¿En qué me metí?

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Debido a la repentina intrusión del dragón, las personas presentes fueron abrumadas por el poder que exudaba el poderoso ser, con las piernas temblorosas todos sucumbieron al inquebrantable miedo y presión.

El dragón, que miraba con deleite y diversión se detuvo en un individuo que le llamó la atención, un mestizo de elfo oscuro cuya apariencia era falsa. Pero no fue eso lo interesante, fue su mirada que a diferencia de los demás no estaba invadida por el terror.

- Tú, él de ahí-

Alberu que supo que era a él al que hablaba, sintió miedo, no por el hecho de que le hablara un dragón, más bien porque los dragones son extremadamente perceptivos y a estas alturas ya debe haber descubierto su secreto. Si dice algo al respecto en este lugar, su peor miedo se hará realidad. Antes de eso, Alberu decidió actuar teniendo en cuenta que el deseo de Cale era encontrarse con este dragón y que él estaría seguro en la protección de los demás dragones.

- ¡Se donde esta Cale Henituse!

- ¿eh? Lo sabes ¿entonces por qué aún estás aquí? Tráelo ante mí ahora mismo.

Inclinando la cabeza y con un tono que denotaba gran respeto, Alberu respondió.

- Dragón-nim, la condición de Cale Henituse ahora mismo no es la mejor, me temo que él no puede venir aquí justo ahora, pero si me acompaña lo lleva-

- ¡Tonterías! Ya he venido hasta aquí y dices que debo ir donde está ese bastardo. ¿Acaso quieres morir? Mataré a todos en este lugar si no lo traes en una hora.

Es bien sabido que los dragones son criaturas temperamentales que no tienen aprecio o respeto por los humanos, a excepción de los dragones que acompañan a Cale, esa es la regla general. Alberu ve los ojos de los demás nobles sobre él, sus miradas dicen que vaya inmediatamente y traiga a la persona en cuestión, incluso la fría mirada de su padre implica lo mismo.

Mordiéndose el labio, Alberu decide que lo mejor es fingir que se dirige por Cale y buscar ayuda en sus aliados.

- Haré lo que dice, pero por favor deme más tiempo.

- Tsk, qué puedo esperar de unos seres tan inútiles, tres horas, si demoras un minuto más destruiré todo este lugar.

En la mitad del casi destruido salón, el dragón saca algo de su bolsillo espacial, se ve como un confortable sillón en el que se acomoda placenteramente. Luego hace una seña a Alberu indicando que el tiempo ha comenzado a correr. Alberu sale del lugar de inmediato y se dirige a su habitación para usar el dispositivo de comunicación.

Pasa el tiempo en el salón donde aún están los nobles y el dragón. Los nobles no salen de su desconcierto, el tiempo se siente tan lento en esta pesadilla sin fin, ninguno de ellos se atreve a mover un solo dedo, por su parte el dragón está tomando una siesta.

En el silencio, donde la caída de un alfiler puede ser escuchada, se oyen pasos aproximándose en el exterior. La esperanza de que sea el príncipe coronado que ha vuelto con Cale Henituse cambia el semblante en el rostro de los nobles.

Todavía no han pasado las tres horas y la gran puerta se abre, al lugar ingresan 2 personas, el príncipe coronado Alberu y un hombre de hermosa apariencia con cabello dorado.

Cuando notan que ninguno de ellos tiene cabello rojo, los rostros de los nobles palidecen. Pero de un momento a otro la situación se torna un poco confusa.

- Oye, punk, despierta.

- ¡¿Qué?! ¿Por qué hay otro dragón en este lugar?

El dragón gris de cabello parcialmente rapado, Rasheel, miró con incredulidad al dragón dorado, Eruhaben.

- Ven conmigo.

- ¡¿Por qué lo haría?! Pedí que traigan al bastardo que se atrevió a despertarme.

- Tsk, tsk, el bastardo desafortunado no se moverá a ninguna parte hasta que esté en mejor estado, para asegurarse de ello, el pequeño niño lo está vigilando.

Rasheel que sigue sin comprender lo que pasa, solo habla lo primero que le viene a la mente.

- ¿Bastardo desafortunado?

- Solo date prisa y ven, es molesto estar aquí.

- ¿Por qué obedecería a otro dragón? ¡Es obvio que soy más fuerte que tú!

Eruhaben observa a Rasheel con una expresión cansada y suspira.

- Estoy muy viejo para esto, en el pasado ya te habría dado una paliza y mostrado la grandeza de mi atributo, pero justo ahora ese punk me ha pedido especialmente que guarde mi energía lo mejor posible.

Dicho eso, Eruhaben rodea a Rasheel con un hilo dorado rápida y ágilmente, y luego activa un círculo de teletransportación donde se marchan los tres. Cuando los nobles confirman que los dragones desaparecieron, se llenan de tranquilidad a pesar que no entienden lo que acaba de suceder.

Por otra parte, en la villa de la super roca, el círculo de teletransportación de Eruhaben se dibuja en una gran habitación y tres personas aparecen.

- Espera ¡¿Qué demonios?! ¿dónde estoy? ¿Cómo te atreves?

Rasheel comienza a maldecir inmediatamente y nota como una pequeña figura negra cubre su visión.

- ¡Hola! ¡gusto en conocerte!

- ¡¿Qué?! ¿un dragón bebe?

- ¡No soy un bebe! Tengo cuatro años.

- Niño, así no es como debes saludar a otro dragón.

Raon a regañadientes, se dirige hacia Eruhaben quien lo está reprendiendo.

- Qué dices Goldie ¿entonces cómo debo saludar?

- Los dragones no son amistosos entre sí.

- Umm, pero eso suena aburrido.

- Prometiste que escucharías lo que yo te enseñara.

- Pero lo hice porque quiero ser fuerte para proteger a mi humano ¿qué tiene que ver esto?

Rasheel que fue excluido de la conversación repentinamente, recuerda su situación y se molesta.

- Suficiente, solo díganme donde está ese bastardo de Cale o lo que sea para ponerlo en su sitio e irme.

Por tales declaraciones, los otros dos dragones terminan de interactuar y miran fríamente a Rasheel.

- ¡Oye! ¡Dragón de cabello extraño! Mi humano al fin está descansando, ¡no lo molestes! ¿Tienes idea de lo difícil que fue convencerlo? mi humano es tan estúpido, si lo dejo salir ahora ¡va a lastimarse de nuevo!, escucha ¡si mi humano se lastima destruiré el mundo!

Nada de lo que decía Raon tenia sentido para Rasheel, quien observa a Eruhaben para atestiguar que él estuviera igual de confundido. Lastimosamente, no fue así, Eruhaben miraba a Raon con un toque de orgullo y aprobación, cuando sus ojos se cruzaron, la expresión del dragón dorado cambió radicalmente y sus amenazadores ojos enviaron escalofríos a Rasheel.

"Aigoo, ¿en qué rayos me metí?"

Una vez más, pero nada es igualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora