Los rumores forjaron a la reina, inalcanzable, orgullosa e inteligente. Cualidades que le permitieron construir un reino moderno dentro de la universidad.
Así es como los alumnos describen a Marinette la reina de la fraternidad "The New Romantics"...
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Ahora se encontraba sentada en una de las bancas ubicadas en los jardines. Frustrada consigo misma, había vuelto a ser tan tonta. Pero sin duda, no volvería a llorar. Decidida a eso, arrancó una pequeña flor anaranjada de los arbustos, y se quedó mirándola durante unos segundos. Hasta que unos pasos acercándose, acompañados de una voz, la sacaron de todo pensamiento.
-No quise decir eso Marinette- la voz de Adrien sonaba arrepentida, más la azabache no pensaba tragarse el cuento.
-No importa, nada importa- musitó sin dejar de ver la flor entre sus dedos -, tú con tu vida y yo con la mía- dictaminó.
-Claro que me dolía verte de esa forma- Adrien camino unos pasos hasta quedar frente a su ex, que ni así levantó su vista de la pequeña flor.
-Vaya que eres bueno ocultando tus emociones, a mi me pareció que me repudiabas, o me equivocó, Adrien- la mirada llena de rencor que Marinette le dio por entre sus espesas pestañas sin levantar el rostro caló hondo en Adrien.
-Si tú hubieras estado en mi lugar, te aseguro que actuarías igual o peor que yo. -Si me vas a venir con el cuento del abrazo entre mi mejor amiga y tú, de bien te recuerdo que es historia pasada- una sonrisa sarcástica se dibujó en el rostro de la azabache, que sin pensarlo dos veces se puso de pie, y con su dedo índice, presionó el pecho del rubio -ahora que lo recuerdo, esa vez yo te di el beneficio de la duda.
-Marinette por favor, podemos dejar todo este rencor a un lado- el ojiverde sujetó la muñeca de la mano que lo señalaba -, por el amor que una vez nos dijimos tener, dejemos de atacarnos.
Marinette se quedó callada, su rencorosa mirada se hablando cuando se quedó fija en los ojos verdes de su ex, que le confirmaban lo arrepentido que estaba. Sus labios luchaban por nombrarlo con aquel mote cariñoso, terminar con ese espacio que los separaba y fundirse en un beso necesitado. Los dos jóvenes se iban acercando poco a poco, saboreando el tan anhelado momento que sería sentir sus labios unidos de nuevo.
Pero un fuerte empujó al pecho del zagal casi hace que el rubio pierda el equilibrio y se cayera.
-No- pronunció con voz quebrada Marinette, no negaba que ama a Adrien, pero doblegarse a sus deseos solo traicionaría su orgullo -, fuiste tú quien lo decidió así.
Adrien iba a responder, pero Marinette fue más rápida escabulléndose por entre los pasillos. El rubio reacciono y de inmediato fue tras ella, pero justo cuando estaba cerca de alcanzarla, la campana de cambio de clase sonó por el lugar y de entre los salones salieron los estudiantes por montones, bloqueando el paso de Adrien y facilitando el escape de Marinette, para frustración del rubio.
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Marinette ingresó a la mansión, aspirando grandes bocanadas de aire por la reciente carrera. Quería abandonarse al llanto, más se obligó a descartar esa opción, porque le urgía ponerse al corriente con sus materias. Se reprendía mentalmente por sentirse mal, por evitar el contacto de los labios del blondo, no sabía ni de dónde había sacado esas fuerzas para empujarlo.
