Luisa Madrigal y tu (Encanto)

Capítulo 8

El grupo corre por el cuarto, sin saber que hacer, como conseguirán de nuevo el libro, tal vez si esperan a que se vaya.... No, no, no puede eso tomara más tiempo, son casi las 3 de la tarde.

—Luisa ¿Dónde está él?—Preguntó Mirabel.

—Está en su cuarto debemos ir ahora, no sabemos cómo este camilo—Respondió ella asustada—No podemos ir todos, Isabella y Mirabel es más que suficiente.

Podemos ver al heredero en su cuarto cansado, las tres se detienen al verlo salir con una lista de cosas esta pendiente de cada necesidad del pueblo, no se ha dado cuenta de ellos, se miran entre sí y deciden esperar a que se vaya.

Reprimen un grito cuando está caminando hacia su oficina, lo ven entrar, muerden sus manos nerviosas, suspiran al ver que salió corriendo afuera al oír su nombre ser gritado.

—Iré yo primero, lo tomare y saldré enseguida—Dijo Isabella caminando hacia la oficina—Cuiden que no venga el—Susurro, miro a todos lados y dentro.

Luisa mira por el pasillo para ver que no venga nadie, Mirabel mira por el balcón, de pronto corre hacia su hermana y señala abajo.

—Viene la Abuela Isabel para aca—Susurra Mirabel sacudiendo su brazo,
Escuchan los zapatos de la señora subiendo, entran en pánico y corren hacia la oficina.

—¿Dónde está el libro?—Preguntó isabella buscando en las repisas—Qué no se supone que van a estar afuera para evitar que alguien entre.

—Es que venía la abuela Isabel y pues entramos—Respondió Mirabel apenada—Te ayudaremos a buscar—Camino hacia el escritorio y busca entre los cajones, buscaron entre todo pero nada, isabella se sentó enojada, por que no aparece, parpadea unos segundos.

—Ese no es—Señaló un montón de papeles—Mirabel los quita y ahí está, festejaron en silencio—Vayan a ver si viene alguien.

—Yo iré, dudo que alguien venga—Dijo Luisa riendo abrió la puerta, se topo con un pecho que ella conoce, mira hacia arriba asustada.

—¿Luisa?—Levantó una ceja confundido—¿Qué haces en mi oficina?—Ladeo su cabeza sonriente.

—E-es que la puerta estaba abierta—Dijo finalmente—Eso es todo, que más puede ser—Él se encojio de hombros y dentro a su oficina, Luisa lo tomó del brazo—Y si vamos afuera—Miro detrás de ella.

—Claro—Respondió no muy convencido, la pasó de largo sin importarle sus súplicas, fijo su mirada al escritorio con una expresión de comprendiendo todo—Ahora tengo mucha más confianza contigo, te doy mi permiso para leer mi libro, siéntete libre de saciar cualquier duda que tengas—Agarro el libro—Está cosa tiene un secreto, vas a ver—Saco una pluma muy puntiaguda—Escribiré algo y veras—Acerco la pluma al libro, se puede ver que comenzó a temblar.

—¡NO!—Grito tomando el libro—Digo eso no es importante ahora—Lo dejo en el escritorio—Mejor vámonos de aqui—El heredero la tomó de la mano, ella mira el pie de Mirabel asomarse abajo del escritorio.

—¿Me ocultas algo?—Preguntó con seriedad—Luisa, hay alguien aquí.

—Que te hace pensar eso—Contestó con una falsa sonrisa, el heredero permaneció firme—No confías en mi.

—Claro que lo hago, es solo que... —Un golpe en el escritorio lo hizo girar su cabeza rápido—Ese debió ser el ruido—Iba a caminar, pero fue jalando muy fuerte por Luisa—Me duele y mucho su-el-ta-me—Le Ordenó firme, ella lo soltó de golpe por que él avanzó.

—Yo pensé mucho en tu propuesta de hace días—Respondió finalmente—Te tenia un regalo lo traeré—Luisa avanzó al escritorio, Isabella le dio un ramo de flores—Toma, el otro regalo escapó, intente perseguirlo pero no pude atrapar—El heredero abrió la boca con sorpresa, Luisa lo tomó del rostro.