Capítulo 18

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—Sera que vistes mal, pequeña, eres la nueva ¿Verdad?—La raíz asintió, él solo dio la vuelta, aunque lo dicho antes lo puso a pensar, no creo que sería malo buscar algunas pruebas.

Se acercó a su tío, para pedir algún consejo, este esta arreglando una silla, mientras devora un pastel.

—Hola, tío, necesito tu ayuda—Hablo nervioso, él otro asintió limpiando con dorso la boca, le indico que se acercara—Bueno, es que... Usted cree que tal vez, deba poner más atención a mi esposa.

—Si tu lo crees correcto, en el matrimonio debe de haber confianza y sobre todo amor—Le sonrio dándole animos—Hablen entre los dos, nunca se acuesten enojados—Agregó con un tono sabio, el heredero lo abrazo y se fue.

Al llegar a la oficina, le da vueltas al asunto, no puedo solo preguntarle a ella... No, que tontería, no se puede ser tan directo, tampoco puedo seguirlas, sería muy sospechaso.

Se sienta en el sillón, buscando alguna solución, un click en su cabeza lo hace levantarse, se hizo pequeño al saber las consecuencias, pero nadie sabrá, dejó todo y llegó a su cuarto, voló hacia el árbol.

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—Ordenó, que la función del espía sea nuevamente abierta—La habló al árbol, dio la vuelta y llegó a un banco para sentarse.

—Seguro, que desea desactivarla—Pregunto el árbol, inclinándose hacia el, los frutos sobresalen más.

—Claro que si, es una orden—Agregó cortando una fruta y comiendola, las ramas y raíces se aproximan, suspiro fuerte, se cruzo de brazos, se limitó a ver que cada vez, imágenes de todo el pueblo aparecen—El sonido estará listo en un minuto—Recargo su cara en su mano, miró a todos los lugares y señaló a una donde están Jessica con Alexander.

—Vaya, están en una cita, devuelve el sonido—Ordeno al árbol, la imagen tomó sonido y más color.

—Hoy hace un lindo Jessica—Dijo Alexander.

—De hecho, si, uno respira al no tener que verlo, volando por ahi—Señaló el cielo.

—No digas eso, él nos protege.

—Tienes razón, pero sabes lo agotado que es fingir que me agrada, todos sabemos que es un orgulloso, simple y fastidioso, si supiera todo lo que dicen de él en el pueblo—Suspiro aliviada.

Al heredero un dolor en el pecho se formó, alejo la vista de ahí, busco entre sitios alguna cosa buena, pero lo único que escucha son "Otra vez, el heredero, plantó nuevos cultivos" "Más trabajo para nosotros" "Acaso no puede hacerlo el" "Parece que su mujer no lo tiene a raya"

Las muchas cosas se repetían una y otra vez, casa vez peor, ya no sólo eran comentarios, pasaban a insultos y amenazas, el heredero apartó el rostro deprimido, ordeno ir a la casa, busco a su tío, el hombre habla con la abuela Isabel.

—Ya no aguanto a ese mocoso... Perdón... Tu mocoso, siempre viene a mi pidiendo ayuda—Dijo furioso—Acaso no tiene algo mejor que hacer, usted también se hartaria de escucharlo todo el tiempo.

—Tu sabes perfectamente que es el único que puede sostener a esta familia, tu nunca lo has hecho.

—Hablas de él, como si fuera el esclavo de esta familia tan falsa—Dijo con burla.

—Muéstrame a mi esposa—Hablo con un nudo en la garganta, esperando no arrepentirse, poco a poco las ramas, se formaron en una sola, la imagen dio a conocer el cuarto de Beatrice, en la cama está un bulto, que en eso se movio, de ahí salió ella con una sabana.

—Luisa, debes de despertar, ya casi es hora de comer—Le hablo moviéndola un poco, dio la vuelta y se metió al baño.

—Esperame, quiero bañarme contigo, Beatrice—La llamo saliendo de la cama con la otra sabana, la imagen se volvió oscura.

—Lo acaba de ver, señor heredero, todos le han mentido—Hablo el árbol abrazandolo, mientras él ahoga sus lágrimas entre las hojas y las frutas, después de tomarse unos minutos, decide salir tratando de ocultar su tristeza.

Hoy ha tomado la decisión de salir de su cuarto, llega a la cocina, y comienza a preparar la cena, al cabo de unos minutos, unos pasos juntos con risas se acercan. 

—¿Heredero?—Dijo una voz cerca, miró atrás y vio a su esposa algo confundida—No sabía que estaba aquí.

—Lo se, lo se, pero quise cocinarles algo para todos, arreglen la mesa—Contestó sonriendo, pudo ver a su hermana, detrás de la otra, las dos ponen la mesa, unos minutos después comienzan a llegar los demás.

—Estas cocinando, que delicia—Dijo el tío sentándose en la mesa, Luisa iba a sentarse cerca de Beatrice pero fue detenida por el heredero.

—Sientate al lado mío, cariño—Dijo con una voz algo demandante, ella asintió bajo la mirada enojada de la otra.

—Si ella no quiere estar sentada cerca de ti, por que la obligas—Farfullo Beatrice, los demás al ver que el heredero no le hizo caso volvieron a lo suyo, el chico le extiende muchos platillos, la comida termina en unos segundos.

—Que delicia, la comida que haces, es lo más rico que puede haber—Dijo Alexander sobando su panza.

—Me alegro, Luisa acompáñame afuera—Agregó el heredero caminado seguido de la chica, llegaron a una colina en donde se sentaron.

Mientras en la casa, una muy molesta Beatrice ingresa a su cuarto, se tira a la cama ahogando su frustración en la almohada cuando un toque en la puerta anula su enojo.

—Hola, soy Dolores, voy a pasar—Avisó dentrando al cuarto.

—Lo odio, lo odio, no sabes cuanto lo aborrezco, hay si, hice comida—Hizo una mueca casi llorando, Dolores la abrazo.

—Pronto acabará esto, tu familia ya sabe de tu escape.

—Esta bien...¡¿Qué?!—Grito asustada.

—Si, digamos que pues quieren verte feliz—Contestó sonriendo.

Las palabras resonaron el oído del heredero, él frunció el ceño, Luisa lo vio y guardo silencio, sin pensar tomo la mano de él, sus miradas se conectaron.

—Luisa, yo...

—Dígame, con toda confianza.

—No es nada, solo es que casi no te veo, no quiero que pienses que no te amo, trataré de intentar y aprender como amarte, de la manera en que te la mereces.

—Eso es muy dulce, pero ya me amas lo suficiente.

Ya estamos casi del final, el capitulo 20 será todo.

 Luisa Madrigal y tu (Encanto) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora