capítulo 22

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Ya encontrándose mejor por la mañana. Ariana y Edith bajaron a desayunar a la cocina.
El padre de Ariana no trabajaba los domingos. así que ese día lo pasaría en casa, su madre tampoco abría la tienda para pasar el día con su esposo y dedicarlo a él , ambos estaban muy contentos de ver a Edith en casa.
Ariana había estado muy desanimada durante la semana y le hacía falta alguien con quien platicar. No es que no platicara con su madre o con Nadia, pero con Edith se miraba mas animada.
— ¿no se te dificultó venir hasta aquí verdad querida? — dijo la señora Mel. Su nombre era Meredith pero todos la llamaban Mel — Se dirigió a Edith.
— no , ya una vez Ari me había comentado donde vivían, y si usted no hubiese ido por mi a la estación, tal vez ahora me encontraría perdida — Le contestó Edith con una gran sonrisa.
— me lo hubieras pedido a mi mamá ¡yo hubiera ido a recogerla! —intervino Ariana sonriendo.
— quería que fuera una sorpresa para ti — le devolvió la sonrisa.
Por un rato siguió la platica, la madre y el papá de Ariana le cuestionaban a Edith sobre sus padres .
Ellos vivían en la misma ciudad que los padres de Ariana, solo que Edith no los visitaba muy seguido, la ultima vez que los visitó no quedaron en buenos términos y por esa razón su hermana y ella los visitaban poco.
Los padres de Ariana no preguntaron mas, pues se dieron cuenta que le resultaba incómodo el mencionarlos.
— ¿ya entregaste el auto? — preguntó Ariana una vez acostadas en la habitación.
— no aun no, pero no quise conducirlo hasta aquí.
— ¿y como están las cosas las cosas en la oficina? ¿ tienes mucho trabajo?
— ya sabes, de aquí para allá, de arriba para abajo, llevando a firmar papeles, sacando copias, vueltas al banco, lo de siempre — soltó un suspiro.
Aveces podía estar muy tranquilo pero otras veces era bastante agotador, aún con las dos secretarias.
— por cierto ¿tú tomaste mi celular? Recuerdo haberlo dejado junto a la cafetera.
— no, el lunes que llegué el señor Edward ya estaba ahí. Tal vez él... — ambas voltearon a verse, se dieron cuenta al instante, no hacia falta preguntar mas. Edward era el único que podía haberlo tomado. El señor William lo habría entregado enseguida.
— el miércoles salió a los Ángeles — Edith lo dijo esperando que el hablar de Edward ya no le afectara tanto, miró a Ariana para ver su reacción, pero ella se miraba tranquila, o eso aparentaba.
— tal vez sea mejor comprar otro ¿no lo crees? — Preguntó Ariana con una sonrisa falsa.
— sí, tal vez — respondió Edith sin prestar mucha atención.
— ¿que es eso que se ve por allá? — preguntó.
— están celebrando las fiestas en la ciudad y como en este pueblo abandonado hay mucho espacio traen todos los juegos mecánicos aquí.
— podríamos ir un rato. Solo a mirar, tengo que irme hoy mismo por la tarde y por lo menos me gustaría distraerte un poco.
Ariana la miró desganada haciendo una mueca — esta bien — le dijo resignada, conocía a la perfección a Edith. No iba a dejarla en paz si no lograba su objetivo.
— por cierto Samantha a querido venir a verte, aunque no le di ninguna información, me daba la impresión que queria informarle a Edward.
— pero luego que él se fuera a los Ángeles, pensé que no tenia sentido, de todos modos él no vendría hasta acá ¿o si?.
— no, no lo creo — respondió — su voz sonó mas decepcionada de lo que ella hubiese querido.
— entonces ¿puedo decirle que estas aquí? Ella solo quiere que celebremos tu cumpleaños, tampoco le agradó la idea de la boda.
Ariana se quedó en silencio, que mas daba la opinión de Samantha,
— si claro que puede venir — dijo al fin — tal vez no la vuelva a ver, después de mi cumpleaños podría buscar un nuevo empleo.
— ¿de verdad? ¿no piensas volver? — preguntó Edith angustiada.
— que esperabas Edith, no puedo regresar a trabajar con Edward, menos después de que se case, me imagino que fue a los Ángeles a preparar todo y hablar con los padres de su novia ¿no? Su padre es el socio del señor Cloete. El mismo que entró a la biblioteca.
Edith no tuvo mas remedio que quedarse en silencio y asentir.
Era obvio que Ariana no iba a volver por mas que insistiera, y con justa razón, aún así dolía.
Se metieron a la ducha y se arreglaron un poco, Edith miró a Ariana con cara de pocos amigos pues la ropa que se había llevado no le combinaban en lo absoluto.
Ariana solo se defendió diciendo que era de noche y lo único que quería era salir del lugar aquella noche.
Salieron los cuatro a disfrutar de la kermes, estaba lleno de gente a pesar de que estaban alejados de la ciudad y aun era temprano, lo mejor era por la noche cuando los juegos mecánicos comenzaban a funcionar.
Juegos de canicas. Tiros a los globos, apuntar con un rifle a unos muñequitos de metal. Todo un gran alboroto, gente gritando por aquí y por allá, Ariana y Edith comieron hasta mas no poder. Los tamales, los buñuelos, estaban bastante deliciosos.
Además de unas gorditas de horno que su madre les ofreció. Sin mencionar su vaso de agua que aún traían en la mano.
Ariana por un momento se había olvidado de todo gracias a Edith, vaya que le había hecho falta estos días, sin ella se sentía mas fuerte la soledad, por eso tenía que aprovechar eso.
Edith tendría que regresar esa misma tarde a la ciudad, al trabajo y ella tendría que buscar un nuevo empleo, talvez no se verían en mucho tiempo, y ella sin celular, tendría que esperar a comprar otro, no iba a desperdiciar el poco dinero que había juntado, primero tenia que tener un trabajo seguro.
— ¡hola Ariana!, ¡tanto tiempo sin verte! — escuchó la voz de un hombre a sus espaldas, ambas voltearon sorprendidas.

ME ENAMORÉ DE MI JEFE ( CORREGIDA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora