Era lunes por la tarde y como ya era costumbre me encontraba sentado en un cubículo de la biblioteca haciendo mi mejor esfuerzo por entender algo de los ejercicios de matemáticas que siempre se me habían dificultado. Podría decir que era un día común y corriente, de no ser porque el habitual silencio que solía haber estaba siendo perturbado por el molesto sonido que producía el bolígrafo de Dahyun, mi mejor amiga, contra el libro de estudio. Llevaba por lo menos unos quince minutos haciendo lo mismo y ya me estaba poniendo nervioso, al principio pensé que depronto estaba igual que yo y no entendía los ejercicios de clase, pero cuando subí la mirada en su dirección me di cuenta de que estaba ansiosa por hablar pero no se animaba a interrumpirme. Detuve lo que estaba haciendo y suspiré.
—Vamos, sácalo ¿qué pasó? — le pregunté recostándome sobre el respaldar de la silla.
Dahyun soltó una risa nerviosa que me hizo mirarla con el ceño fruncido. Ella no solía ser del tipo de chica que le daba pena pedir o decir algo, en vez siempre iba al grano y no se andaba con rodeos, por lo que me resultó extraño su comportamiento.
—Verás, como ya sabrás mañana es el día de San Valentín y...
La interrumpí antes de que siguiera hablando porque por un breve momento se me pasó por la cabeza que lo que haría sería confesarme sus sentimientos y terminaríamos en una situación incómoda porque no iba a corresponderle. Aclaro que pensé eso porque se estaba comportando de manera muy extraña por primera vez en nuestros diez años de amistad.
—Si quieres que te acompañe a algún sitio o haga de tu acompañante en alguna cita, olvídalo — fue lo que dije y volví mi atención a los problemas de matemáticas del libro.
Dahyun chasqueó la lengua con molestia y me cerró el libro de estudio de manera brusca. Volví a mirarla y mis ojos se encontraron con una mirada fulminante. Aquello sí era propio de ella.
—Escúchame primero, idiota — practicamente me gruñó, hasta mostró los dientes y todo. Le hice caso cual perrito obediente — Necesito que me hagas un favor.
Tomó su mochila y después de buscar algo en su interior, sacó una caja de galletas junto con un sobre pegado que supuse era una carta o algo por el estilo.
—Hay alguien del equipo de básquet a quien me gustaría dejarle esto en el casillero, pero como ya sabrás no puedo entrar a los vestidores de chicos, así que necesito que tu lo hagas por mí — explicó muy convencida mientras empujaba la caja de galletas en mi dirección.
La miré incrédulo esperando que se riera y confesara que estaba bromeando, pero a la vez me sentí aliviado de que no me estaba confesando su amor por mi.
—¿Es en serio? ¿Te gusta alguien del equipo de básquet? ¿A ti? ¿La persona que siempre anda diciendo que los deportistas no tienen nada en la cabeza? ¿De verdad? Eso si no me lo esperaba — confesé honestamente.
Dahyun rodó los ojos.
—Lo sé, lo sé, no necesito que me cuestiones necesito que me ayudes ¿estamos? — inquirió tendiendome su mano con la intención de sellar una especie de pacto, algo parecido a una pinky promise.
Negué con la cabeza en señal de darme por vencido porque sabía que no le podía llevar la corriente.
—Está bien, pero necesito saber los detalles para no fallar en la misión — dije mientras le estrechaba la mano.
Dicho esto, Dahyun me comentó su plan. Quería dejarle el regalo en el casillero aquella noche pues según me había dicho los del equipo entrenaban aquel día hasta las nueve pasadas, también me dijo que no necesitaba saber quien era la persona que solo dejará el paquete en el casillero 102 y una vez que lo hiciera me fuera, según ella era importante que nadie me viera dejando el regalo. Sería rápido y sencillo, sus palabras no las mías. Claro que yo no estaba tan convencido pero no le lleve la contraria.
ESTÁS LEYENDO
Nuestro error | Fanfic Nomin.
Teen FictionCuando Jaemin ayudó a su mejor amiga a entregarle un regalo por San Valentín a su crush, lo que menos esperó, fue que eso desencadenara una serie de malentendidos que lo terminaron involucrando de manera muy personal con aquel popular chico de aspec...