Te protegeré nii-san [Kimetsu no yaiba]

9. El temor de acabar una vida

Su padre siempre les advirtió de no salir de noche, que habían personas malas en el mundo, además tenía la extraña costumbre de cada noche colgar en los arboles incienso de glicinas, este siempre les dijo de nunca olvidar de colgarlas, que los protegería, de los espíritus malignos.

Una noche Yuichiro y Muichiro salieron a pasear, pues sus padres dormían, era una bella noche, y llevaban las glicinas consigo, eran apenas unos niños de 6 años.

—Nii-san, mira la luna, es hermosa—dijo Muichiro admirando la luna.

—Muichiro, creo que ya debemos regresar, nos alejamos mucho de la casa— dijo asustado Yuichiro, Muichiro sin embargo, era muy distraído para cosas de peligro.

—Nii-san ¡nii-san! mira un conejo —dijo apuntando a una sombra, ambos fueron a verlo y si era un conejo, pero un conejo muerto.

—Mui... ya debemos irnos, ahora —dijo mas asustado Yuichiro.

—Nii-san, este conejo aun no esta muerto, se siente sus pulsaciones— habló Muichiro, Yuichiro se limitó a reír.

—Mui... ese conejo esta a metros de ti, ¿Cómo puedes saber eso?

—Lo presiento, lo veo.—dijo antes de que su hermano mayor lo jalase para que se dirigieran a la casa, el problema, es que se habían perdido.

—¡NO! ¿Dónde esta la casa, despareció?— estaba desesperado Yuichiro mientras que Muichiro miraba a las pocas nubes de arriba.

—¿Qué forma tenía esa nube? ¿Cómo se llamaba?

—¡MUICHIRO VAMONOS! La nube no te va a responder— dijo

—Yui ¡Atrás de ti!

—¡¿QUE?!.—gritó Yuichiro, pero segundos después fue atrapado por un alto señor— ¡HEY SUELTEME!—le exigió Yuichiro.

—Cállense, díganme sus nombres ahora mismo, 

—NO TENGO QUE DECIRTE NADA ¡BAJAME! —le siguió gritando asustado Yuichiro— ¡MUICHIRO!.

Muichiro estaba petrificado, veía como su hermano era golpeado para que se tranquilizase, luego el hombre volteó hacia el y cuando lo iba a tomar este se apartó de un salto.

—Niño, mejor quédate tranquilo, solo debo saber sus nombre, o si no mi vida corre peligro ¿Son de la familia Tokito?— pregunto el hombre, que si lo observabas de cerca, se veía que estaba asustado, nervioso lo cual le estaba volviendo loco. —Díganme que ¿lo son o no? o si no tu hermanito sufrirá las consecuencias,— dijo mientras agarraba una lanza y amenazaba con golpear al hermano mayor, el cual lloraba.

—S- si— dijo tartamudeando. Aunque por dentro sentía un poco de ira.

—Entonces... perdonen, que me los tengo que llevar, hay un señor que quiere verlos, y será mejor que no se resistan, que es el diablo mismo, los llevo buscando mucho tiempo.— dijo el hombre, refiriéndose mas especifico a un demonio, al segundo más fuerte.