Capítulo 8.

515 92 8
                                    

El viernes por suerte transcurrió de manera tranquila, no interactúe de ninguna manera con Jeno pero era de esperarse gracias a que no compartimos clases y él se la pasa más tiempo entrenando que haciendo otra cosa. Es por eso que por alguna razón el sábado por la tarde me encontré nervioso cuando me miré al espejo. Siendo sincero era la primera vez que iba a asistir a un partido de básquet y teniendo en cuenta que había sido por petición del pelinegro me sentía dudoso de la ropa que había escogido. Era un poco ignorante sobre el tema deportivo de la escuela pero por lo menos estaba seguro de que el color del uniforme del equipo era negro, ahora bien, no sabía con exactitud si estaba bien visto llevar una camiseta de un color tan vibrante como el naranja o era mejor ponerme una camiseta negra, el problema en realidad radicaba en que no tenía ropa negra. Por un momento sopesé en la posibilidad de escribirle a Daehyun pero eso conduciría a una conversación que aún no estaba preparado para tener con ella; por lo que solo resoplé intentando deshacerme de ese desagradable sentimiento de inseguridad y traté de no darle demasiada importancia a algo tan pequeño y estúpido.

Tomé mis llaves, mi celular y por un breve impulso decidí echarme un poco de colonia...porque si, no tenía que haber una razón específica ¿o si?

Salí de mi habitación encontrándome a mi madre con la atención sumergida en la pantalla de su computador. Eché un vistazo de cerca para ver qué estaba haciendo. Fruncí el ceño cuando vi que andaba metiendo información en una hoja de excel.

—Es sábado en la tarde ¿Por qué andas haciendo cosas del trabajo? — cuestioné molesto llamando su atención. Como parecía ser que no me había visto hasta el momento se sobresalto.

—Ay, pero me has asustado, ¿por qué caminas a hurtadillas y andas fisgoneando? — Claro que no podía ser mi madre si no me retaba.

Contuve las ganas de rodar los ojos porque presentí que estaba intentando evitar responder a mi pregunta.

—¿No deberías estar relajándote en tu día libre? — repliqué.

Mi madre me recorrió de pies a cabeza con una ceja enarcada. Es ahí cuando me arrepiento de no haber desaparecido por la puerta cuando tuve la oportunidad y estaba distraída. Ya sabía lo que seguía: las preguntas.

—¿Y tu a donde vas? — se acomodó sobre la silla y se cruzó de brazos. Sabía que estaba juzgándome.

Evadí su mirada y me rasqué la nuca nervioso.

—Espera ¿qué es eso que huelo? ¿Te pusiste la colonia que te regalé para tu cumpleaños? — mamá se puso de pie y me olfateó de manera exagerada. Me aparté apenado porque la verdad es que nunca me he echado colonia de ningún tipo. Ni siquiera sé por qué lo hice.

Si como no, replica mi conciencia.

—Ay ya sé — a mi madre se le iluminó la cara como si hubiera encontrado los secretos del universo. La miré receloso. — Te vas a ver con Jeno.

Ahí ya no pude evitarlo y la sangre se me acumuló en las mejillas. Sentí el rostro muy caliente.

Mamá se rió.

—¿Es una cita? — preguntó. Negué con vehemencia.

—Ni de cerca, ni hoy ni nunca. Solo me invitó a verlo jugar en un partido el día de hoy, nada más — hablé tan rápido que me tropecé con mis propias palabras.

—Ajá, ajá, te he dicho que no digas 'de esta agua no beberé' uno nunca sabe — y me guiñó un ojo.

Negué con la cabeza y me apresuré a la puerta de salida para huir de aquella vergonzosa situación.

—Que te vaya bien, diviértete y no hagas nada que yo no haría — me volteé a verla y ella me lanzó un beso.

Me despedí y salí de allí.

Nuestro error | Fanfic Nomin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora