Capítulo V

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POV ARIADNA

-Pues ahora vamos a estar más cerca de vosotros.- Dijo la morena a ese tal Ferrán.

Al poco tiempo nos trajeron los platos y empezamos a cenar ante la atenta mirada de los chicos de nuestra mesa. No era capaz de descifrar qué significaban esas expresiones, pero me intimidaban, por suerte acabaron rápido de cenar.

-Pedri, Ferrán, ¿unos FIFAS?- Dijo un tal Marcos, ambos asintieron y se fueron a jugar a la consola, dejándonos en la mesa con Pau y un chico de gafas, Eric creo que se llama.

-Entonces, ¿podemos llamaros a cualquier hora del mundo para echar un polvo?- Dijo el de ojos azules.

-Dicho de mala forma, pero sí, ese es nuestro trabajo.-Contesté.

-¿No se os hace incómodo?, ya sabéis, follar a veintitrés desconocidos que lo único que quieren es desfogarse con la que sea.- Dijo ahora el gafotas.

-Sí y no, al final nuestro trabajo también era raro a cojones, nos pasábamos todas las noches moviendo el culo para cuatro salidos que nos tiraban billetes.- La morena dijo sin trapujos.

-Ari, ¿podemos hablar un rato?- Dijo el de ojos claros.

-Claro, vamos.

Me levanté junto a Pau para dirigirnos a su habitación, que por suerte no estaba muy lejos.

-¿De qué va esto?- Dijo sentándose en el borde de su cama.

- ¿Cómo?- Pregunté confundida.

-Ya sabes, en la discoteca tú y yo casi... Y ahora me estás diciendo que de cierto modo vas a trabajar en eso.

-Sé que es raro, hasta hace un par de días yo no sabía nada, y aunque no lo creas, también ha sido difícil asimilarlo.- Dije cruzando mis brazos.

-Ya me lo imagino...- Se pasó sus manos por su nuca nervioso.- Entonces, ¿Te liaste conmigo porque era tu trabajo?

Ya lo había soltado, esto era lo que realmente le importaba de esta situación, si su "lio de una noche" fue también parte de esta oferta de trabajo.

-No Pau, me lié contigo porque quise y porque me apeteció en ese momento, luego vino todo el marrón de este trabajo.- Me estaba cabreando.

-¿Hubieras follado conmigo?

-Pau, ¿qué coño te pasa?- Dije alzando mi voz.- ¿Qué no entiendes de "Me lié contigo porque quise"? Pues sí, hubiera follado contigo, y ahora por contrato puedes pedírmelo todas las veces que quieras, ya está.- Crucé mis brazos a lo que él suspiró pesadamente.- Entiendo que estés hecho un lio y que no entiendas de qué va esto, ni yo lo entiendo si te soy sincera, pero vamos a tener que vernos las caras por un mes, vamos a intentar facilitar las cosas, por favor.

Salí de su cuarto hacia el mío.

POV EVA

Una vez Ari y Pau se fueron, yo me quedé en la mesa con Eric, el cual fue muy amable conmigo.

Ahora ambos estábamos intentando guardar todos los contactos de los futbolistas en mi teléfono, para que sea más fácil identificarlos.

-Este es Aymeric, pero puedes llamarle Ayme.- Dijo señalando la foto de perfil del chico.

-No sé qué habría hecho sin ti, son demasiados números de teléfono.- Reí.

-La gente pagaría por lo que tienes tú en ese teléfono.- Asentí.- Y puede que por tu nuevo trabajo también.- Me miró por encima de esas gafas negras.

-No me lo recuerdes, aún lo estoy digiriendo.- Bajé mi vista a mi teléfono.- Pero sí, supongo que muchas quisieran estar donde estamos Ari y yo ahora mismo.

Sin quererlo, una cosa llevó a la otra y ahora me encontraba en el ascensor de camino a la tercera planta, mientras Eric atacaba mi cuello sin compasión.

Una vez llegamos, cogió mi mano y me llevó a la habitación más próxima, la cual supuse que era la suya. Abrió la puerta rápidamente y volvió a atacar mis labios.

Fueron pocos los segundos en los que pasamos de comernos en la entrada de la habitación a estar prácticamente desnudos encima de la cama.

-¿Estás segura de esto?- Asentí frenéticamente.

No sé si eran las hormonas, el momento, él o el calentón que llevaba encima, pero necesitaba que me lo hiciera ya.

Acabamos exhaustos después de un par de orgasmos, pero había merecido totalmente la pena. ¿Quién me iba a decir que este chico con la apariencia más adorable y buena del mundo iba a follarme de esta forma?

Entré en su ducha mientras él descansaba plácidamente en su cama.

El agua caliente recorría mi cuerpo pero mi mente no parecía estar centrada en eso. Aún estaba digiriendo dónde estaba y lo que acababa de pasar.

¿Podría llegar a acostumbrarme a esto?

LUJURIA/ Marcos Llorente y Eric GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora