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Estar arropados en la cama del otro era la sensación más linda del mundo, sobre todo cuando Taehyung le hace mimos, no hay nada que se pueda comparar a la sensación de esos largos dedos hundirse en su larga cabellera y lograr una sensación adormecedora como placentera a la vez.
En el cielo, así se sentía.
Tambien se sentía como un cachorro cuando el Omega lo mimoseaba, se sentía tan consentido y tan bien estar entre esos calentitos brazos, que no tenia nada más para decir que ronronear gustoso.
－Te quiero, Taehyung－ confeso con un puchero, saliendo de su escondite favorito en donde la Azucena abundaba.
－Oh... este lindo lobito esta mimoso hoy, ¿eh?－ pronuncio con su preciosa voz grave, haciendo que los sentidos de Jungkook temblaran de felicidad y placer.
－Por ti, solo por ti y para ti Omega－ como a veces hacia el mayor, Jungkook se refregó en el pecho olor a Cerezas del acanelado, sonriendo al final cuando este también soltó una risa por su acción.
－¿Qué te pasa, Jungkookie?－ pregunto entre risas, pero no evito acunar las mejillas del menor para mirarlo fijamente y desvanecer su sonrisa poco a poco －no creas que se me olvido lo de esta mañana, dime, ¿Qué te pasa?...
Jungkook en instantes se puso triste, recordando la conversación que tuvo con sus amigos y el solo ver llegar a Taehyung, fue demasiado o talvez lo pensó tan profundamente que ahora solo podía sentirse más triste que aquella vez cuando el contrario le confeso su supuesto defecto.
¿Debería decirle lo que paso?.
No quería entristecer al Omega.
－No me mientas, vamos, se que se trata de mi, de lo contrario no estarías tan mimoso o me hubieras abrazado tan sorpresivamente cuando saliste de tus clases－ el pelinegro interrumpió los pensamientos del contrario quien abrió los ojitos sorprendió por lo que dijo.
Taehyung no era ningún tonto, o al menos no era tan despistado como el.
－T-Tengo miedo que te pongas triste－ confeso de ante mano, colocando solo una mano en la mejilla acanelado conteniéndose en llorar －no se si es algo tonto o no, pero de tan solo pensarlo me sentí mal y no me puedo imaginar como te sentirías tu cuando-...
－Hey, no, no te sientas así－ susurro con suavidad, besando la naricita del menor con cariño －dilo, ¿si?, de esto se trata, no tenemos que contenernos en guardar las cosas, puedo ser fuerte, ambos podemos ser fuertes－ trato de apoyar, ya que tenia una ligera sospecha que se iba a tratar sobre su "defecto".
Jungkook pareció meditarlo otro rato, mirando como la expresión cariñosa del contrario bajaba su tristeza y lo llenaba de confianza, de todas formas, el también podía ser el pañuelo de lagrimas de Taehyung, su apoyo, su soporte, todo, todo haría por el.
