Capítulo 4.

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El resto del día me sentí extrañamente liberado, fue como si un horrible peso hubiera abandonado mi cuerpo. Ya no estaba asustado por la reacción de Jeno y ahora mi cabeza si se podía concentrar en clase. Por fortuna ya había acabado la última materia del día y solo quedaba el bloque de estudio, aproveché que aún tenía el cuaderno de mate que el pelinegro me había prestado y me puse a repasar los temas vistos.

Tenía que admitir la superioridad de Lee sobre mi. Él era bueno en todo, mientras que yo, solo me esforzaba al máximo para llevarle buenas notas a mi mamá, no era lo mismo, por eso a él si le iba bien en matemáticas y a mi siempre me costaba entenderlas, lo pude suponer por la buena organización de sus apuntes y la forma clara en que resolvía los problemas. Nunca hubiera pensado que él siendo deportista tuviera tan bonita caligrafía.

—Ay, entonces era en serio que le pediste el cuaderno para estudiar — comentó Dahyun cuando llegó nuevamente a su puesto; se había ido al baño hacía un rato atrás.

Como ya era costumbre la miré mal.

—Pues claro que pedí el cuaderno para estudiar, qué más iba a hacer ¿jugar con él? — ironicé.

—No sé amigo, por un momento creí que lo dañarías "accidentalmente" — a eso último le agregó comillas con los dedos. Le golpeé la cabeza con el lapicero.

— ¿Tan mal concepto tienes de mí?

Dahyun me sacó la lengua y se volvió hacía su cuaderno.

Finalmente sonó la campana que indicaba el fin de la jornada, por lo que metí todas las cosas en la maleta a excepción del cuaderno de Jeno; había sido de mucha ayuda para terminar de resolver el taller pendiente de matemáticas que tenía y como estaba agradecido quería devolvérselo.

— Oye ¿Tu sabes si el equipo de basquetbol entrena hoy? — le pregunté a la castaña mientras salíamos del salón.

— ¿Por qué lo preguntas? — inquirió curiosa.

— Quiero devolver esto — le mostré el cuaderno. Me lo arrebató con una sonrisa.

— Ya se lo entrego yo.

La miré con una ceja alzada.

— ¿Y se podría saber por qué? — no quería presionarla ni preguntarle directamente pero esperaba que pudiera decirme que el chico del casillero 102 el cual le gustaba era Jeno.

Dahyun se encogió de hombros.

— Porque me lo dio a mi así que lo mejor sería que yo lo entregara — declaró muy convencida.

Resoplé.

— Creo que podemos hacerlo los dos — sugerí — aparte quiero comprarle una bebida de agradecimiento.

La castaña me miró con extrañeza.

— ¿Desde cuándo eres tan amable con Lee Jeno? ¿No que era tu enemigo público número uno? — parecía que ella nunca iba a soltar eso. Por un momento deseé que ella supiera que yo sabía que le gustaba él para molestarla de vuelta.

Rodé los ojos.

— No tienes ni idea lo mucho que me sirvieron sus apuntes, enemigo o no saque ventaja de él, hay que ser inteligentes Dahyun — rebatí dando dos golpecitos con mi dedo índice en la cabeza.

— Ajá, ajá lo que tu digas.

No tardamos tanto en llegar a la tienda de conveniencia cerca de la escuela. Como no sabía con exactitud qué bebida comprar, porque no tenía ni idea que le podría gustar a Jeno me quedé un buen rato frente a la heladera mirando el interior.

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