Cuando recobré la conciencia lo primero que vi fue el techo blanco de la enfermería. Estaba acostado en una de las camillas rodeado por las cortinas blancas que se usaban para dividir la privacidad de cada paciente, todo estaba en silencio por lo que ni traté de llamar a nadie, simplemente me incorporé sentándome sobre la cama. Como si mi cabeza me odiara, los recuerdos de lo sucedido me inundaron, no pude evitar encogerme en mi sitio llevándome las manos a la cara. Estaba avergonzadísimo, quien sabe que clase de comentarios iban a empezar a correr por ahí, tal vez terminaría siendo la burla de todo el mundo. Solté un quejido y me volví a meter debajo de la manta que me cubría. Nunca iba a salir de ahí y cuando lo hiciera nunca iba a volver a la escuela.
Mientras intentaba frenar la crisis existencial que estaba teniendo escuché como la puerta se abrió y unos murmullos se empezaron a oír, parecía que venían en mi dirección pero yo estaba lo suficientemente a gusto debajo de la manta que no me tomé la molestia de echar un vistazo.
La cortina fue corrida de manera brusca.
— ¿Qué? ¿Ya te moriste o hay riesgo de sobrevivir? — fue lo primero que dijo Dahyun apenas agarró la manta y me destapó la cabeza.
Quise mirarla mal pero no pude cuando me di cuenta quien estaba a su lado. Era Jeno.
—¿Estás bien? — preguntó el pelinegro.
La castaña soltó una risa.
—Claro que está bien, pero conociéndolo como lo conozco debe de estar devanándose los sesos pensando en el ridículo que hizo — se burló contestando por mí.
—No me lo recuerdes maldición — gruñí arrebatándole de las manos el pedazo de manta que había cogido.
Me volví a tapar de mal humor y les di la espalda a ambos.
—Vamos no te enojes — replicó Dahyun mientras me zarandeaba.
—No le hagas así, si está mal del estómago lo vas a empeorar más — terció Jeno y cuando lo volteé a ver me di cuenta como la tomaba del brazo para alejarla de mi.
Me fijé como mi amiga evitó fruncir el ceño ante la reacción del otro.
—¿Qué hacen aquí? ¿No deberían estar en clase? — intervine tratando de alivianar el momento extraño que se había creado.
—La enfermera me pidió que saliera a comprar un suero hidratante en la droguería, me encontré con tu amiga cuando venía de vuelta, dijo que quería ver como seguías — explicó Jeno tendiendome la bolsa con la bebida.
Dahyun solo asintió con una sonrisa incómoda. La miré con preocupación antes de aceptar lo que el pelinegro me estaba ofreciendo. Después de todo era el chico que le gustaba, supongo que se estaba sintiendo ignorada y regañada.
— Gracias — dije volviendo la mirada hacía Jeno. Me respondió con una sonrisa amable de boca cerrada.
—Bueno, yo me tengo que ir porque le dije al profesor que iba al baño — anunció mi amiga en general antes de enfocar su atención sobre mí — Tú, tómate el suero y recuperate. No te preocupes por la clase, yo hablo con el profesor tú quédate descansando — finalizó y antes de irse le echó una última mirada a Jeno pero por desgracia a este le había parecido mejor idea abrirme la botella con el suero que ponerle atención. Apenas vi como se marchó cabizbaja.
Mi estómago se sintió pesado de nuevo, pero esta vez porque me sentía terrible por todo lo que significaba haber sido descubierto por Jeno ese día. Le había mentido a ambos, ahora Jeno pensaba que yo gustaba de él lo cual, debo decir, había desencadenado todas las interacciones que habíamos tenido hasta ese momento, y Dahyun no estaba ni enterada de que yo sabía acerca de sus sentimientos por él.
—Tómate esto — el pelinegro interrumpió mis divagaciones.
Asentí y me tomé la bebida de un solo trago.
—Te dije que te mantuvieras saludable — mencionó Jeno con una media sonrisa mientras tomaba asiento sobre un costado de la camilla. — ¿Fue mi culpa? ¿La comida te cayó pesada?
El que pareciera genuinamente preocupado causó que me pusiera extrañamente tímido por lo que fijé mi vista en la botella vacía que aún tenía en las manos.
—No, no fue culpa tuya, desde la mañana me venía sintiendo mal — expliqué jugando con el pico de la botella.
Jeno estiró su mano y también tomó la botella. Como andaba cabizbajo el pelinegro asomó su cabeza por debajo fijando sus ojos en los míos.
—¿No piensas mirarme? — inquirió con una sonrisa burlona.
Lo dudé por un momento porque sinceramente él me intimidaba pero decidí alzar la cabeza pues no pensaba dejar que se riera de mí, por desgracia cuando me moví terminé estrellándome con él. Ambos soltamos un quejido.
—Carajo tienes el cráneo duro — musitó Jeno sobándose la frente con la mano.
—Lo siento — me disculpé imitándolo.
Por un momento hicimos contacto visual y estallamos en carcajadas.
—De verdad siento que Jisung te haya golpeado de esa forma, hablé con él para que se disculpe contigo — informó Jeno después de que paramos de reír.
—No hay problema, no necesito una disculpa — repliqué encogiéndome de hombros.
Si bien me dolía el abdomen por el golpe no quería volver a enfrentarme en mi vida al peliteñido ese. Huir para sobrevivir ese era mi lema.
—¿Vives muy lejos de la escuela? — Cambió de tema.
Lo pensé.
—No es muy lejos, pero si quiero llegar temprano tengo que coger bus —confesé.
El pelinegro asintió.
—¿Tienes quien te acompañe a casa?
Lo miré con los ojos entrecerrados.
—¿Por qué lo preguntas?
Jeno sonrió mientras se pasaba una mano por la nuca.
—Puedo llevarte hoy si quieres, mi entrenador canceló el entrenamiento así que no tengo que quedarme en la escuela después de clases — respondió con un poco de nerviosismo.
—¿Por qué estás siendo tan amable conmigo? — inquirí con verdadera curiosidad.
No estaba seguro de cómo sentirme al respecto, si podía decir que la perspectiva que había tenido de Jeno había dado un cambio radical, ahora me parecía amable y buen tipo, por lo que necesitaba saber la razón por la cual estaba siendo tan condescendiente con la situación.
Jeno esbozó una mueca.
—En realidad no lo sé, al principio de verdad que solo traté de ser comprensivo acerca de tu confesión, pero conforme pasó la semana no dejaba de pensar en ello por lo que decidí tomarme el tiempo de conocerte. Simplemente llamaste mi atención y me gustaría que fuéramos amigos, claro si a ti te parece bien — confesó y como yo estaba pensando en que responder, añadió: — A menos de que pienses que estoy siendo molesto y solo quiero darte falsas ilusiones.
Analicé fijamente su expresión. De verdad parecía que hablaba con honestidad, aun así me parecía extraño que quisiera acercarse a mí sabiendo mis (no) sentimientos hacía él. Me hacía pensar que tenía segundas intenciones al respecto.
—¿Y tú? ¿Quieres darme falsas ilusiones o estás siendo honesto al decir que quieres conocerme? — rebatí mirándolo fijamente para no perderme ningún detalle de su reacción.
Jeno esbozó una sonrisa que mostraba sus bonitos dientes.
—De verdad quiero conocerte — respondió.
Sonreí de vuelta porque en el fondo de mi ser sentí que estaba siendo honesto.
—Entonces seamos amigos — dije yo, porque aunque no lo admitiera en voz alta también quería conocerlo.
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NOTA: El capítulo de esta semana es bastante corto, la semana pasada no pude actualizar por cosas de fuerza mayor llamada se me dañó el computador :( Espero la historia esté siendo de su agrado, gracias por leer.
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Nuestro error | Fanfic Nomin.
Teen FictionCuando Jaemin ayudó a su mejor amiga a entregarle un regalo por San Valentín a su crush, lo que menos esperó, fue que eso desencadenara una serie de malentendidos que lo terminaron involucrando de manera muy personal con aquel popular chico de aspec...