MARATÓN 3/3.
Aunque le omití lo sucedido a mi mamá cuando llegué a casa, no me salve de la reprimenda que me dio por haber aparecido tan tarde. Logré que no me castigara gracias a Jeno, porque literalmente cuando le dije que estaba con él, su humor cambió y ya no pareció importarle mucho que su único y adorado hijo estuviera por fuera.
Ya era fin de semana, y me alegraba de que el sol hubiera hecho su aparición dándome en toda la cara apenas me desperté. Sabía que era temprano pues mi cuerpo estaba tan acostumbrado al horario de entre semana que realmente me era casi imposible dormir de más un sábado o domingo a menos de que estuviera verdaderamente cansado.
Lo primero que pensé en hacer fue tomar mi celular, pero cuando me estiré en la cama hasta la mesita de noche mi cabeza recordó que no servía dicho aparato. Inmediatamente mi buen humor cambió. Me levanté sin mucho ánimo y salí de mi habitación rumbo a la cocina. Olía a café recién hecho por lo que mi estómago empezó a gruñir del hambre.
Me encontré con mi mamá sentada en la sala frente al televisor. Estaba viendo un programa matutino mientras bebía tranquilamente de su taza.
—Hola Ma — saludé de paso pero no me detuve hasta que llegué al frente de la nevera y la abrí en busca de leche para el café. Odiaba tomarlo puro.
—No me contaste que tal te fue anoche, ni siquiera avisaste que ibas a salir con Jeno — fue lo que dijo ella.
Rodé los ojos mientras tomaba una taza para servirme.
—Solo fuimos a cenar, nada fuera de lo común — respondí sin darle mucha importancia al tema.
—La próxima vez tráelo de nuevo a casa — declaró. Me volví en su dirección con los ojos entrecerrados pero ella solo se encogió de hombros con expresión divertida.
Negué con la cabeza y cuando terminé de servirme el café fui a sentarme a su lado.
—Estaba pensando en buscar un trabajo de medio tiempo para comprarme otro teléfono — comenté distraídamente. Sabía que a mi mamá no le gustaba mucho la idea de que trabajase mientras estudiaba.
Vi de reojo como me miró con cara de pocos amigos.
—Antes de eso, averigua cuánto cuesta la reparación, y si te puedo dar la plata para que lo hagas, luego me pagas — replicó.
Me volví hacia ella con una sonrisa.
—Gracias — estuve a punto de abrazarla pero me alejó.
—Primero bañate que hueles a mono sudado.
Solté una carcajada.
Después de haberle hecho aseo a todo el apartamento y haberme terminado de arreglar, salí de la casa en busca de un lugar bueno y barato para mandar a arreglar el móvil. Me había tomado la molestia de investigar algunos lugares antes de salir así que no iba muy a la deriva. Aproveché también para observar algunos anuncios de empleo por los locales que iba pasando. Encontré un par en cafeterías y otro par en tiendas de ropa, y después de preguntar sólo dos terminaron siendo trabajos de medio tiempo, así que los dejé pendientes en una pequeña anotación en mi cerebro para no olvidarlo. Solo necesitaba llevar una hoja de vida para ver si me contrataban.
Aunque pueda mandar a arreglar el teléfono, considero que tener un ingreso de dinero no está de más, por lo que, sea que consiga restaurarlo o no, me presentaré al trabajo.
Dos horas y media después, y luego de visitar dos de los lugares en mi lista, di con uno mucho más económico que los anteriores. Averigue a detalle todo el proceso a realizar antes de salir de allí contento, porque el costo de la reparación era lo suficientemente accesible como para que mamá me pudiera ayudar con ella.
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Nuestro error | Fanfic Nomin.
Teen FictionCuando Jaemin ayudó a su mejor amiga a entregarle un regalo por San Valentín a su crush, lo que menos esperó, fue que eso desencadenara una serie de malentendidos que lo terminaron involucrando de manera muy personal con aquel popular chico de aspec...