Capítulo 9

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Al día siguiente, la familia Madrigal fue de paseo antes de regresar ya a su pueblo, Luisa se quedó en la casa ¿Por qué?  Pues en la noche su ventana fue tocada, las ramas le entregaron el libro del heredero.

Ella está sentada en su cama, viéndolo no sabe si leerlo, por supuesto tiene curiosidad que contiene más, pero si hecha un vistazo, él nunca le contará sus problemas de frente, decide ignorar y sale de su cuarto por comida.

Llega a la cocina, en donde las raíces estan... Cocinando, cuántas cosas pueden hacer este hombre.

—Hola, perdón por interrumpir—Hablo bajo—Me pueden dar algunos bocadillos—Las raíces asintieron, la obligaron a sentarse, mientras ellas hacen las cosas, le pasan bebidas y juegan cartas—¿Dónde esta el heredero?—Preguntó a las raíces señalaron arriba, le entregaron una canasta con comida.

Si ellas dicen arriba, entonces está en su cuarto, saca la llave de su bolsillo, no la había vista con atención, tiene una peculiar forma o diseño, la coloca en la pared y una puerta aparece después de una luz.

Muchos dirán "Es extraño"... vivo en una casa que saluda y además es amigable, camine por unas escaleras, llegué a otra puerta ¿Por qué? Este trayecto no lo conocía.

Será por la venda que me coloco en un principio, la abrí, asome mi cabeza arriba pude ver humo y un olor delicioso, vi al heredero cocinar las frutas con forma de pesas.

—Te asuste—Lo salude abrazando su cadera, se tenso un poco y siguió con lo suyo—¿Qué haces?

—Bueno, no se si esta fruta es comestible, ya que como sabrás alguien me hizo que la hiciera—Confesó volteando la fruta, tomó el cuchillo y corto un pedazo—Veremos a que sabe—Soplo el trazo, lo saboreo, hizo una señal de aprobación.

—Dame—Le pedí un trozo, la comí supe que sabe a sandia y naranja—Es rico, entonces soy la inspiración de esta creación ¿Verdad?

—No bromees conmigo asi—Dio la vuelta y me abrazo—Si empiezo no me detengo, dulzura—Susurro a mi oído, me aleje sonrojada, él solo se rio de mi—No te enojes, vamos a comer un poco—Me extendió un plato, nos sentamos mirándo como las raíces viajan de un lado a otro.

—¿Por qué te gustó?—Pregunté tomando jugo, lo vi moverse intranquilo, para luego suspirar.

—¿Por qué no?—Me miró con amor—Luisa eres una mujer que en todos los sentidos me fascina, aunque no lo creas tu me das fuerza para seguir adelante, por que antes de conocerte podía morir cualquier día.

—¿Qué? Estas bromeando—Lo vi negar con la cabeza—Me puedes explicar.

—Tu crees que este árbol recibe ordenes por ayudarme—Señalo arriba, yo asentí—Estas equivocada, él pide algo a cambio, y sabes que
es... Mi vida y salud—Extendió los brazos—Por años siempre ha sido así, yo al no tener fuerza, esa cosa me come por dentro, tu me salvaste de esto.

—Pero... Como pude hacerlo.

—Es algo que desconozco, pero ten por seguro que mi amor por ti, es único y verdadero—Él tomo la mano de ella—Lastima que tienes que irte, te extrañare mucho, pero yo entiendo que debes regresar—Beso su frente.

Un silencio se formó luego de esas palabras, los dos se miran a los ojos, el heredero lleva tus manos a su rostro sientes su extraño calor, dice algo que ella no escucha bien, pues está sumergida en lo otro, no se dio cuenta de eso.

—Heredero, me quiero...

Una rama la interrumpió, se agita de un lado a otro, señala la puerta, el heredero abre los ojos angustiado, se levanta para luego volar afuera, Luisa lo seguí, él entra al cuarto de la Abuela Isabel, su familia está adentro reunida.

 Luisa Madrigal y tu (Encanto) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora