Apurado

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De camino hacia su dónde su padre Cale se reencuentra con Hans.

- Joven maestro, su padre dice que puede atenderlo en la tarde que no es necesario que se esfuerce.

- No tengo tiempo que perder, debo verlo ahora mismo.

- Comprendo

En el momento que Hans se estaba retirando Cale lo llamó de nuevo.

- Espera Hans.

Cale miró a Hans con un rostro muy serio.

- Si, Joven maestro.

- On y Hong... por favor ayúdame a buscar dos gatos pequeños o puedes enviar a alguien más si deseas, pero es de suma importancia.

Hans le regreso la mirada a Cale dudoso de lo que acababa de escuchar.

- ¿Perdón?

- En los suburbios, busca dos gatos cerca al árbol come hombres, uno es rojo y el otro es plateado, por favor tráeme esos gatos, si no los encuentras, busca una niña de cabello plateado y un niño de cabello rojo y tráelos a ellos.

- Joven maestro, ¿está seguro que se encuentra bien?

Hans realmente no entendía lo que estaba diciendo Cale, o si entendía, pero le daba trabajo creerlo, además ¿cuando había ido Cale a los suburbios?.

- Por favor, Hans, debe ser lo más rápido posible.

Al escuchar la palabra por favor por segunda vez y ver la seriedad y preocupación en el rostro de Cale, Hans realmente consideró pellizcarse a ver si estaba soñando. Aun así, le respondió cortésmente.

- Si joven maestro, enviaré a varias personas inmediatamente a buscar los dos gatos que menciona.

Cale sonríe ligeramente aliviado

- Gracias, te lo encargo.

Hans se despide y se marcha aún asombrado y Cale entra a la oficina de su padre.

- Padre, sé que este hijo te ha hecho pasar por mucho, pero por favor necesito que me escuches.

Deruth miro a Cale paralizado, aunque era consciente que era la única persona a la que Cale escuchaba, casi, nunca se comportó de forma educada ni siquiera con él.

- Te escucho, Cale.

- Por favor dame dinero y préstame un carruaje, prometo que no lo malgastare o me comportare de forma indebida.

Al conde no se le hizo extraño que Cale pidiera dinero, pero para que necesitaba un carruaje.

- Umm... para que quieres el carruaje.

- Debo ir al condado vecino a la mayor brevedad, debo salvar a alguien.

"¿Salvar a alguien? ¿quién podrá ser? ¿porque allá y porque tú?"

Había muchas preguntas que Deruth quería hacer, pero al ver la determinación de su hijo por primera vez en mucho tiempo no tuvo de otra que ceder.

- Le diré a Hans que prepare el equipaje y las personas que irán contigo.

- No es necesario, preparare todo yo mismo para partir hoy mismo, en cuanto a las personas solo necesito a Hilsman.

- ¿Cómo voy a permitir...?

- Lo haré bien, lo prometo.

Definitivamente había algo que Cale estaba ocultando, pero al ver la urgencia en sus movimientos, se dio cuenta que no tenía caso discutir al respecto.

- Está bien, pero asegúrate de regresar a salvo y no causes problemas.

- Gracias padre.

Al caer la tarde, Cale ya tenía todo lo básico preparado para partir, por su parte Hilsman no estaba contento con este repentino suceso, le molestaba no haber podido ir con el joven Basen y ahora tenía que acompañar esta basura para quien sabe qué.

Por su parte, Cale sabía lo que Hilsman estaba pensando justo ahora, Hilsman había sido leal a Cale después de pasar un tiempo con él, pero en un principio lo aborrecía, por eso lo escogió, además que era lo suficiente fuerte para valerse por sí mismo en caso que fuera necesario.

- Joven maestro.

- Hans.

- Encontré lo que me pidió, pero...

A Cale realmente no le gustó la expresión que hizo Hans y comenzó a sentirse ansioso.

- El gato plateado parece que está en mala condición, tiene una pierna herida y está enfermo.

- ¡Llévame con ellos ahora!

Al ver los gatos que Hans trajo, Cale confirmó que se trataban de Hong y On. Pero, por desgracia, On se veía en bastante mal justo ahora y Hong no dejaba de sisear con su pequeño cuerpo, lo que hizo que Cale se angustiara bastante al punto de casi perder la compostura.

- ¡¿Por qué están en ese estado?!, trae un médico ahora, ¡asegúrate de darle el mejor tratamiento!

- De... de inmediato.

Temiendo que Cale iba a comenzar a romper cosas Hans se apresuró a hacer lo que se le dijo sin cuestionar. Luego, Cale se acercó a los dos gatos que se veían bastante delgados y demacrados y con gran dolor en su corazón, los acarició dulcemente.

- Todo está bien ahora, resistan solo un poco más.

El gato rojo que en ningún momento dejó la cercanía de su hermana, dejó de sisear y miró al misterioso hombre que sin razón los trataba y les hablaba con tanto cariño y lloró. No pudiendo soportar más, Cale lo levantó en brazos y lo llevó a su pecho donde lo consoló.

- Tu hermana va a estar bien, nadie les hará daño nunca más, lo prometo.

Una vez más, pero nada es igualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora