así que sin esperar más, se dirigió a la cama y se colocó arriba de ella. T/n al entrar en conciencia, apartó al Shinazugawa inmediatamente, esta acción dejó confundido al peli gris.

—¿Qué pasa? —preguntó Sanemi sin entender su repentina acción.

T/n lo miraba con duda, vergüenza, pero sobre todas las cosas, temor, y no por él, si no porque no quería que aquello fuera algo físico, sabía que eso sería condenar su sentir, sus sentimientos al Shinazugawa. Apartó su mirada hacía otro lado de la habitación, si seguía mirando aquellos ojos color violeta, la obligarían a confesar aquellos sentimientos que tenía guardados hace tiempo...

—Sanemi-san... Esto no es correcto... —dijo en voz baja la joven.

—¿Por qué dices eso? —preguntó Sanemi cambiando a una expresión seria.

T/n seguía sin mirarle a los ojos mientras mordía su labio inferior para evitar sollozar. Sanemi sabía que algo andaba mal con ella, y no estaba dispuesto a dejarlo pasar, no está vez.

—¿Hay algo que te incomode? ¿Hice algo mal? ¿Acaso te hice sentir obligada a aceptarme? —lanzaba preguntas el Shinazugawa de manera tranquila.

Lo que menos quería, era hacer sentir mal a la chica y mucho menos obligarla a estar con él. Por mucho que él deseará hacerla suya, no iba a presionarla

—¡No! ¡No es eso! ¡Jamás sería eso! —exclamó la chica mientras agitaba sus manos de manera alterada.

Esto solo hizo confundir más al Shinazugawa. Si no era eso ¿Entonces qué era? La duda y la curiosidad lo invadían.

—¿Entonces? ¿Qué es lo que pasa? —volvió a preguntar Sanemi.

T/n lo miró nuevamente... Ya no podía más...

El Día Que Llegaste A Mi Vida... (Sanemi x lectora) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora