Ya había pasado otra semana y por fin había llegado lo esperado, le
llamaron a Ariana de la empresa donde había hecho su entrevista.
Le acaban de confirmar que se presentara el lunes por la mañana. Pero ahora estaba confundida, no sabia que hacer, pues no quería "dejar sola a Edith" ya se llevaba bastante bien con ella.
Con su jefe, bueno con su jefe las cosas parecían seguir igual, él seguía siendo indiferente con ella.
Pero si no se alejaba solo se haría mas daño, al seguir enamorada de su jefe
¿y si algo malo sucedía?
le contó a Edith esperando un consejo de ella pero solo la miró con desaprobación. Mala idea.
Incluso el señor William ya comenzaba a notar el comportamiento de Edward,
Ariana no quería que se armara un conflicto con su novia ya que lo visitaba seguido, lo mejor era irse.
Esa tarde comieron todos juntos en la sala de juntas de la biblioteca. El señor William estaba sentado sólo en el sillón mas grande, Edward y Ariana en el de dos y Edith en el de un solo asiento.
El señor William se levantó de su asiento satisfecho, se acomodó su traje y le pidió a Edward pasara a su oficina apenas terminara de comer, a lo que éste asintió.
Edith se levantó y se fue directo al baño dejando a Ariana y a Edward solos.
— ¿pasa algo? estas demasiado callada — inquirió Edward.
— no, nada, no pasa nada — respondió sorprendida saliendo de su pensamiento, ni siquiera se había dado cuenta de que ella y Edward estaban solos, estaba muy distraída. Pero más le sorprendió su pregunta tan repentina.
— ¿que ocurre? — Volvió a insistir.
— es solo que... me llamaron de la empresa donde hice la entrevista y no a llegado ninguna secretaria a ocupar mi puesto.
— ¿así que te vas? — Sonó tranquilo.
— no lo sé — contestó con la cabeza baja.
— has lo que quieras — hizo una mueca y se levantó de su asiento sin siquiera terminar de comer.
Ariana estaba intranquila tampoco tenía apetito así que se puso a limpiar la mesa, recogiendo todos los restos de comida.
En ese momento salió Edith del baño preguntando si ya habían terminado de comer.
Ariana solo movió la cabeza asintiendo y siguió limpiando la mesa.
— ¿ocurrió algo? — preguntó preocupada.
— no, no es nada — respondió Ariana mirándola de frente.
Edith no quiso incomodarla así que ya no preguntó más, pensando que quiza Edward le había dicho algo a su compañera.
*****
Ya estando en casa se metió a la ducha, aún estaba pensando en la idea de irse, después de todo era la decisión que ella ya había tomado anteriormente, ya era demasiado el tiempo que estaba cerca de su jefe y si seguía ahí jamás podría olvidarlo.
Salió de bañarse se colocó una bata encima y se fue a la habitación, metió una película en el DVD para ver una película mientras cenaba, odiaba el hecho de que cortaran la programación con tanta publicidad.
Alguien tocó la puerta. Es Edith — pensó Ariana, iba de vez en cuando a mirar películas o a comer con ella y como su casa no quedaba lejos era fácil para ella visitarla los fines de semana.
Abrió la puerta y se sorprendió al ver que no era Edith si no su jefe quien estaba frente a su puerta, que sin pedir permiso se adentró a la casa.
— ¿que hace aquí? — preguntó Ariana sorprendida y molesta, su intromisión no le pareció en lo mínimo ¿que se creía?.
Edward la inspeccionó de pies a cabeza. En ese momento Ariana se dio cuenta que traía la bata con la que había salido del baño, no traía zapatos y el cabello medio enredado y mojado aún, sintió como la sangre llegaba a sus mejillas.
— ¿vas a irte a trabajar a esa empresa? — preguntó sin más. Cerrando la puerta detrás.
— creí que no le importaba — respondió Ariana aún sonrojada, respirando lentamente para controlar su respiración acelerada.
— no te burles de mi, contéstame — dijo él arrinconándola contra la pared, poniendo sus manos contra la misma sin que Ariana pudiera siquiera moverse, empujando todo su cuerpo contra el de ella.
— Ariana se quedó sin aliento al sentir el cuerpo de Edward, haciéndole presión, usaba unos pantalones color negro de vestir y una camisa blanca ajustada, esa camisa que le quedaba tan bien, demonios, si tan solo no fuera tan sexy ese hombre.
Trató de zafarse, por muy guapo o sexy que estuviera no estaba bien dejarlo hacer lo que el quisiera. pero él hacía mas presión, levantó su pierna y sin querer rozó su entrepierna, sintió el bulto sobre su pantalón, señal de su excitación y entre mas trataba de zafarse parecía excitarlo aún más.
— Aún no lo he decidido — contestó nerviosa.
Edward con su mano levantó delicadamente la barbilla de Ariana y pegó sus labios a los de ella. El cuerpo de Ariana reaccionó al instante y se odio por eso.
Sintió los dulces labios del hombre del cual estaba perdidamente enamorada, tal vez era unos de esos sueños de los cuales tenia repetidamente desde aquel viaje. Pero no , era realidad, de verdad la estaba besando, de nuevo. Tan débil, pensó.
Ariana comenzó a relajarse, el beso era suave y exquisito, su lengua hacia de las suyas dentro de su boca, parecía bastante experimentado, Ariana ya estaba relajada y se había zafado del agarre de Edward y comenzó a meter su mano por debajo de la camisa tocando su torso desnudo.
Edward sintió que ella ya no ponía resistencia, la soltó de su agarre comenzó a tocarla lentamente, deslizando sus manos por su espalda sin dejar de besarla, bajó despacio por encima de la ropa llegando hasta su trasero, le dio un fuerte apretón. Ariana se sobresaltó pero lo dejo continuar.
La tomó de la mano y la llevó directamente a su cama, la empujó con su cuerpo cayendo encima de ella y volvió a besarla como si jamás lo hubiera hecho, dulce pero con desesperación.
Se separaron un momento, Edward se sacó la camisa quedando semidesnudo y volvió a inclinarse para volver a besarla, sus miradas se encontraron, pero no hablaron, Edward comenzó a besar su cuello quitando poco a poco la bata, recorriendo cada espacio de su piel, jaló los amarres de la bata sin dejar de besarla dejando descubierto su perfecto cuerpo desnudo.
Ariana volvió a sonrojarse y desvió su mirada. A pesar de que había poca luz se sentía un poco avergonzada ¿que pasaba con ella? ¿a donde se había ido todo el rencor que sentía por él?.
No dejaba de tocar su torso desnudo, ese hombre la estaba excitando mucho, mordió su oreja y empujó su rostro contra su cuello al tiempo que desabotonaba su pantalón, para luego meter su mano lentamente dentro de su bóxer encontrando su miembro despierto.
comenzó a masajearlo suavemente, jamás había tocado a un hombre, estaba muy nerviosa, Edward soltó un gemido y sus miradas volvieron a encontrarse.
Edward fue bajando sus labios húmedos por todo el estómago hasta llegar al sexo de Ariana y metió un dedo comenzando a estimularle Ariana se estremeció sintió un cosquilleo recorrerle todo el cuerpo y gimió
Edward estaba tan excitado como abrumado, aún más escuchando esos gemidos, sintiendo las suaves manos de ariana sobre su miembro, estaba a punto de explotar. Se acomodó para entrar en ella. Cuando estaba a punto de penetrarla Ariana lo detuvo con sus manos.
Edward la observó expectante — ¿que sucede? — preguntó.
— No traes protección — dijo ella, sus ojos claros vidriosos por la excitación.
—
— Claro que sí — Edward buscó en sus pantalones y sacó un condón, Ariana lo miró ceñuda.
— No lo hice con ninguna intención ¡de verdad! — él se refería a que el condón en sus pantalones no quería decir que el venia estrictamente a tener sexo con ella.
Ariana lo miró con extrañeza. quería gritarle que si esta vez no iba a olvidarlo, pero de su boca no salían palabras. Lo dejó pasar, ambos estaban tan excitados que no quería detenerlo.
Edward volvió a besarla, colocó su miembro entre sus piernas y la penetró despacio, quería disfrutar de ese momento estando sobrio, sin ningún rastro de alcohol en su cuerpo.
La vez pasada no la recordaba bien y por lo que recordaba había sido algo rápido y sin modo, quería recompensar eso.
Ariana comenzaba a mover sus caderas mientras él la acomodaba para que sus penetraciones fueran mas profundas. Sus dedos se clavaban en la espalda de Edward y mordisqueaba su hombro mientras soltaba profundos gemidos. estaban llegando al clímax.
Comenzaron a moverse un poco mas rápido, sus embestidas se hacían mas fuertes, se escuchaban solo sus gemidos en la habitación . Ambos llegaron al fin al orgasmo y terminaron juntos.
Edward colocó su cabeza en su hombro — eres exquisita — le dijo al oído — y también hermosa.
Exhausto salió lentamente de ella, después se dio la vuelta y cayó tumbado a su lado.
Ambos se quedaron en silencio por un momento, Ariana no sabia que decir, estaba un poco apenada todavía, no podía creer lo que le acababa de decir y sobrio. Y el hecho de que había vuelto a tener sexo con su jefe.
Porque era precisamente eso, sexo, no podía llamarlo de otra forma, después de todo él pronto se casaría con su novia.
— Dime, ¿de verdad piensas irte? — al fin rompió el silencio.
— ya le dije que aún no lo sé.
—¿ni siquiera yo soy una razón para quedarte? — volvió a besarla.
Se separaron nuevamente, quedando sus miradas encontradas.
— tú eres la razón por la que me voy — dijo casi en un susurro — creí que pronto te casarías con tu novia.
Edward desvío la mirada y después se levantó quedando sentado.
— terminé con ella — dijo sin voltear a verle.
— ¿que? — dijo Ariana levantándose para quedar a su altura.
— he dicho que terminé con ella — esta vez la miró de frente.
— ¿y tus planes de boda?
— hoy hablé con papá y a quedado arreglado.
— ¿porque ya no vas a casarte? — quiso saber.
— ¿tú porque crees? — se volvió a dejar caer en la cama y tapó sus ojos con sus manos.
— no, no tengo idea — masculló, ella en realidad no sabia porque Edward podía terminar su relación.
— tksss — chasqueó su lengua — por quien más — respondió sonrojado.
— ¿estas sonrojado? — se le delineó una sonrisa
— cállate — sonrió él.
Era la primera vez que miraba así a su jefe sonriendo y mas aún, sonrojado,
en ese momento se sintió mas que feliz.
— aún no me has respondido — dijo él bajando sus manos.
Ariana suspiró — no, no voy a irme — que rápido la había hecho desistir este tipo. ¿Que era? ¿con solo eso la había convencido?¿así de fácil había caído?, pensó ella.
— ya es tarde, debería irme, ya comenzó a llover.
— ¿te gustaría quedarte a cenar? — Preguntó Ariana sin pensarlo, solo salió de su boca, aunque no se arrepintió.
Edward aceptó enseguida, ese día no había comido bien y peor aún no había cenado nada. Estaba exhausto y hambriento.
Ariana se levantó se puso la bata y se fue a la cocina mientras Edward se quedó solo en bóxer, se acomodó en la cama con toda confianza y prendió el televisor.
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ME ENAMORÉ DE MI JEFE ( CORREGIDA)
RomanceAriana es una chica de 25 años. Trabajadora y muy responsable Un día cierra la empresa en la que trabajó durante tanto tiempo y se ve forzada a buscar un nuevo empleo. Ahí conoce al frío de su jefe, cuyo hombre tiene constantes cambios de humor. Sin...