Capítulo 2

655 42 3
                                    

La familia madrigal observa asombrada a los niños, como juegan con las raíces, parece que no son malas, excepto por dos infantes, que parecen que están discutiendo, la niña persigue a la otra.

—Ven para acá, Mariana ¿Cómo te atrevez a marchar mi cabello?—Farfullo la niña de cabello colocho, la otra se gira molesta.

—Por qué yo quiero, tus acciones me obligaron a tomar medidas, ya no estoy para soportar tus bromas—Contestó con mueca de burla, la otra niña se tiro hacia ella, y la agarro del cabello—¡¡Sueltame!!

—Pueden calmarse en momento—Dijo una mujer—La abuela tendrá visita, ya basta—Tomó de los hombros a las otra quien lloraba.

—T-t odio—Hablo llorando, se tapó el rostro—Me arruinó el cabello, tía—Abrazo a la mujer la otra acaricio su cabeza.

—Tranquila, mi niña, te arreglaré ese cabello—Dijo una voz masculina a los lejos.

—¡¡Primo!!—Se soltó de los brazos de su tía y corrio hacia la sombra—Mira mi cabello esta feo puedes arreglarlo.

—Claro que si—La figura camino hacia la luz mostrando su apariencia—Solo necesito un poco de mi polvo.

—Wow que son esas cosas—Dijo Camilo señalando al chico.

—Es un efecto del poder del árbol, pueden ver que son unas enormes alas de mariposa(Los colores los escoje tu).

Nunca había visto, algo parecido—Habló la abuela Alma, el chico coloco el polvo y el color cayó, la niña brinco de felicidad.

—Gracias primo—La niña se iba a ir, pero fue tomada de la mano—¿Qué pasa?

—Debes de disculparte con tu hermana—Le hizo una señal a la otra que se acerque—Las dos deben de hacerlo.

—Pero tío, ella empezó destruyendo mi juguete—Extendió el muñeco roto.

—Esto lo voy a reparar—Acerco a las niñas molesta—Un abrazo, o las castigo—Las niñas se abrazan sin ganas—La abuela ya llegó—Miró a la mujer que puede ser la madre de unos de ellas.

—Aquí estoy, ven te quiero presentar a mi vieja amiga—Grito la abuela, el joven avanzó hacia ellos.

—Son reales, ¿Puedo tocarlas?—Preguntó camilo, el chico asintió con una sonrisa enorme—Sera que pueda duplicarlas—Toco una a una.

—Es un placer, soy el portador del poder del árbol, yo lo controlo todo—Dijo sonriendo.

—Mi familia fue ayudada por una diosa, nos dio una parte de su poder hace años, un trato justo—Explicó la abuela Isabel—Mi nieto ha sido el mejor usuario.

—Es como nuestro milagro—Habló la abuela Alma.

—No, su milagro no pide algo a cambio, esto sí lo pide—El chico giro su cabeza hacia su derecha, su rostro se volvió serio—¿Qué pasa?

—Abuela, lleva adentro a los invitados, creo que vi algo—Las raices siguieron al chico y las ramas se volvieron como flechas.

—Vamos Alma, hay que entrar—Toda la familia corrio adentro de la casa—Por que ahora un ataque, hace años que no venía ni uno.

—Tranquila, el portador mantiene todo en orden—Hablo un señor acercándo una silla, de las raíces aparecieron unos ojos, el sonido se volvió más fuerte.

—Calmaos, soy yo tu tío favorito—Un hombre grande con una odre en forma de calabaza aparecio—Relajate, guarda tus armas, las flechas también por favor—El chico suspiro aliviado—Ven, mi niño grandote—El Señor lo tomó y lo abrazo.

—Como te gusta venir por la parte que no vigilo, tío, no hagas eso, casi te asesino—Contestó riendo, las ramas volvieron a su lugar—Me alegra que vinieras.

—A mi tambien, te traje un regalo—Busca en su bolso.

—Que sorpresa que vinieras, pensé que nunca regresarias—Habló una mujer de pelo rubio, junto a otros.

—Bueno, no todos los días cumple años, mi sobrino, no regrese por ti—Saco una caja grande—Toma, espero que te guste—El chico se sentó en el suelo, fue rodeado por sus 4 primos curiosos, sacó un craneo—Lo encontré en una escavacion ¿Te gusta?

—Me encanta, es justo del color que me gusta—Abrazo el cráneo, la abuela vio a su nieto enojada—Acaso no puedo invitarlo.

—Haz lo que quieras, cariño—El niño volo hacia un balcón hablando con el cráneo—Pero un cráneo, en serio mira como esta.

—Pues yo lo veo feliz, le gusta mi regalo, vez lo guardará él si aprecia—El chico bajo con el craneo, pero este tenía un sombrero.

—Se llamara pico, y es mio, no lo presto—El hombre le dio la razon—Tio te presento a la familia Madrigal, son invitados de mi abuela.

—Wow, se ven tan geniales, especialmente esa chica de ahi—Señaló a la más alta de la familia —¿Cómo te llamas?

—Mi nombre es Luisa, señor—El hombre aplaudió, le dio un codazo al chico en broma.

—Puede sonar raro, pero puedes darme un golpe, yo empiezo ahí voy—Corrió hacia ella, pero fue detenido por unas raíces—Sobrino, solo será uno.

—Tío no puedes atacar a la gente así, que dirán de nosotros—El Señor se sentó molesto—Lo siento, él no se comporta así—Miro a Luisa, que espera el golpe—Acaso querías—Ella asintió, libero a su tío, quien al verse  libre fue a darle un golpea a ella, quien lo esquivo.

—Eres ágil, niña—Dio un golpe, pero ella se burlo—No tendrá piedad—Le dio una patada en el estómago, la hizo caer al suelo—Te dolió, que esperas, ven con todo.

—Señor con todo respeto, le rompere la cara—Empuño con fuerza para darle en el brazo con todo, el hombre salió volando hacia unos arbustos—Hay no, lo mate.

—Jajajaja, que belleza de mujer, pero te falta mucho para pelarmela—Dijo el hombre saliendo ileso—Tranquila, me han dado peores y más fuertes, si tienes pareja él te dije papi a ti—Se carcajeo fuerte.

—Tío, estas haciendo que se incomode, puedes calmarte un poco—Patio al hombre el portador, él seguía riendo—Espero que tengan hambre, la comida está lista, ya pronto vendrá la noche, coman algo y duerman.

—Les mostraré su cuarto, a cada uno, a no ser que quieran dormir juntos—La abuela Isabel jalo a Alma, los adultos y los niños platican con la familia Madrigal, quienes ya están en confianza.

—Tío, puedo hablar contigo un rato, ven es algo importante—El hombre se quedó con él chico a solas.

—Es ella la chica que te gusta, es monisima, tienes buen gusto—Palmeo la espalda suavemente.

—Me puedes ayudar, quiero acercarme a ella, lo más pronto posible, pero tampoco deseo que me vea tan desesperado—Hablo con nerviosismo.

—Entonces ve poco a poco, deja que ella te conozca, se acerque a ti—Le aconsejo—Tampoco la acoses, eso es bien bajo de un hombre.

—Gracias tío, iré a ver algo al pueblo, y regreso enseguida, no me tardó—Extendió sus alas y se fue.

—Mucho trabajo, mi niño espero que te funcione esto—El hombre dentro a la casa, sacó una silla va a esperar a su sobrino, sabe que vendrá muy noche por todo el recorrido que debe hacer.

 Luisa Madrigal y tu (Encanto) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora