Capítulo 7.

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Estaba parado cerca a la puerta de entrada de la escuela esperando pacientemente a que Jeno apareciera. Como usualmente caminaba hasta la parada del bus con Dahyun pensé en mandarle un mensaje avisándole que hoy no tomaría transporte público, pero por suerte ella me escribió primero diciendo que había quedado con sus amigas para ir al centro comercial por lo que me ahorré tener que explicarle que me iba con su crush. Aún necesitaba saber como aclarar eso con ella, de verdad quería preguntarle al respecto pero conociéndola lo negaría todo y evadiría el tema por lo que era mejor dejar que las cosas fluyeran.

Estuve entretenido un rato jugando en el celular hasta que el rugido de una moto hizo que levantara la cabeza. Me sorprendió ver a Jeno detrás de la visera del casco cuando se lo levantó, por como me miraba pude suponer que estaba sonriendo. Lo miré con una ceja arqueada.

—Pensé que la escuela no dejaba entrar motocicletas — comenté genuinamente confundido mientras me acercaba a él.

Hacía ya un tiempo a Dahyun se le había ocurrido venir al colegio en una motoneta, gracias a ello terminó en la oficina del director firmando un compromiso y cumpliendo horas comunitarias, y como no quería tomar bus duró un tiempo manejandose en bicicleta, al final se rindió y volvió a la vida de un estudiante promedio agarrando transporte público.

Jeno se encogió de hombros.

—No lo sé, a mi nunca me han puesto problema — replicó mientras me pasaba otro casco.

—Ah, claro — fue lo único que dije.

Había sido espectador de varios de los problemas en los que se había involucrado Jeno en el pasado, y siempre me fijé en cómo salía libre de todo castigo. Era de esperarse que al estudiante y deportista estrella de la escuela le dejaran hacer lo que quisiera.

Me puse el casco y me monté en la motocicleta.

—Agarrate fuerte porque no me gusta ir despacio — advirtió mientras me tomaba los brazos y los enlazaba sobre su torso.

Me sentí tan fuera de lugar que quise quitar los brazos y cogerme de otro lado pero Jeno no me dejó. Cuando menos lo esperé arrancó la moto como si lo estuviera persiguiendo el diablo y yo me agarré de él como si mi vida dependiera de ello (y en verdad lo hacía).

No noté en que momento Jeno aparcó frente a mi edificio, había estado tan asustado durante el trayecto que había cerrado los ojos y escondido la cabeza sobre su espalda. Podía sentir todos mis músculos tensos y estaba seguro de que si me ponía de pie las piernas me fallarían.

—Oye ¿estás bien? — me preguntó el pelinegro volteandose en mi dirección.

Lo miré de mala gana y enojado me saque el casco.

—Conduces como un desquiciado, en mi vida me vuelvo a montar contigo en una motocicleta — le estrellé el casco sobre el pecho y me bajé como pude. Apenas las piernas me sostuvieron.

Le di la espalda y comencé a caminar hacía el edificio.

—Ey, espera, espera — Jeno llegó al lado mío y me detuvo por el brazo — lo siento si te asusté, la verdad no estoy acostumbrado a llevar a nadie conmigo. No te enojes, por favor.

Lo miré serio, y reparé en que gracias a que se había sacado el casco tenía el cabello todo despeinado. Quise reírme de él pero me contuve.

—Independientemente de si vas acompañado o no, ¡deberías tener cuidado de cómo conduces, puedes accidentarte y la velocidad que vas te puedes matar! — exclamé con preocupación. La verdad es que si pudimos haber muerto los dos por culpa de él.

Jeno pareció recaer en algo porque cambió su expresión a una sonrisa ladeada.

—Ah, estás preocupado por mí — dedujo muy seguro de sí mismo.

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