Te protegeré nii-san [Kimetsu no yaiba]

24. Calma antes de la tormenta

Advertencia:

Esta historia puede ser cómica pero tiene también momentos sangrientos además de unos momentos depresivos, si eres sensible a este tipo de historias, ¡No lo leas!. 

Que un mal manejo podría eliminar mi cuenta y de paso esta historia, por favor, este es un aviso importante.

- Me alegro de que no hayan regresado terriblemente mortales después de la batalla contra una ex luna inferior pero, esto es extraño - Añadió la Kocho menor al ver las consecuencias de la batalla, un Rengoku emocionado por sus cambios, un Tomioka intentando aguantar una sonrisa tanto que le dolía las muelas, y finalmente un Tokito sonrojado por los comentarios inocentes de el pilar de la llama.

- Solo dinos como hacer que esto *fufu* acabe -Dijo Tomioka viendo como Rengoku cambiaba tanto que a veces sus formas eran de híbridos, causándole risa.

- No se preocupen por eso, déjenme sacarles una muestra de sangre y veré que puedo hacer -. mencionó Shinobu para sacar una jeringa y acercándose a el pilar del agua y sacarle una muestra de sangre - Que alguien calme a Rengoku, que así no le puedo sacar sangre -.les pidió al ver como Rengoku cambiaba un montón de veces (como Maui de Moana).

- Yo lo hago -Tomioka le dio una leve palmada en la espalda con lo cual Rengoku se convirtió en un peluche - Ahora Kocho - la mencionada se dio una palmada facial.

- Tomioka-san , ¡es un peluche! ¡No tiene sangre!  -Tomioka palideció ante las palabras de la chica.

- Oh, perdón -Arrojó al pilar de la llama al suelo y cambió a su forma humana.

- Por eso todo el mundo te odia - dicho esto le tomó  por fin una muestra de sangre -. Ahora tú, tu brazo -Muichiro se remangó la manga y sintió el pequeño picotazo de un mosquito - Ya está, les recomiendo que se queden un tiempo aquí, o que al menos no vallan a misiones, al parecer un solo golpe puede transformarlos en algo que les podría perjudicar.

Después de los dicho, Shinobu Kocho se fue, dejando a los tres jóvenes algo molestos por no poder salir de la finca hasta tener una cura.

- ¡QUE MAL QUE NOS TENGAMOS QUE QUEDAR AQUÍ! -repitió Rengoku, no tardó mucho para que alguien tocara la puerta de nuevo y entraron las tres niñas de la finca con bandejas de comida.

- ¡Buenos días! -Saludaron al unísono las tres niñas, a cada uno le dio un sakuramochi y dango.

- ¡GRACIAS! -Rengoku tomó  unos dangos y un sakuramochi.

- ¡UMAI! ¡UMAI UMAI UMAI UMAI! 

- Mis oídos -se quejó Tomioka mientras daba un mordisco.

- ¡NO TE PROCUPES GIYUU! ¡INTENTARÉ HABLAR MÁS BAJO!